Miquel Roca.
Más de 300 psiquiatras de España y Portugal se han reunido recientemente en Madrid para analizar los últimos avances en depresión. Recuperación funcional y la importancia del tratamiento de los síntomas cognitivos han sido los temas centrales de la
II Reunión de Expertos en Psiquiatría, organizada por Lundbeck, y en la que ha participado
Miquel Roca, catedrático de Psiquiatría en la Universidad de las Islas Baleares.
-¿Por qué es tan importante la recuperación funcional del paciente con depresión?
La recuperación funcional es esencial porque implica no solo la remisión de los síntomas sino también de la capacidad de adaptación a las necesidades personales, familiares, sociales o laborales de la persona. Y que, además, esta recuperación sea estable, se mantenga en el tiempo. Por ello, se ha convertido en u
n objetivo central de la evaluación de la enfermedad y de la eficacia de los tratamientos.
Conviene recordar que la depresión es un cuadro complejo, que presenta síntomas afectivos, físicos, cognitivos, etc. En definitiva, es una enfermedad de límites en ocasiones imprecisos pero de una alta prevalencia y un impacto individual, familiar, social y económico muy relevante. Es una de las primeras causas de discapacidad y así lo ha reconocido la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los síntomas residuales de la depresión se asocian a un curso negativo de la enfermedad
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-¿Qué impide alcanzar esa recuperación funcional, objetivo terapéutico actual en depresión?
La recuperación funcional solo se logra con la remisión completa del cuadro, la desaparición de síntomas afectivos, cognitivos y/o somáticos.
Los llamados "síntomas residuales", por ejemplo,
síntomas cognitivos de pérdida de atención, concentración, memoria, etc. dificultan una funcionalidad adecuada e impiden que podamos hablar de que el paciente se ha recuperado de un episodio depresivo.
-Además, los síntomas cognitivos son frecuentes y se asocian a un curso negativo de la enfermedad, ¿es así?
Los síntomas residuales de la depresión, como los cognitivos, son muy frecuentes y se asocian a un curso negativo de la enfermedad, ya que el riesgo de recaídas, recurrencias, y discapacidad se ve incrementado.
Las alteraciones cognitivas constituyen una parte esencial de la sintomatología de la depresión y hasta hace pocos años era una característica que no se tenía en cuenta entre las manifestaciones de la enfermedad.
La cognición afecta el rendimiento laboral, académico y social, y es responsable de buena parte de las llamadas alteraciones “funcionales” de la enfermedad depresiva con un impacto individual y profesional muy marcado.
-¿Por qué se producen las recaídas en depresión?
La depresión es, en muchas ocasiones, un trastorno a medio y largo plazo, con recaídas (definidas como una aparición de síntomas tras una respuesta parcial al tratamiento) y recurrencias (un nuevo episodio depresivo tras un lapso de tiempo sin síntomas, tras alcanzar la remisión del episodio).
No hay una "razón" conocida, sino múltiples factores que hacen que en algunos casos un episodio no responda de manera completa al tratamiento y se experimenten de nuevo los síntomas antes de alcanzar la remisión clínica o que, en otros casos, tras meses de ausencia de síntomas, un paciente tenga una "recurrencia", un segundo episodio. A medida que aparecen nuevos episodios la posibilidad de un episodio posterior aumenta, lo que convierte en necesario un tratamiento a largo plazo en estos pacientes.
Un momento de la intervención de Miquel Roca en la II Reunión de expertos en Psiquiatría.
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-¿Cuáles son los motivos que explican la baja adherencia terapéutica en depresión?
Múltiples factores influyen en la baja adherencia de los pacientes con enfermedades depresivas. La adherencia es un grave problema en el tratamiento a medio y largo plazo de numerosas enfermedades y particularmente en enfermedades mentales
. Factores relacionados con los propios síntomas de la depresión, efectos secundarios de los tratamientos, estigma, etc. son algunos de estos factores que inciden en una baja adherencia.
Contar con tratamientos farmacológicos eficaces, con pocos efectos secundarios, de una sola administración diaria y que actúen en todo el patrón de síntomas comentado es una excelente medida en favor de la adherencia.
La depresión es un gravísimo problema de salud pública
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-¿Qué necesidades sin cubrir existen a día de hoy para el correcto abordaje de la depresión?
Algunas, todavía. Mejor acceso a los tratamientos disponibles, mejor información pública, menor estigma social, más apoyo a los pacientes para que ante los primeros síntomas consulten al médico de atención primaria, que es la gran puerta de entrada al sistema de salud y quien mejor conoce al paciente y mejor puede valorar si estamos o no ante un cuadro depresivo. Muy importante:
no confundir la depresión con cuadros menores de duelo, separarla claramente de los problemas de la vida cotidiana.
-¿Qué papel juega la prevención en una enfermedad como la depresión?
Debería jugar un papel fundamental, pero tenemos un grave problema: la dificultad de identificar los factores de riesgo, de vulnerabilidad, para el cuadro depresivo. Acontecimientos vitales, acoso en la infancia, antecedentes familiares, uso de tóxicos, problemas en la alimentación…, factores genéticos y ambientales actuarían como factores de riesgo, factores precipitantes o aumentarían la vulnerabilidad a la aparición de un cuadro depresivo y algunos de ellos no tienen ahora mismo prevención posible.
Otro campo de trabajo clínico es en la prevención de recurrencias, en aquellos casos frecuentes en que la depresión se cronifica o se convierte en un trastorno a medio o largo plazo, con episodios sucesivos.
-¿Es el suicidio la principal complicación de la depresión?
La depresión es un gravísimo problema de salud pública, que debe situarse en primer plano por su alta prevalencia, su impacto individual, familiar, laboral, social y económico. Entre las consecuencias de la depresión, la más grave de todas ellas es obviamente el suicidio.
Las enfermedades mentales constituyen el principal factor de riesgo para el suicidio y, entre ellas, la depresión es la mayor puerta de entrada a la conducta suicida. Los estudios con metodología adecuada muestran que aproximadamente un 50-60 por ciento de los pacientes que cometen suicidio tenían un trastorno depresivo en el momento de la conducta suicida.
-¿Cuáles serían las principales estrategias para la prevención del suicidio?
El diagnóstico precoz y tratamiento adecuado de los principales trastornos mentales sería la estrategia inmediata más adecuada para esta prevención, de manera particular en grupos de alto riesgo; paralelamente, programas de respuesta rápida a pacientes con ideación suicida o tentativas de suicidio y seguimientos pormenorizados de los grupos de riesgo.
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