Aunque no se ha incrementado la prevalencia



6 jun. 2013 11:31H
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Redacción. Madrid
La falta de inversión en el abordaje de las enfermedades ha propiciado que, aunque la prevalencia de la esquizofrenia en España es la misma que hace 20 años, en dicho periodo el porcentaje de discapacidad de estos afectados ha aumentado un 35 por ciento.

Celso Arango.

Así lo ha asegurado el director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), Celso Arango, durante su participación en el II Encuentro 'Meet the Expert' organizado recientemente por las farmacéuticas Otsuka y Lundbeck en Madrid.

Arango ha destacado la importancia social de las enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el autismo, ya que "producen más discapacidad y más años de vida perdidos que todas las oncológicas, cardiovasculares y diabetes juntas".

"De hecho, el 30 por ciento de la discapacidad ocasionada por cualquier enfermedad en nuestro país se debe a una enfermedad neuropsiquiátrica", ha aseverado.

Sin embargo, ha añadido, una falta de inversión se traduce entre otras cosas en falta de políticas sociales y de empleo para la incorporación de estos pacientes en la sociedad.

Por ello, el director científico del Cibersam hace hincapié en la necesidad de otorgar recursos para la atención de las enfermedades mentales graves, que sigue siendo menor en España que en otros países de nuestro entorno y en comparación con otras enfermedades menos costosa.

"La inversión en salud mental en España es del 5 por ciento del gasto sanitario total, lo que nos aleja muchísimo de la media europea y de otros países europeos, que invierten cerca del 10 por ciento. Esto se debe, sobre todo, a la falta de políticas sanitarias a largo plazo", ha denunciado.

Pese a ello, ha destacado como el tratamiento de la esquizofrenia ha cambiado en los últimos años debido a la introducción de los antipsicóticos atípicos, que "tienen un menor riesgo de síntomas extrapiramidales, como la rigidez muscular y los movimientos involuntarios anormales, que pueden estigmatizar al paciente y disminuir la adherencia a la medicación".

Además, "generalmente no tienden a empeorar la cognición y los síntomas negativos y algunos tienen efectos antidepresivos adicionales",  ha añadido Christoph Correll, director médico del Programa de Reconocimiento y Prevención del Hospital Zucker Hillside de Nueva York (EE.UU).

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