os enfermos con diabetes (más de un tercio del total) serán el subgrupo que probablemente obtenga mejores resultados



27 may. 2013 12:34H
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José Ramón González-Juanatey.

Redacción. Nueva York
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han celebrado la pasada semana en Nueva York un curso extramural organizado en el prestigioso hospital Mount Sinaí, titulado ‘NY Mount Sinaí Experience’. Allí, más de cien especialistas en cardiología, tanto españoles como americanos, han compartido experiencias, no solo a nivel teórico sino también práctico, conociendo de primera mano cómo funciona la actividad asistencial en las áreas más destacadas de este centro tan reconocido por su excelencia y calidad asistencial.

“Quiero agradecer en nombre de la SEC tanto la implicación de Valentín Fuster como de Borja Ibáñez en la realización de una actividad científica del máximo nivel, como esta”, apunta José Ramón González-Juanatey, presidente electo de la SEC. “La experiencia ha sido verdaderamente enriquecedora y no solo nos ha permitido estrechar los ya existentes y fructíferos lazos con el CNIC, sino que también hemos podido trabajar conjuntamente con un centro sanitario de referencia como el Mount Sinai Hospital”.

“Actividades como esta reiteran el  compromiso de la SEC con la excelencia asistencial y en investigación para mejorar continuamente la calidad en la asistencia de los pacientes cardiológicos en nuestro país”, explica González-Juanatey.

“La investigación y su traslación a la práctica clínica es, sin duda, una de las claves para acabar con la epidemia cardiovascular que hace de este tipo de enfermedades la principal causa de muerte en todo el mundo. Cursos como éste permiten a los clínicos actualizar sus conocimientos y aplicarlos inmediatamente a sus pacientes, lo que sin duda beneficia a ambos”, declara el Dr. Valentín Fuster, director general del CNIC y director del Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Medical Center de  Nueva York, así como “Physician-in-Chief” del mismo centro.

Uno de los temas más destacados que se han departido durante la reunión, y que ha sido presentado por González-Juanatey, es la imperiosa necesidad de investigación para encontrar nuevos fármacos que traten de manera eficaz a los enfermos de insuficiencia cardiaca (IC). Actualmente se están llevando a cabo varios ensayos clínicos que auguran la aparición de nuevas posibilidades terapéuticas para estos pacientes en aproximadamente unos cinco años, con el claro propósito de mejorar su calidad de vida y disminuir su riesgo de reingreso.

Y es que la IC es el principal motivo de hospitalización en mayores de 65 años y la primera causa de gasto sanitario en una única enfermedad, siendo responsable de entre un 2% y un 3% del gasto público. Esta patología constituye uno de los mayores retos de la cardiología actual, pues causó en 2011, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 37.000 muertes en España, muchas de ellas en pacientes óptimamente tratados.

“Sin duda, la IC es un asunto que preocupa tanto a investigadores como a clínicos en el ámbito de la enfermedad cardiovascular, más aún si tenemos en cuenta que se espera que aumente la incidencia debido al envejecimiento de la población y al aumento significativo de la mortalidad inmediata asociada al infarto agudo de miocardio. De ahí que esta reunión haya sido tan fructífera”, señala el Dr. Borja Ibáñez, jefe del laboratorio de Imagen en Cardiología Experimental del CNIC.

Recientes estudios han demostrado que incluso uniendo los actuales betabloqueantes con antihipertensivos, no se mejora el pronóstico de la IC, “por lo que a nivel farmacológico hemos llegado a un horizonte infranqueable y debemos buscar nuevas medidas para bloquear el sistema simpático y el sistema renina angiotensina”, explica González-Juanatey.

Para ello, se están buscando nuevas vías que controlen las alteraciones del metabolismo cardíaco de pacientes con IC: mejorando la mala utilización del calcio por las células del corazón (lo que dificulta la relajación y contracción del corazón), optimizando el manejo de la energía (las células del corazón dependientes de la glucosa y los ácidos grasos), e impidiendo la muerte de las células del corazón (apoptosis).

Estas nuevas dianas terapéuticas giran en torno a dos áreas concretas. La primera pretende impedir la formación de productos avanzados de glicación, tanto directamente como a través del bloqueo de sus receptores, para evitar el aumento de fibrosis en el corazón y las arterias, así como la vasoconstricción, la aterosclerosis o la formación de trombos. La segunda persigue conseguir un aumento de las hormonas beneficiosas que produce la grasa epicárdica que recubre el corazón y limitar la producción de las hormonas dañinas como la leptina, la disfatina o las interleucinas. En este sentido, los enfermos de IC producen dos tercios menos de hormonas beneficiosas (adipoquinas) que una persona sana y por el contrario cuentan con una mayor actividad de hormonas destructivas.

Aunque el beneficio será global, los enfermos de IC con diabetes (más de un tercio del total) serán el subgrupo que probablemente obtenga mejores resultados a partir de estos nuevos fármacos que se están investigando, pues tienen aún una mayor actividad de los productos de glicación y también presentan más actividad deletérea de la grasa.

La IC es la patología cardiovascular que está incrementando más su incidencia y prevalencia, debido al envejecimiento de la población, a pesar de los grandes avances surgidos en los últimos 30 años, tanto farmacológicos como no farmacológicos (con dispositivos como los resincronizadores, los desfibriladores o los trasplantes).

Esta enfermedad impide que el corazón bombee suficiente sangre al organismo, lo que produce sensación de cansancio e incapacidad física para eliminar los desechos naturales, provocando la acumulación de líquido en los pulmones y en otras partes del cuerpo. Aparece como consecuencia de un daño o un sobreesfuerzo acaecido en el corazón, como una enfermedad coronaria, un infarto de miocardio o hipertensión, o por el abuso de tóxicos como el alcohol o las drogas.

Durante la reunión también se ha abordado la importancia del adecuado tratamiento de la hipertensión arterial, una enfermedad que padecen 11 millones de españoles (el 36,7% de la población según la OMS) y una de las principales causas de IC. En este sentido se ha tratado el papel las combinaciones a dosis fija de medicamentos en la mejora del cumplimiento terapéutico y, por tanto, del cumplimiento de los objetivos de presión arterial propuestos para los pacientes. Otro tema importante es el tratamiento de los pacientes que sufren un síndrome coronario agudo, el abordaje que se hace de estos pacientes perfectamente coordinado desde que se les recoge en la ambulancia hasta el ingreso en el hospital y el uso de los antiagregantes plaquetarios para reducir la mortalidad y la aparición de eventos previos. Finalmente, también se hablado durante la reunión sobre los avances frente a la fibrilación auricular y las aportaciones de los nuevos anticoagulantes orales para su tratamiento.
 

 

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