“La ciudadanía en general no termina de poner cara a los farmacéuticos de hospital”



18 abr. 2014 12:56H
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Marcos Domínguez / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
Miguel Ángel Calleja es el jefe de Servicio de Farmacia del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, cargo que combina con la vicepresidencia de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, lo que le permite observar desde una posición privilegiada el especial momento que está viviendo su profesión, lleno de retos, sí, pero también de oportunidades para aprovechar todas sus capacidades y dotar a sus funciones de un valor añadido necesario para afrontar los desafíos del SNS: sostenibilidad, acceso a las innovaciones, resultados en salud, etc. A pesar de ello, Calleja cree que la figura del farmacéutico de hospital no está suficientemente reconocida a nivel social, algo en lo que los propios farmacéuticos deben trabajar para remediarlo.

El vicepresidente de la SEFH, en el estudio de Sanitaria 2000.

¿Cómo se está implantando el copago hospitalario?

La SEFH realizó alegaciones, y algunas se incorporaron a la normativa, como por ejemplo la utilización de envases fraccionados. Sin embargo, seguimos viendo aspectos de mejora en los grupos o tipos de fármacos que están afectados por el copago. Hay casos en las que vemos una inequidad manifiesta. Creo que la situación será que se emitirá una factura a posteriori. La experiencia en cuanto a los medicamentos extranjeros que se dispensan en atención primaria es que el paciente paga con antelación en una oficina bancaria y va con la receta y el documento acreditativo de haber abonado dicha cantidad. No obstante, los hospitales posiblemente lo hagan a posteriori. En el momento actual, ninguna comunidad autónoma está haciendo el copago real, las hay que han dicho que ya empezaban pero en ningún Servicio de Farmacia se está haciendo de forma real y efectiva.

¿Es posible que se generen inequidades por este tema?

Al tomar cada comunidad autónoma una decisión, un momento de inicio diferente y una dinámica posiblemente distinta, va a haber inequidad dentro de las distintas autonomías. Desde la SEFH podemos ayudar a homogeneizar el procedimiento final, siempre que dentro de la comunidad existan los medios necesarios para poder hacerlo.

De un tiempo a esta parte, los Servicios de Farmacia de los hospitales están encargándose de cada vez más funciones. ¿Hace falta más personal?

Desde hace quince años, los Servicios de Farmacia están viviendo una expansión espectacular en la actividad. Es un momento histórico: se han ido incorporando nuevas funciones, la parte de los pacientes externos hace unos años no existía y ahora está consolidada, con consultas de atención farmacéutica en muchos de los servicios, con citación de los pacientes, los farmacéuticos escribiendo el informe en la historia clínica, recomendando al paciente y haciendo un seguimiento efectivo, etc. Además, la prescripción electrónica ha permitido que podamos intervenir de una forma más rápida en el tratamiento; también la medicina personalizada, a la que los Servicios de Farmacia se han incorporado de forma activa, toda una nueva regulación de elaboración de los medicamentos que nos ha obligado a hacer la actividad con mayor calidad… Indudablemente, las plantillas de los Servicios de Farmacia no han crecido al ritmo de la actividad y nos está obligando a seguir solicitando medios, porque los farmacéuticos son una herramienta de calidad para la farmacoterapia pero también de eficiencia para el sistema sanitario. Nosotros siempre hemos hablado de sostenibilidad y eficiencia, siempre nos lo hemos creído. Hacen falta muchos farmacéuticos de hospital pero, como no vienen al ritmo que pedimos, tenemos que dedicar menos tiempo a aquellas actividades que nos aportan menor valor añadido. Veo situaciones ejemplarizantes en la posibilidad de seleccionar muy bien aquellos pacientes de mayor riesgo, a quienes dedicaremos más tiempo. También apoyarnos en las nuevas tecnologías. Y priorizar, apoyándonos en otros Servicios de Farmacia. La SEFH, al permitir que los Servicios trabajen en red, al compartir procedimientos normalizados, facilita que los Servicios de Farmacia puedan rentabilizar más su tiempo. Pero en un futuro no muy lejano, las plantillas deben crecer de forma significativa.

En unas recientes jornadas sobre adherencia, el representante de los pacientes, que padecía esclerosis múltiple, se quejaba de no haber visto más que una vez al farmacéutico de su hospital en 16 años de enfermedad. ¿Hace falta un cambio de mentalidad en el profesional para que se oriente, más o todavía más, hacia el paciente?

