Andrew Witty, consejero delegado de GSK.
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Redacción. Madrid
La multinacional farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) ha anunciado que ofatumumab, un fármaco ya aprobado para el tratamiento de la leucemia linfática, no ha cumplido los objetivos de tratamiento en la nueva indicación para la que se estaba desarrollando, el linfoma de células B.
El producto, comercializado como Arzerra y cuyos derechos comparte con la biotecnológica , en combinación con la quimioterapia no pudo superar los resultados del estándar de tratamiento, rituxan con quimioterapia, en supervivencia libre de progresión en pacientes con recaída del linfoma de células B, la forma más común de un linfoma no-Hodgkin.
Esta carencia de diferencias se comprobó en un ensayo de fase III con 447 pacientes, que tampoco mostró diferencias en los eventos adversos provocados por los tratamientos.
Este hecho ha provocado el disgusto de la cúpula de la compañía, según ha expresado Rafael Amado, director de I+D de Oncología. Y es que este es el segundo tropiezo en materia de medicamentos en desarrollo de GSK en dos meses. El anterior fue con darapladib, una molécula que tampoco había cumplido sus objetivos en un ensayo de fase III para el tratamiento de la dolencia cardiaca crónica y por la que la multinacional británica compró en 2012 la compañía Human Genome por 3.600 millones de dólares, más de 2,611 millones de euros, operación que todavía no está teniendo resultados positivos tangibles en sus cuentas.
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