El análisis de Antares Consulting indica que la botica tiene que orientarse a “potenciar su imagen como un verdadero centro de salud”



7 mar. 2013 20:54H
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Francesc Pla y Rafael Borrás.

Redacción. Barcelona
Una nueva cartera de servicios basada en la atención al paciente y en un modelo retribuido y protocolizado es lo que debe garantizar la viabilidad de las oficinas de farmacia. Ésta es una de las principales conclusiones del estudio ‘El futuro de la oficina de farmacia’ realizado en casi un millar de farmacéuticos, que identifica los retos clave del sector y refleja el posicionamiento de los profesionales ante dichos retos y que se ha presentado este jueves en Infarma. Este análisis también destaca la cooperación estrecha entre profesionales, el uso de las nuevas tecnologías y la potenciación de la imagen de la farmacia como centro de salud como elementos clave de futuro, a parte de la necesidad de tener un marco de estabilidad y un pago al día por parte de la Administración.

La principal constatación extraída del análisis es que el modelo actual de farmacia está agotado y que “es necesario ir hacia un nuevo modelo de farmacia asistencial como concepto de futuro, donde será clave potenciar la imagen de la oficina de farmacia como un verdadero centro de salud, yendo más allá de la mera dispensación de medicamentos”, según ha explicado Borrás, director de Bioindustrias y Farmacia en Antares Consulting.

Por su parte, Francesc Pla, vicepresidente del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, ha afirmado en este sentido que “el modelo clásico de prestación farmacéutica de las últimas décadas ya no es válido y necesita una revisión sin complejos, porque la situación ha cambiado por completo. La estabilidad ha desaparecido, la rentabilidad ha caído, la incertidumbre ha aparecido en el sector y la única apuesta ganadora está en el cambio. Y no podemos esperar más”.

Los retos vinculados a la creación de este nuevo modelo profesional asistencial son absolutamente prioritarios para los farmacéuticos. Entre ellos se incluyen “explorar en profundidad la posibilidad de desarrollar una cartera de servicios homologada, protocolizada y retribuida por los pacientes, las aseguradoras y la Administración Sanitaria que sea rentable”, según Pla, “que sea una parte importante de nuestra actividad, que incentive la iniciativa profesional y que además sea coherente con el concepto de capilaridad de la red y también medible y eficiente”. En este apartado, también se ha destacado la necesidad de cooperar estrechamente con los demás profesionales sanitarios, “integrando al farmacéutico en las tecnologías de la información por ejemplo con la receta electrónica, trabajar de forma más coordinada con los otros agentes de salud y la Administración, y ser más competitivos”, ha explicado Borràs. Todo ello “con una práctica farmacéutica estandarizada y capacitando al farmacéutico en ciertas patologías mediante formación obligatoria, regulada y acreditada”.

La regulación y la viabilidad del sector, otras inquietudes prioritarias

Otro de los temas marcados en rojo en la agenda de futuro del colectivo farmacéutico, consecuencia de la difícil coyuntura actual, tiene que ver directamente con la regulación y la viabilidad futura del sector. Aquí, la apuesta se centra no sólo en una interacción más directa con el paciente, sino sobre todo en un menor grado de dependencia respecto a la Administración en cuanto al desarrollo y establecimiento de los criterios en la nueva cartera de servicios.

Los colegiados también han señalado que es crucial poder influir en la normativa que definirá el cambio de modelo profesional farmacéutico, el cual debe debatirse previamente. En cuanto a la viabilidad, es fundamental que la nueva cartera de servicios retribuida y los medicamentos sean rentables, así como disponer de un marco de estabilidad para poder llevar a cabo todo esto. 

Se trata de implantar modelos retributivos “sustitutivos” al margen, “ya que el actual modelo por márgenes no incentiva la actuación profesional asistencial que queremos implantar como modelo de futuro”, además de incorporar indicadores de resultados en salud como elemento de retribución y diversificar el pagador de servicios. De hecho, tal como señala Rafael Borràs, “todo este proceso, este Estudio, es equivalente a una I+D+i. Pero para poder llevarlo a cabo y convertir en realidad los retos y necesidades que han planteado los farmacéuticos, es un requisito indispensable tener un marco de estabilidad económica y que la Administración cumpla con sus obligaciones a la hora de efectuar los pagos”.

Precisamente, éste tema ha centrado la edición 2013 de Infarma a raíz del impago de la factura farmacéutica correspondiente al mes de febrero, aplazando el cobro de los 35 días establecidos en el Concierto firmado con la Administración a los 120, y dando pie a la formulación de propuestas colectivas por parte de los farmacéuticos que van desde cierres reiterados hasta la reclamación jurídica de intereses, las cuales están pendientes de someterse a votación. Francesc Pla, por su parte, ha emplazado a los farmacéuticos a “trabajar en una propuesta y dejar de hablar de ideas. Debemos tener un documento concreto no más allá de uno o dos años”.

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