La implantación de las consultas de atención farmacéutica ha sido muy desigual. Hay Servicios que llevan muchos años con consultas, haciendo un seguimiento a los pacientes, y hay otros hospitales que se han ido incorporando paulatinamente. Los Servicios de Farmacia nos tenemos que reorientar un poco más al paciente de carne y hueso, al que tocas y tienes delante, el que te pone cara. Todavía hay áreas –la hospitalización, el hospital de día, las consultas de otras especialidades– donde el farmacéutico puede tener una labor importante y la ciudadanía en general no nos termina de poner cara. Hay muchos hospitales que disponen de farmacéuticos en determinados servicios por la complejidad de los tratamientos, hay farmacéuticos que realizan su trabajo en los Servicios de Urgencia –en la SEFH tenemos el grupo RedFastER, que lidera esta iniciativa–, tenemos muchos farmacéuticos en Cuidados Intensivos, en Hematología, Oncología, o en el hospital de día pero no solo en la parte de elaboración de la medicación sino también en la parte clínica de información.

Calleja explica el gran impulso que han vivido los Servicios de Farmacia hospitalaria en los últimos años.

El jefe de Farmacia del Virgen de las Nieves desgrana los retos que conllevan los nuevos fármacos que van apareciendo, de complejidad cada vez mayor.


La mayor parte de los medicamentos que se están aprobando están dirigidos al entorno hospitalario. ¿La gestión del fármaco se está volviendo cada vez más compleja?

Los nuevos fármacos que vienen son tecnología nueva y de alta gama, cada día se investigan fármacos de mayor complejidad. Hemos vivido los anticuerpos monoclonales, la terapia celular, la génica, etc. Son tipos de moléculas que necesitan un seguimiento. También existe el problema de la cronicidad, a la que nos movemos paulatinamente. El farmacéutico de hospital debe pensar también en esa repercusión posterior, en el uso de esos fármacos que muchas veces son prescritos en el hospital pero son continuados en el domicilio del paciente. Los números lo demuestran: el consumo de recetas en los últimos años ha bajado casi el 30 por ciento, y el de hospital ha seguido subiendo. Posiblemente, el seguimiento que estamos haciendo está llevando a que el crecimiento de gasto no sea el que podría haber sido. Pero, indudablemente, hay un giro de la investigación hacia el ámbito hospitalario; también hay innovación en el ámbito de primaria, pero se está viviendo especialmente en el ámbito hospitalario, y esto obliga a una formación continua por parte del profesional de farmacia hospitalaria. Desde la SEFH, a través de los grupos de trabajo y especialmente a través de la dirección de formación, estamos impulsando la actualización mediante el desarrollo del plan de formación continua, abarcando las diferentes competencias clínicas que tiene el farmacéutico.

El ministerio publicó hace poco la guía de buenas prácticas en la preparación de medicamentos en los Servicios de Farmacia Hospitalaria. ¿Era una necesidad no abordada hasta este momento?

Ha habido una colaboración muy estrecha entre el ministerio y la SEFH, con un liderazgo intelectual marcado por parte del grupo de Farmacotecnia. Como las cosas que se publican entre varias entidades, no sale a gusto ni de unos ni de otros. Hay aspectos que podrían haber sido mejorables, pero en general cubre una necesidad que tenían los Servicios de Farmacia y especialmente que tienen las comunidades para poder acreditar a los Servicios de Farmacia para la elaboración de medicamentos. Tiene una parte muy potente, en cuanto a los controles que se hace a todos los preparados que elaboramos, la formación y cualificación del profesional que está implicado, y también da un aval a los Servicios de Farmacia para poder tener una guía de trabajo en la que soportar algunas de las actividades de la elaboración de medicamentos que hasta ahora estaban por concretar. Afortunadamente ya ha salido publicada.

Un momento de la entrevista con el vicepresidente de la SEFH.


Informes de posicionamiento terapéutico. Conclusión tras doce meses de puesta en marcha.

