La
prescripción farmacéutica se ha vuelto uno de los factores más contaminantes del ámbito de la Medicina, ya que
supone entre el 65 y el 90 por ciento de la huella de carbono generada en Atención Primaria. Esto ha puesto en el punto de mira al
sobreúso de fármacos como los
inhaladores presurizados, que generan altas tasas de polución, y que cuentan con
alternativas limpias disponibles con un coste mínimo, cuyo uso se debe fomentar en el mercado.
Según los datos del estudio ‘Práctica general, sostenible y respetuosa con el medio ambiente’, elaborado por
British Medical Association (BMA), la
prescripción de productos farmacéuticos es e
l segundo factor que más contribuye a la
huella de carbono en el sistema sanitario. Los datos sitúan a los
inhaladores presurizados como un objetivo específico a la hora de
reducir emisiones.
Los inhaladores en polvo seco, la opción más ecológica
En concreto, se alienta a los médicos y a los pacientes a utilizar, siempre que sea clínicamente apropiado,
inhaladores de polvo seco como una
alternativa más ecológica, ya que, según se indica, “son considerablemente
mejores para el medio ambiente”.
Según se indica en el texto, una reducción del
50 por ciento en la
huella de carbono de los inhaladores equivale al ahorro de un cuatro por ciento del total de carbono necesario para que los sistemas de salud cumplan con el objetivo de
reducción de carbono para 2030, en línea con la política de la Alianza para la Salud del Reino Unido de 2019, que persigue la neutralidad de carbono para ese año.
Para fomentar el
uso de inhaladores en polvo seco, el
Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención (NICE, por sus siglas en inglés) ha elaborado una
guía que sirve como ayuda para la toma de
decisiones del paciente.
Por su parte, el
Colegio Real de Médicos Generales (RCGP) junto a su asesor climático está trabajando en el desarrollo de estudios que sirvan como
ayuda a los médicos para que consideren el cambio a este tipo de inhaladores junto a sus pacientes.
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