José Antonio Fidalgo, jefe de Sección de Infantil y Prótesis en el área de Rehabilitación del HUCA
Once años han pasado desde que el
Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) comenzara a perfeccionar los corsés utilizados para tratar la
escoliosis idopática en adolescentes. Una década después puede presumir de contar con su
propio modelo de esta herramienta terapéutica: el
corsé HUCA.
José Antonio Fidalgo, jefe de Sección de Infantil y Prótesis del HUCA
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Sus características así como su evolución han sido desgranados por José Antonio Fidalgo, jefe de Sección de Infantil y Prótesis en el área de Rehabilitación de este centro, en la
Jornada Hospital Innovador, organizada por
Redacción Médica con el auspicio de la
Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y la colaboración de Air Liquide Healthcare, Boehringer Ingelheim y Sanofi.
Además de sustituir el material termoplástico, utilizado en la mayoría de casos, por
poliámida, el nuevo modelo no tiene
ningún coste para el paciente. Con un importe mínimo de financiación permite
ahorrar al sistema de salud de Asturias "hasta
350 euros por corsé", afirma el portavoz.
Corsé elaborado con impresoras 3D
En 2010, la práctica profesional que predominaba en la mayor parte de servicios de Reumatología para elaborar estas herramientas contra la escoliosis era la mesa de cotrel. Este sistema presentaba sin embargo ciertos inconvenientes como "mala tolerancia al posicionamiento o elongación de la columna" para obtener el negativo del molde, lo cual unido al recambio generacional y la llegada de avances tecnológicos, hizo que abandonara progresivamente el método.
Antes de desterrarlo, la unidad de Fidalgo decidió aplicar sus "propios recursos" para "innovar" tomándolo como base. La idea era acomodar al paciente, incorporando un dispositivo de tracción cervical y unos acoples que ejercieran la fuerza suficiente para "alinear lo máximo posible" el sistema a la columna del paciente. Así es como surgió un nuevo dispositivo para la toma de molde en agosto de 2016 con el que se mejoraba tanto la tolerancia del paciente como las fuerzas a las que se sometía la columna.
El corsé, patentado por el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA) y la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria (FINBA), todavía abría la puerta a mejoras como el control de la fuerza ejercida.
En este sentido, y con la ayuda de Idonia, se incorporó una nueva tecnología para sensorizar los brazos correctores y obtener un "feedback directo" de la presión "a la que se somete al paciente", detalla Fidalgo. Los nuevos dispositivos también permiten escanear el tronco y obtener un archivo informático sobre el que se "corrigen imperfecciones". "Sale practicamente hecho", explica el experto, en referencia a la impresión en láser 3D que se utiliza en su moldeado.
Una tarea nada fácil, explica, ya que hasta ahora esta tecnología se había utilizado para elaborar prótesis más pequeñas. Para complementar su funcionalidad, el equipo de Rehabilitación cuenta con la ayuda de NAO, el primer robot "sanitario" que asiste el proceso e interacciona con el paciente, en este caso adolescente para "rebajar el impacto emocional".
"Innovar no significa realizar procesos estáticos sino hacer autoreflexión y ser consicentes de qué hay que mantener porque va bien y qué tenemos que seguir modificando", matiza Fidalgo tras relatar el proceso de creación del bautizado como 'corsé HUCA', un "modelo diferente que mantiene las propiedades de antes".
El departamento, asegura ha trabajado para que todo el proceso asistencial del área esté lo suficientemente integrado para que el paciente pueda salir de la consulta "con el corsé adaptado".
José Antonio Fidalgo relata la evolución en el desarrollo del Corsé HUCA
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