Vivimos un momento singular. El Servicio de Farmacia del hospital, al comparar la ficha técnica con los ensayos clínicos, nos parecía muy amplia y se hacían restricciones o niveles de uso, con la intención de utilizar el medicamento cuanto antes pero en los pacientes que más lo necesitaran, para no comprometer el presupuesto. Pero esto era una inequidad, porque si la aplicación es diferente, es muy complicado que todos lleguemos a la misma conclusión. Los informes de posicionamiento permiten un ‘gap’ menor entre la ficha técnica y el uso real y, de hecho, los primeros que se realizaron coinciden con lo que hubiera sido un protocolo de uso en cualquiera de los Servicios de Farmacia de los hospitales nacionales. Por tanto, los farmacéuticos de hospital lo vemos como un paso adelante en evitar las inequidades. Queda medir el grado de implantación: si se están utilizando en los hospitales, si han requerido nueva evaluación y si los fármacos han sido utilizados antes por tener el informe de posicionamiento. Ese seguimiento es un trabajo que desde la SEFH hemos ofertado a la Aemps, que lo ve con buenos ojos: tenemos la red necesaria y vamos a trabajar en esa línea.

¿Es un primer paso para unificar las evaluaciones de medicamentos o puede convertirse en otra evaluación más?

Es un primer paso en la equidad para el acceso a los medicamentos porque, fundamentalmente, la metodología es adecuada y, especialmente, porque las comunidades autónomas están implicadas en el desarrollo del IPT. Algunas de forma directa, otras haciendo alegaciones, y aunque no estén todas las comunidades se crea un vínculo con ellas.

Algunas alegaban que hacía falta valoración económica.

Por supuesto. Desde la SEFH siempre lo hemos transmitido así. Pensamos que el informe no es completo si no tiene parte económica. La Aemps, clásicamente, no incorporaba aspectos económicos porque se salía de sus competencias, igual que no incorporaba lugar en la terapéutica y posicionamiento con respecto al resto de alternativas. Pero el IPT es un paso más porque lo hace la Agencia y la Dirección General de Farmacia. El hecho de que vaya a la Dirección General para ponerle un precio y vuelva para revisar el IPT retrasa los tiempos, y esto es un tema importante: tenemos un compromiso de hacerlo tres meses después de la recomendación del CHMP. En el sentido de los tiempos, desde la SEFH hay una propuesta firme, a través del grupo Génesis, de apoyar a la Aemps en todo lo necesario para que seamos capaces de cumplir los tres meses de plazo, desde la decisión del CHMP hasta tener el IPT.

Es profesor del máster de Atención Farmacéutica. El concepto, ¿está cobrando cada vez mayor protagonismo?

La Atención Farmacéutica, en el sentido de cualquier actividad clínica que el farmacéutico hace en beneficio de la terapéutica para el paciente, es una actividad de candente actualidad. Debe ser nuestro motivo para trabajar, estar cerca del paciente y hacer un seguimiento adecuado de los beneficios y los riesgos que tiene el medicamento en él. Los farmacéuticos de hospital trabajamos mucho en otras áreas: evaluamos medicamentos, realizamos ensayos clínicos, farmacocinética, etc. Pero, desde que se establece un objetivo terapéutico, ya sea por protocolo consensuado o fuera de protocolo, hasta que se consigue ese objetivo, el farmacéutico de hospital tiene un protagonismo vital, y todo lo que hagamos para conseguirlo, midiendo efectividad, midiendo seguridad e interviniendo si esa efectividad y esa seguridad se alteran, todo eso para mí es atención farmacéutica. Es un trabajo bonito, útil y muy beneficioso para el paciente. Ese es nuestro motivo de ser y de trabajar. Se lleva hablando de atención farmacéutica años, pero sigue estando vigente y seguimos teniendo retos que conseguir en este sentido.

Miguel Ángel Calleja considera que las fichas técnicas de los medicamentos suelen ser demasiado amplias.

El vicepresidente de la SEFH detalla los principales objetivos de la sociedad en la actualidad.


En 2013 se aprobó el cambio de denominación de la especialidad, incluyendo la Atención Primaria. ¿Cómo se está adoptando esta visión?

