Marina Díaz Marsá, Jefa De Sección del Hospital Clínico San Carlos y Presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid.
15 dic. 2021 9:00H
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Depresión y ansiedad comparten síntomas, bases neurobiológicas y factores etiológicos, lo que dificulta su diagnóstico diferencial y el abordaje conjunto cuando cursan de forma comórbida. De esta comorbilidad tan frecuente, que casi representa la norma, se ha debatido en el último Congreso Nacional de Psiquiatría, de la mano de Marina Díaz Marsá, Jefa De Sección del Hospital Clínico San Carlos y Presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, Víctor Pérez Sola, Director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Parc de Salut Mar (Barcelona), Director del Grupo de Investigación en Salud Mental del IMIM y profesor titular de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Rosa Molina Ruiz, psiquiatra en el Centro de Salud Mental. Hospital Universitario Fundación Alcorcón, y Presidenta de la Sección de Neurociencia Clínica de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, en un simposio organizado por Lundbeck.
Trastornos diferentes con elevada comorbilidad entre ellos
Los expertos coinciden al afirmar que la depresión y la ansiedad son trastornos psiquiátricos diferentes, pero con frecuencia se manifiesten juntos. No en vano, la ansiedad puede presentarse como un síntoma de la depresión clínica. De hecho, más de la mitad de los pacientes con depresión tienen ansiedad, tal y como ha puesto de manifiesto Díaz Marsá durante su intervención, para a continuación destacar que también es posible que una depresión se desencadene a causa de un trastorno de ansiedad, como en el caso del trastorno de ansiedad generalizada.
Pérez Sola, además de incidir también en esta elevada comorbilidad, apunta a que tras la crisis provocada por la pandemia del coronavirus Covid-19, es previsible que asistamos a un incremento de las enfermedades mentales, concretamente a mayor frecuencia de ansiedad y depresión y, también, a fobias o a trastornos por abuso de sustancias.
Causa de sufrimiento
La ansiedad se puede experimentar de manera diferente. Mientras unas personas sufren crisis agudas de angustia por sus pensamientos catastróficos, otras experimentan los síntomas ansiosos en situaciones sociales, y hay quienes tienen una preocupación y ansiedad excesiva, irracional y persistente, explican los especialistas. Por eso, los trastornos de ansiedad causan mucho sufrimiento, y son uno de los motivos más frecuentes de consulta.
Y, como se ha comentado, la principal causa de comorbilidad de la depresión es el trastorno de ansiedad generalizada, que hace que la depresión sea más grave, los cuadros se puedan cronificar y, por tanto, ofrezca un peor pronóstico. Por eso, los profesionales reunidos en el simposio han recalcado la importancia de tener en cuenta esta comorbilidad, máxime cuando la mayoría de los pacientes no busca ayuda profesional y quienes lo hacen, no reciben el tratamiento adecuado en la mitad de los casos.
Atención Primaria y Especializada
La depresión y la ansiedad son patologías muy prevalentes en la atención primaria, que requieren de un adecuado abordaje para evitar su cronicidad. La presidenta de la Sociedad Madrileña de Psiquiatría estima entre el 20 y el 50% los casos que se derivan desde AP a la atención especializada, fundamentalmente trastornos de ansiedad, depresión y trastornos adaptativos, seguidos por los de conducta alimentaria y trastornos de personalidad.
Y es que el problema de salud mental más frecuente es la ansiedad, que afecta a aproximadamente al 6,7% de la población, fundamentalmente a mujeres, cifra que llegaría hasta el 10% si se consideraran también los signos y síntomas de ansiedad. El trastorno depresivo, por su parte, aparece en un 4,1% de la población, con el doble de prevalencia en mujeres, y el abordaje adecuado es importante para evitar un deterioro de la funcionalidad, por lo que los expertos insisten en la importancia del diagnóstico precoz, tratamiento personalizado y derivación al especialista en los casos necesario.
Jóvenes, ancianos y mujeres, poblaciones vulnerables
Existen poblaciones especiales como los adolescentes, ancianos o mujeres, donde debe hacerse un diagnóstico precoz para el correcto manejo de la depresión junto con ansiedad, y donde es necesario plantearse cuál es el tratamiento más adecuado para esta doble condición. Como explica Díaz Marsá, más que una forma especial de abordaje lo que se requiere es una especial identificación y tener en cuenta las consecuencias en estos grupos de población.
Así, en los adolescentes se puede producir una ruptura biográfica importante, y muchas veces los síntomas son más atípicos, como la insatisfacción corporal, conductas de control de peso, tendencia al aislamiento, irritabilidad o dificultades académicas, sintomatología habitual y que cursa, a menudo, con una mayor adicción o abuso de las redes sociales.
Otra de las poblaciones importantes son los ancianos, donde la depresión asociada a la ansiedad es habitual. La inquietud psicomotriz y la trascendencia de la ansiedad en esta población es claramente significativa. Además, la depresión asociada a la ansiedad en ancianos es claramente más grave y se asocia a un mayor riesgo de suicidio. Teniendo en cuenta el aislamiento y la soledad de gran parte esta población, es importante su abordaje, reconocen los especialistas.
La mujer, por otro lado, presenta claramente el doble de prevalencia de depresión que el hombre, lo que está asociado al ciclo reproductivo. Hay periodos de la vida de la mujer como el posparto, perimenopausia y menopausia donde el riesgo de depresión es claramente significativo y deben considerarse estos factores hormonales para elegir el tratamiento adecuado en determinados momentos del ciclo reproductivo.
Tratamiento de elección para una remisión completa
El tratamiento con inhibidores selectivos de recaptación de la serotonina, los antidepresivos duales o antidepresivos como la vortioxetina, asociados a un tratamiento psicoterapéutico adecuado, son el tratamiento de elección para la depresión y ansiedad que cursan de forma conjunta, según los especialistas.
Además, recuerdan que es necesario conseguir la remisión completa de la sintomatología que permita una adecuada calidad de vida, no simplemente una reducción en las escalas que evalúan los síntomas. Así mismo, creen fundamental tener en cuenta no solo el abordaje inicial sino el tratamiento mantenido a largo plazo, ya que estos tratamientos necesitan, al menos, seis meses o un año, y las personas con estas enfermedades deben entender la importancia del mantenimiento del tratamiento. Su interrupción puede llevar a la reagudización y a la cronificación de la sintomatología.
Pandemia y su papel en casos de depresión y ansiedad
La pandemia por Covid-19 ha traído nuevos estresores que pueden favorecer la aparición de depresión y ansiedad y, además, ha magnificado algunos de los que ya estaban presentes, según ha quedado patente en el simposio. Esto obliga a los profesionales sanitarios a identificar a aquellas personas más vulnerables que puedan verse afectados por esos trastornos de depresión y ansiedad.
La incertidumbre es uno de estos nuevos estresores. La pandemia ha puesto de manifiesto que no se puede controlar todo. Esto produce inseguridad y, por tanto, más riesgo de ansiedad y depresión. El aislamiento y el miedo juegan también en contra de la salud mental, lo que unido a las nuevas condiciones de trabajo telemáticas y a un mayor abuso de las redes sociales, ha hecho que muchas personas vulnerables estén en mayor riesgo de padecer estos trastornos.
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