Cristina Alcalá. Madrid
Solo queda una semana para que se celebre una nueva convocatoria de la prueba de acceso a las plazas de médico interno residente, o lo que comúnmente se conoce como examen MIR. El próximo 6 de febrero, 12.427 candidatos (los mismos que el Ministerio de Sanidad ha admitido para que se presenten) medirán sus conocimientos frente al papel. ¿El objetivo? Ser uno de los 6.098 afortunados en conseguir una plaza y entrar a formar parte de las plantillas del Sistema Nacional de Salud (SNS) como médico en formación.
Un estudiante mira los listados, en el campus de Ciudad Universitaria, en Madrid.
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Hasta que llegue el día, los aspirantes siguen preparándose concienzudamente la materia para conseguir responder correctamente el máximo número de preguntas (225 ocasión). Para despejar algunas dudas, Redacción Médica se ha puesto en contacto con antiguos opositores y conocer su experiencia. A continuación, las preguntas más y menos difíciles y las más falladas del examen de Medicina por excelencia: el MIR.
Las más complicadas de sacar
Las cuestiones relacionadas con Estadística, Cardiología, Nefrología, Radiología o Genética suelen ser las más difíciles para los opositores año tras año, tal y como reconoce a este medio Antonio Guerrero, MIR ‘número 1’ en2015. “Y más si van acompañas de imágenes, porque suelen ser muy poco predecibles y el candidato puede equivocarse al interpretarla”.
A ellas se suman, aunque en menor medida, las de Epidemiología, Traumatología, Bioquímica, Farmacología u Oncología, añade Elena Hernández, opositora en 2007. “Pero todo depende de la Facultad de Medicina donde haya estudiado el alumno, ya que en cada una de ellas inciden más o menos en las materias que luego salen en el examen”. Como es lógico, estas preguntas coinciden, por lo general, con las más falladas por los estudiantes de Medicina, ya no solo el grado de dificultad, sino que también son las que con más frecuencia salen.
Al otro lado de la balanza, las cuestiones relacionadas con Dermatología, Oftalmología, Ética, Odontología, Neumología u Otorrinolaringología suelen parece más fáciles a los aspirantes, al tratarse de las materias que recuerdan más recientes de su paso por la universidad.
El caso clínico más fácil que la parte teórica
Asimismo, todos los opositores consultados por este periódico coinciden en señalar que el caso clínico es, por lo general, mucho más fácil que la parte teórica. En este punto del examen, “el candidato puede sacar más información de la pregunta y demostrar más y mejor sus conocimientos”, detalla Guerrero.
Esta parte práctica permite al opositor razonar mejor la cuestión que le preguntan, añade Francisco Mira, MIR en 2008. Sin embargo, si falla de entrada con el diagnóstico, es más que probable que el resto del caso clínico lo desarrolle erróneamente. “Siempre hay un dato clave, como una cifra o un porcentaje, que te permite saber la respuesta”, aconseja.
Este exopositor y ahora médico lanza unos consejos a los aspirantes: tranquilidad a la hora de enfrentarse al examen y leer bien los enunciados antes de responder, ya que en ellos puede haber alguna trampa que les haga equivocarse.
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