Los hospitales se enfrentan a una situación inusual debido a la tardía incorporación de los MIR que comenzaron el año de la pandemia.
España es conocido como uno de los países europeos más turísticos durante el
verano. Su oferta vacacional, que incluye tanto
playa, como
montaña - y en muchos casos incluso ambas - se convierte en un gran atractivo que provoca una gran afluencia de
turistas en el periodo estival. Esto, por supuesto, se ve reflejado también en los
servicios sanitarios, que se enfrentan a una
alta demanda de pacientes, especialmente en las urgencias. Sin embargo, el retraso en la incorporación de los
Médicos Internos Residentes (MIR) que comenzaron su formación durante la pandemia ha aliviado parte de esta presión asistencial, o así lo perciben los propios MIR. Esta situación contrasta con la percepción de
escasez de médicos en algunas especialidades, ya que, aunque
hay más residentes por el solapamiento de los recién incorporados con los que debían haber terminado ya, todavía
no hay facultativos suficientes para cubrir la demanda asistencial. Entre las mayores barreras que se encuentran los residentes estos meses se destaca el idioma y un
aprendizaje supervisado “un poco
ambiguo”.
A pesar de que los propios
MIR son conscientes de que muchas especialidades necesitan que se lleve a cabo lo antes posible la
incorporación de los residentes de último año, sí reconocen que a ellos, este retraso les ha “facilitado el trabajo”. Así lo explica
Ignacio Braña, R1 en Nefrología en el
Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander, que destaca que, a pesar de la alta demanda en los servicios de
Urgencias, en su especialidad no se percibe una
escasez de médicos. “Los adjuntos están más o menos cubiertos, y muchos de los residentes que deberían haber acabado seguramente no se queden en este hospital”, lo que ayuda a que haya más plantilla. Sin embargo, reconoce que algunas especialidades, como
Traumatología, sí sienten la falta de adjuntos.
Lo mismo percibe
Sara Martínez, R3 de Medicina de Familia en el
Hospital Universitario Son Espases, Mallorca, que describe una situación similar. “La
demora de los médicos MIR ha creado un solapamiento, y no es que ahora seamos menos, es que somos más”, explica. “Por ejemplo, ahora, en
Urgencias, contamos con una persona más, algo que no había sucedido nunca”, añade.
A pesar de que, en su opinión, los propios residentes no perciben tanto la
escasez, sí nota que en los centros de salud la situación es diferente y la carga de trabajo es mayor. “En verano siempre somos los mismos para un
volumen muy alto de pacientes, se nota más en los centros de salud”. Lo mismo ocurre con los niveles asistenciales más deficitarios. “Las especialidades que más sufren son las que no tienen trabajadores. Estos últimos MIR son un
parche que cubre el hueco entre los adjuntos y los residentes de cuarto año”.
Especialidades con menor presión asistencial
Por supuesto, la afluencia de pacientes varía según la especialidad. Tal y como explica
Pedro Morales, R2 en Pediatría en el
Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia, su nivel asistencial no es de los que se ve más afectado durante el verano. “En Pediatría se nota que hay mucha menos presión porque
hay menos virus, que son el mayor motivo de consulta”, comenta.
Para Morales, su experiencia ha sido consistente con la del año pasado y, a pesar del aumento poblacional por la llegada de turistas, considera que “no ha notado cambios” respecto a otros periodos de verano. “La
escasez de médicos se nota sobre todo a la hora de realizar
guardias, ya que tus compañeros se van y tienes que cubrir más de las que haces habitualmente”, detalla.
En su opinión, el retraso en la
incorporación de la generación MIR de la pandemia tampoco ha supuesto un gran desafío para su hospital. “En mi especialidad no se ha notado, porque se han incorporado más profesionales con contratos de verano”, explica.
La generación MIR Covid y la campaña de verano
La
escasez de médicos y el retraso en la incorporación de los
MIR que comenzaron en el año de la
pandemia es un tema que ha preocupado tanto a los profesionales sanitarios como a los partidos políticos. Es por esto que desde meses se lleva discutiendo sobre cómo se podría paliar esta problemática desde las instituciones. Sin ir más lejos, el pasado mes de junio, el
Grupo Parlamentario Popular presentó una
Proposición no de Ley (PNL) que fue aprobada ante el
Congreso de los Diputados, para abordar de forma "
urgente" este problema de cara a la temporada de verano, en concreto en la especialidad de
Medicina de Familia y Comunitaria.
Del mismo modo, el pasado mes de mayo, los consejeros autonómicos de Sanidad del Partido Popular urgieron al propio Ministerio a convocar un pleno extraordinario del
Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) para abordar de manera específica esta carencia de recursos humanos en la
Atención Primaria. Aunque inicialmente el Ministerio rechazó la petición, alegando que el tema ya había sido discutido, finalmente
accedió a convocar el pleno. En esta reunión, la ministra de Sanidad,
Mónica García, propuso la creación de la figura del '
MIR desplazado' para cubrir la falta de profesionales durante el verano, detallando los límites legales para esta medida en un documento dirigido a las comunidades autónomas.
La barrera del lenguaje en la asistencia sanitaria
Por supuesto, esta situación inusual ha generado retos en la formación de los residentes, especialmente durante el verano. Aunque para ellos, uno de los mayores desafíos que se han encontrado en estos meses ha sido la
comunicación con sus pacientes, al igual que en otros años. Esto se debe a que muchos de ellos proceden de países
fuera de España, y tienen que atenderlos en otros idiomas. “Si no tienes un buen nivel de
inglés es muy complicado comunicarse con los pacientes, porque nunca sabes si te están entendiendo”, señala Martínez. Lo mismo opina Morales, que destaca que la mayor dificultad que se encuentra durante el verano es la de mantener conversaciones con los pacientes que hablan en
otro idioma.
La docencia también se ha visto un poco comprometida estos últimos meses. Según Martínez, el
aprendizaje supervisado “es un poco
ambiguo”. “Ahora que mi tutor no está estoy pasando su consulta y, aunque tengo otro tutor, este
no conoce su paciente y tiene un estilo en la medicina distinto”, expresa. Braña percibe lo mismo, y considera que, en ocasiones, el residente ve
limitado su tiempo para la docencia y “tiene más trabajo
burocrático del que le corresponde” debido a la falta de facultativos en los centros.
La clave, para estos residentes, es tomarse el verano “
con filosofía”, explica Martínez, porque de antemano ya saben que
en verano “hay menos especialistas”. En la misma Línea, para Braña, la clave está en “ser más
eficaz”. “En urgencias intentas resolver antes las cosas, ser más
resolutivo, parar menos y tener
menos descansos, ya que ves pacientes todo el rato”.
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