Joaquín Estévez, presidente de SEDISA y Fundación SEDISA.
Gestionar con éxito la crisis sanitaria provocada por el
coronavirus Covid-19 ha sido uno de los mayores desafíos a los que se ha enfrentado el directivo de la salud. Los
contagios incontrolados (entre ellos, de los profesionales sanitarios) y la
escasez de recursos materiales de protección y detención ha sido
“la gestión más complicada” de la trayectoria de los directivos de la salud.
Con motivo del documento de consulta pública '
Lecciones del Covid-19 (qué ha aprendido el sector sanitario español ante la pandemia),
Redacción Médica se ha puesto en contacto con las principales agrupaciones profesionales del sector para conocer sus aportaciones a la hora de combatir esta crisis sanitaria. Entre ellos,
Joaquín Estévez, presidente de SEDISA y de la Fundación SEDISA, quien pone en perspectiva cuáles han sido los momentos más críticos en esta epidemia y las medidas que deberían adoptarse para que no volviese a ocurrir.
- ¿Qué aciertos y errores se han cometido durante esta crisis?
En este momento, no es responsable contabilizar aciertos y errores hasta no contar con un análisis sobre lo realizado y los resultados obtenidos.
La pandemia se ha extendido en el tiempo, pero hemos de esperar aún para para valorar las medidas acometidas en un entorno de crisis impredecible porque no tenemos el resultado final y las medidas pueden no aportar resultados hasta más adelante. A pesar de ello, y desde un punto de vista general, se ha puesto de manifiesto la importancia de la
necesaria coordinación entre el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas. Es necesario seguir en ello y mejorar dicha coordinación.
- Ante una crisis similar futura, ¿qué medidas deberían adoptarse en cuanto a recursos humanos, recursos materiales, y de gestión/organización?
Si bien puede no ser viable que un país mantenga todos los recursos materiales y humanos de forma continuada para atender cualquier crisis en cualquier momento, es fundamental dotar al sistema sanitario de una mayor fortaleza. Esto se traduce en un Pacto por la Sanidad. Algunas ideas que deben vertebrar dicho Pacto son
la profesionalización de la gestión sanitaria en todos los niveles de gestión, tanto en el ámbito nacional, como autonómico y en el de las organizaciones sanitarias. La gestión sanitaria es el motor del sistema sanitario, de forma que ésta debe alejarse de toda politización.
Los directivos de la salud reclaman mayor inversión para el sector, con presupuestos finalistas
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Asimismo,
debe haber mayor inversión, con presupuestos finalistas. Una de las afirmaciones realizadas desde Alemania respecto a su baja tasa de mortalidad por Covid-19 con respecto a otros países es que su situación de partida ante la crisis era mejor por contar con un número mayor de camas de hospitalización, de camas de UCI y de profesionales sanitarios por habitante. Igualmente, China ha comentado que han podido responder mejor a la gestión de la pandemia porque, tras la experiencia con el SARS en 2003, se habían dotado con más recursos. La tasa de mortalidad de ambos países es mucho más baja en pacientes con Covid-19 que en España.
Por otro lado, hemos de
analizar con qué recursos deberíamos contar ante posibles crisis sanitarias para situarnos en un mejor punto de partida que nos haga
más viable la respuesta de forma rápida y efectiva y cómo poder completar los recursos con lo necesario. Para ello, parece que se ha de contemplar el impulso de la industria nacional para hacer frente a la necesidad de Equipos de Protección Individual (EPIs) y respiradores, que en la medida de lo posible haga que no dependamos de forma relevante de mercados exteriores.
A este respecto, antes del inicio de la crisis, se estimaba que la industria manufacturera suponía el 11 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en España. Este dato, ante la situación que estamos viviendo, nos lleva a reafirmar la necesidad de impulsar este tipo de industria en nuestro país, que haga posible que
no dependamos de forma relevante de mercados exteriores, como en este caso del mercado asiático. Cuando pase la crisis, será necesario realizar un análisis de necesidades de este tipo de productos ante otras posibles crisis y la capacidad de respuesta de la industria española para responder a dichas necesidades.
Además, se debe incorporar un mayor
desarrollo de la Salud Pública desde el punto de vista estructural y también de infraestructura. En este sentido, el sistema debe transformarse hacia
la integración entre niveles asistenciales y entre servicios sanitarios y sociales. Esto supone dar mejor respuesta a las necesidades de los pacientes y de los sistemas en una crisis sanitaria. En esa doble integración, hay que desarrollar y otorgar el papel debido a todos los profesionales sanitarios que ejercen su labor en el sistema, como enfermería, médicos de Atención Primaria y otros perfiles nuevos necesarios para la transformación del sistema.