Sobre el decreto de Troncalidad, la SEFH hizo una serie de alegaciones, algunas de estas se incluyeron y otras no. Si finalmente queda como parece que se va a quedar, es una ampliación en las competencias de nuestra actividad. Desde hace años, muchos farmacéuticos de hospital están trabajando como farmacéuticos de atención primaria. El hospital no debemos entenderlo como una serie de muros porque el paciente que atiendo hoy en el hospital está el resto del año en su domicilio, y hay que seguirlo donde esté. Tenemos experiencia en el uso de nuevas tecnologías para llegar al domicilio del paciente y saber si está tomando la medicación, de una forma adecuada, etc. y poder intervenir para mejorar su terapia. Esto ocurre igual en otras patologías en las que no dispensamos el medicamento, como por ejemplo pacientes con una fibrilación auricular no valvular, que se le prescribe un nuevo anticoagulante oral por el cardiólogo del hospital. Esa medicación la va a tomar en su casa, pero debemos garantizar la efectividad y seguridad en ese tratamiento. Estamos trabajando para completar el plan de formación del farmacéutico de hospital y que pueda contemplar más patologías de ese tipo. Somos muy firmes, sin embargo, en el tema del periodo transitorio en que los compañeros de atención primaria que no tengan la especialidad puedan solicitarla, propusimos que no hubiera y en el decreto sigue manteniéndose, y creemos que hay que hacerlo con un rigor exquisito porque la vía lógica, a día de hoy, para conseguir una especialidad en Farmacia Hospitalaria y de Atención Primaria es hacer el FIR y desarrollarlo en un ámbito hospitalario, y ahora de Atención Primaria. No sería nada ejemplarizante que compañeros que tienen una trayectoria muy amplia en primaria y que son ejemplares en su trabajo, pero no hicieron el periodo de residencia, tengan automáticamente el título, debemos ser extraordinariamente rigurosos en el análisis de la documentación.

La SEFH está teniendo una actividad frenética en los últimos tiempos, quizás reflejo de los cambios a los que se ha visto sometido el farmacéutico de hospital. ¿Cuáles son sus principales retos en la actualidad?

El objetivo de la SEFH es mejorar la formación del farmacéutico de hospital para conseguir los mejores resultados en salud. Por tanto, se nos plantea un reto excelente con las nuevas terapias. Somos líderes en su implantación, desde la evaluación hasta la preparación: en terapia celular y en las terapias avanzadas en general, la preparación es la de un medicamento y debe hacerse en los Servicios de Farmacia Hospitalaria. La administración de ese medicamento y el seguimiento también son un reto fantástico en las nuevas terapias. Hay uno importante en la medicina personalizada, la monitorización. Tenemos una trayectoria muy amplia en la monitorización de niveles plasmáticos, en farmacocinética, pero también en recomendaciones, ahora en farmacogenética. Manejamos una información muy útil para conseguir la mayor efectividad y para anticiparnos al uso del medicamento para un paciente. Otro reto es la cronicidad y la atención primaria: la evolución de la enfermedad hace que tengamos que girarnos hacia ese paciente crónico, no a la regularización del que ingresa, también a su mejor desarrollo y la prevención. Además, tenemos un reto importante con la investigación de resultados en salud, es algo que desde la sociedad se está potenciando. Acabamos de sacar una convocatoria y se han presentado 47 proyectos de investigación, mayoritariamente multicéntricos. Hay un gran ‘gap’ entre la eficacia demostrada en un ensayo clínico y la efectividad real posterior, y los Servicios de Farmacia pueden y tienen mucho que decir en esa investigación. Y luego creo que tenemos un amplio campo en el área de formación por competencias, porque al haber tanta innovación nos obliga a ser ágiles en la formación, en los planes y la evaluación que realizamos. Además, seguimos adelante con el proyecto 2020, con varias líneas estratégicas: acercamiento al paciente, nuevas tecnologías, seguridad del medicamento, formación, investigación… Disponemos de una hoja de ruta muy bien trabajada por muchos Servicios de Farmacia que han participado en ella. Por último, no quiero dejar los servicios a la ciudadanía, porque la visibilidad que el farmacéutico de hospital tiene es muy mejorable: el ciudadano debe conocer la figura del farmacéutico de hospital. Es verdad que se ha evolucionado mucho en los últimos años en cuanto a la presencia en prensa, incorporación de ciudadanos en algunas comunidades autónomas incluso a los órganos directivos de los hospitales y a las unidades de gestión clínica, para conocer cuál es su percepción y una visibilidad mutua. Esa parte, no obstante, tenemos que trabajarla mucho.

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