Pilar Carpy, número 125 del MIR, en la celebración típica para los graduados en Argentina. Cubiertos de pintura, los nuevos médicos dejan sus manos grabadas en la pared de la facultad.
Pilar Carpy podía "elegir" a la hora de presentarse al examen MIR. A pesar de ser
nacida y criada en Argentina, país en el que también se graduó como médica,
dispone también de nacionalidad italiana, una "baza" que ha tenido que aprovechar para poder hacer cuanto antes el examen de médico interno residente. Esta nacionalidad fue heredada por sus antepasados y, a pesar de tener un "corazón argentino", reconoce que
ser italiana le ha facilitado mucho la burocracia para poder hacer el MIR en España, hasta el punto de haber podido alcanzar su sueño y conseguir un número de orden muy elevado, el
125 del MIR 2024.
Y es que, al contar con pasaporte europeo, los trámites son mucho más sencillos que quedando registrada como latinoamericana para la prueba. "Hice el MIR como italiana porque todos los trámites en España los hago como ciudadana italiana y
tengo el certificado de residente de la UE, porque a la hora de los trámites es más sencillo hacerlo con mi pasaporte italiano, que es comunitario, que hacerlo como argentina. Si no hubiese tenido el pasaporte italiano
no me hubiese podido ir antes a hacer el MIR.
Para todo lo burocrático en España me manejo como italiana", asegura a
Redacción Médica.
A pesar de amar su país, un plan de vida ligado a su pareja y las
ventajas para ejercer en España su especialidad deseada, Oncología, llevaron a Pilar a decantarse por hacer el MIR en este país. "Con respecto a Oncología,
en España es impresionante la cantidad de ensayos clínicos que hay y me gustaría mucho dedicarme a ello. El caudal de lo que se hace en España es brutal, con muchos centros de referencia y eso me motiva mucho", aclara. A esto se suma que,
en Argentina, la residencia de esta especialidad tiene dos modalidades, la básica (una vez estar graduado en Medicina) o "posbásica" (para hacerla hay que tener la residencia de Interna) y los centros donde le interesaba hacer Oncología en Argentina la ofrecían como "posbásica".
Las
condiciones para los residentes en España, en su opinión, mejores que en Argentina, también le ayudaron a decantarse, a pesar de que en España "hay muchas cosas que se pueden cambiar y mejorar". "Está bien que las generaciones venideras se cuestionen esto y yo siempre voy a estar del lado de los profesionales de la salud que trabajan día a día por tener mejores condiciones para todos. El hecho de que en mi país las condiciones de los médicos sean peores que en España
no va a ser nunca un aval para respaldar cosas que en España se hagan mal", señala.
Homologación y oportunidad MIR dos años después
Pilar se graduó a finales de 2020 y, desde ese momento, empezó con los
trámites de la homologación rápidamente. Empezó a estudiar para el examen de residencias en Argentina pero nunca llegó a presentarse y en marzo de 2021,
empezó a trabajar como subinvestigadora en ensayos clínicos, un nuevo sector de la Medicina que desconocía y le acabó gustando. Sin embargo, en septiembre de 2022 es cuando decide ir a España con su pareja: "Todavía no tenía la homologación ni el MIR, pero
empecé a trabajar en proyectos de la industria farmacéutica. Ejercí en una consultoría especializada en salud, apoyando el desarrollo de proyectos de comunicación médica, educación médica, entre otras cosas".
"No me creía que había sacado un 125 en el MIR, llegué a borrar la plantilla y la volví a subir, por si acaso"
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En julio de 2023 llegó la ansiada homologación. A pesar de disfrutar de su trabajo,
tuvo claro que lo que quería era hacer el MIR, estar en un hospital y trabajar con pacientes. "El hecho de haber vivido la experiencia de trabajar de otras cosas, en una oficina, me hicieron reforzar que quería trabajar en un hospital. La homologación tarda dos años, pero cuando la homologación me encontró, se me despejaron todas las dudas", confiesa.
No obstante, Pilar siguió trabajando hasta septiembre de 2023, cuando
tan solo quedaban cuatro meses para el examen. Desde que salió su homologación hasta que se dedicó plenamente al MIR, fueron dos meses en los que trabajaba a tiempo completo. "Cuando llegaba a casa intentaba sacar cuatro o cinco horas y eso fue desafiante,
julio y agosto fueron meses intensos de trabajo y estudio. Mi novio me apoyó mucho, se hizo cargo de mantener el hogar porque esa era otra dificultad. Siendo extracomunitaria e independiente de mis padres, uno tiene una responsabilidad económica a la que hay que hacerle frente si queremos estudiar a dedicación completa", explica.
Entre las 150 primeras notas del MIR
Pilar se preparó el MIR con la academia CTO. Antes de contar con la homologación,
ya había realizado simulacros y clases puntuales. "Empiezo con la primera vuelta de la preparación ya en marcha. Todos esos días adapté las horas de la academia a lo que pude hacer.
Me reorganicé y aproveché los cursos adaptados a mi situación y en septiembre empiezo a seguir ya más el planning de la academia", recuerda.
En su caso, el día del MIR sintió unos nervios "bastante desagradables" y salió de la prueba esperando "cualquier resultado". Ella confiesa que tenía claro que con un 1.500 en el número de orden, estaría satisfecha, por lo que su sorpresa fue mayúscula. "
Con un 1.500 me daba para hacer lo que yo quería en el hospital que quería, ese era mi mejor escenario. Aun así, tenía muy abierto el abanico de opciones, fui con mucha flexibilidad sabiendo que mi preparación había sido distinta a la de la mayoría. Pero un 125... No me lo creía, e
incluso borré la plantilla y la volví a subir, por si acaso", recuerda entre risas.
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