Asimismo, se han de desarrollar
planes de crisis sanitarias a gran escala, como la ocasionada por el Covid-19, tanto para crisis similares como la que vivimos como para otras crisis sanitarias posibles. Esos planes de crisis deben planificar actuaciones en todos los sentidos y en todos los niveles de gestión sanitaria: administración central y ministerios, comunidades autónomas y servicios regionales de salud, hospitales, centros de Atención Primaria y centros de servicios sociales.
Una parte importante de dichos planes de crisis debe dedicarse a la forma de configurar un sistema nacional con
infraestructura y herramientas de coordinación efectivas y eficientes y flexibilidad, que permitan acciones rápidas y también efectivas y eficientes. Estas infraestructura y herramientas deben fundamentarse en la coordinación por encima de intereses localizados y unilaterales, pero también desde la autogestión y el buen gobierno de las organizaciones sanitarias. Y bajo los principios del compromiso con los pacientes y el bien común, de la responsabilidad, de la transparencia y de la cooperación. Planes de crisis donde la Salud Pública debe estar muy presente y que deben elaborarse con el consenso de gestores y profesionales y también de pacientes. Y que deben conocerse por todos los agentes del sector.
Y, por último, debemos caminar hacia una
gestión y planificación sanitarias basadas en el conocimiento que aportan los datos. Esto es más necesario que nunca en una crisis sanitaria, en la que la toma de decisiones se debe fundamentar en el análisis de datos y, para ello, es imprescindible tener sistemas informáticos sólidos y la interoperabilidad desde una perspectiva extensa, es decir, entre hospitales y centros de Atención Primaria, entre hospitales de una misma comunidad autónoma, entre comunidades autónomas y tanto en el ámbito de la sanidad pública como la privada. Además, dichos sistemas informáticos deben hacer posible tener sistemas y herramientas seguras para hacer posible el teletrabajo, tanto para los profesionales sanitarios, que es algo más habitual, como para aquellos profesionales no sanitarios que trabajan en las organizaciones sanitarias.
Unos
sistemas informáticos sólidos que trabajen, desde una apuesta estratégica desde la administración y la gestión sanitaria, por la implementación estratégica de la telemedicina y la teleasistencia. Es una herramienta también clave para gestionar la asistencia en situaciones de pandemia como la que estamos viviendo.
- ¿Qué podría aportar SEDISA que no haya podido aportar en la crisis actual?
"Es incuestionable el valor de la gestión sanitaria en una crisis como la del Covid-19"
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Es innegable, aunque no siempre reconocido, el valor incuestionable de la gestión sanitaria en una crisis como la ocasionada por el Covid-19. Con contagio incontrolado, grupos de gran riesgo y escasez de recursos materiales de detección, protección y atención y con un porcentaje de profesionales sanitarios contagiado, los directivos de la salud se están enfrentando día a día, minuto a minuto, a la gestión más complicada de su trayectoria.
Todas las funciones directivas tienen un papel fundamental en las organizaciones sanitarias y los servicios de salud, desde el gerente o director de la organización hasta los directores de los servicios médicos, pasando por la dirección médica y asistencial, dirección de enfermería, dirección de sistemas informáticos, dirección económica, de recursos humanos, de servicios generales, etcétera.
Sin embargo, hay algunos elementos a destacar que se deben cumplir para que la gestión sanitaria pueda aportar más, no solo en situación de crisis sino en una situación normal:
profesionalización de la gestión sanitaria y de los directivos de la salud, con la consecuente despolitización de ambas, potenciar la autonomía en la gestión y fomentar e instaurar el buen gobierno de las organizaciones sanitarias. Con ello, la gestión conseguirá una mayor calidad y eficiencia en toda situación, algo trasladable a todos los niveles de gestión.
En este sentido, despolitizar la gestión y profesionalizarla en un entorno macro es fundamental en momentos de crisis.
Los directivos de la salud de las organizaciones sanitarias en momentos de crisis están obligados a trabajar entre la presión social y de los profesionales sanitarios y la presión de las autoridades sanitarias que gestionan la crisis a un nivel macro. Cuanto más despolitizada esté esa gestión y más se cuente con el conocimiento y experiencia de directivos de la salud en ese nivel, mejor funcionará la gestión de una crisis en todos los ámbitos del sistema sanitario.
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