El riesgo cardiovascular asociado a sitagliptina, descartado

Eduardo Ortega Socorro. Madrid
Las dudas que hace unos años surgieron alrededor de las glitazonas y su seguridad cardiovascular han provocado que los reguladores reclamen amplios estudios sobre la posible incidencia perjudicial en el corazón que pueden tener los nuevos antidiabéticos.

Juan Francisco Merino Torres, Esteban Jodar y Xavier García-Moll.

En este caso, el inhibidor de la DPP-4, sitagliptina (Januvia), de MSD, ya ha demostrado que no existe este riesgo. Y lo ha hecho mediante un estudio realizado en más de 14.000 sujetos, en el que se ha probado que este fármaco sumado a la terapia habitual “no aumenta el nivel de eventos cardiovasculares, es neutro”, afirma Esteban Jodar, jefe de servicio de Endocrinología y Nutrición de los hospitales universitarios de Quirón Madrid. “Esto supone una gran ventaja, sobre en todo en Atención Primaria”. 

De hecho, el estudio, catalogado como Tecos, también demuestra que sitagliptina “también hace que el paciente tarde más en requerir otro antidiabético o insulina”. Asimismo, Jodar asegura que el producto “previene o retrasa la progresión de la ceguera o los problemas renales provocados por la diabetes”. Asimismo habla de evidencias en neuroprotección, pero no están probadas.

Todo buenas noticas, según Xavier García-Moll, jefe de hospitalización del Servicio de Cardiología del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau. “No hay riesgo de hipoglucemia, tampoco de cardiopatía ni de insuficiencia cardíaca. Por tanto tengo un fármaco en el primer escalón que es metformina y luego puedo usar sin problema sitagliptina”.

Sin embargo, ambos profesionales han llamado a advertir sobre el crecimiento de la diabetes y de sus efectos en el ámbito cardiovascular. Y ambos avisan de que esta enfermedad amenaza con ser “una epidemia que ponga en riesgo la supervivencia de los sistemas sanitarios”.