Hay casos donde las enfermeras, por diferentes motivos,
deciden cambiar de profesión e iniciar su formación dentro de la Medicina. Algunas lo hacen porque este sector
siempre ha sido su vocación, mientras que otras lo han descubierto con el paso del tiempo y de su experiencia trabajando en los hospitales. Este último ejemplo es lo que le ocurrió
a una actual MIR, quien terminó el Grado de Enfermería y, aunque reconoce que le gustó, se le quedaba “corto” en cuanto a conocimiento y
decidió formarse como médica. “Tenía inquietud por saber más”, ha afirmado.
Ese “runrún” en su cabeza se intensificó cada semana que pasaba en el hospital atendiendo pacientes. Era un sentimiento que no cesaba. Y a pesar de haber conseguido
la ansiada estabilidad dentro de un sector como es la Enfermería, para ella,
no era suficiente. "A veces desde fuera
idealizamos mucho la Medicina”, ha afirmado.
Como esas ganas por aprender no se iban, acabó tomando la decisión de entrar a Medicina. Eso sí,
sin dejar de ejercer en lo que hasta entonces creía que sería su profesión para el resto de sus días. Pero lo que se ve desde fuera
no siempre coincide con la realidad, y esta actual MIR no fue consciente del “
sacrificio” que un Grado como este suponía para su día a día hasta que lo vivió en sus propias carnes. “
Tienes que hipotecar mucho tiempo de ocio y personal, y ser consciente de que no va a volver. No deja de ser una formación en las que estás prácticamente una década”, ha aclarado a
Redacción Médica.
Por este mismo motivo, su objetivo al contar su historia es informar a las enfermeras sobre lo que supone dar un 'salto', como el que hizo ella, a una carrera tan dura como es Medicina. De esta forma, ha incidido en que sean conscientes de que
no hay que idealizarla, y que tienen que
pararse a reflexionar si verdaderamente van a sacrificar todo lo necesario para lograr su objetivo. “Me parece que el que lo tenga como sueño, pues adelante. Pero
supone una renuncia importante tanto en lo personal, como en el tiempo de descanso”, ha incidido.
Repetir el MIR con 40 años
A pesar de estas advertencias, esta R1, que actualmente tiene 40 años, reconoce que
la Medicina es una carrera “muy bonita” y no se arrepiente de haber iniciado todo este periplo académico porque, si no lo hubiese hecho,
hoy seguiría idealizándola. Eso sí, también es sincera consigo misma y ha afirmado que, sabiendo todo el esfuerzo que supone, se hubiese planteado entrar muchos años antes, y no con 31.
En la actualidad, esta médica es residente de primer año tras haberse cambiado de una especialidad
que no le acababa de convencer. La primera vez que se presentó al
MIR no tuvo dificultades, consiguió la nota que quería y accedió a una rama que no tenía del todo decidida.
“Vienes de Enfermería y estaba obsesionada por la calidad de vida y el tema de las guardias. Y al final escogí una en la que
me faltaba más trato con el paciente. Sí que estaba contenta con el ambiente de trabajo, pero no era para mí”, ha reconocido.
Abandonar el MIR
De hecho, este momento fue un antes y un después para ella ya que se planteó
abandonar la Medicina y volver a su trabajo como enfermera. “Yo creía que lo complicado de esta profesión era la carrera y luego la preparación MIR, pero la residencia es igual de dura. Se me mezcló todo en esa primera especialidad y
acabé desmotivada”, ha subrayado.
Aún así, sacó fuerzas y decidió cambiar de disciplina sanitaria,
repetir el MIR y entrar a una especialidad que, ahora sí,
creía que sería la indicada. Así, ahora
vuelve a ser residente de primer año pero mentalizada en que debe seguir invirtiendo esfuerzo y sacrificio para llegar a su meta. Y, a pesar de que asevera que lo conseguirá, cuando sale de una guardia de 24 horas no puede evitar pensar que “o
jalá toda esa dedicación merezca la pena”.
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