Algunas patologías, como la neumonía o la artritis séptica, pueden tratarse en menos tiempo con la misma eficacia

Los antibióticos pueden tratar en menos tiempo patologías como la neumonía.
Una imagen con pastillas.


26 nov. 2024 18:30H
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La Farmacia Hospitalaria lo tiene claro: más no siempre es mejor. Evitar el uso de antibióticos innecesarios para tratar las enfermedades de los pacientes tiene beneficios como menos coste, efectos adversos menores y una resistencia más baja, además de un aumento de la adherencia. Por este motivo, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), se ha hecho eco de la tabla 'Shorter is better' de Brad Spellberg –médico jefe del Centro Médico General de Los Ángeles e investigador y experto en enfermedades infecciosas–, en la que se enumeran aquellas patologías en las que un ciclo corto de antibióticos es igual de eficaz que uno largo. En este sentido, la entidad científica ha recordado que "una pauta corta de medicamentos" es igual de eficaz que otra de mayor duración "en muchas situaciones". Entre estos casos está la osteomielitis, que puede tratarse en un ciclo largo (84 días) y en otro más reducido (42 días), llegando a la misma eficacia en ambos casos, según la entidad. 

En la neumonía y sus diferentes variantes ocurre lo mismo. La que se contrae en la comunidad, puede tratarse con antibióticos durante 3 o 5 días en su forma reducida o entre 5 y 14 días en la larga, llegando a los mismos buenos resultados en ambos casos. La adquirida en la UCI, puede superarse con 3 días o con 14-21 días en su formato extenso, y, de nuevo, obteniendo en ambas el mismo éxito. La neumonía asociada a la ventilación muestra el mismo camino según la SEFH, pudiendo tratarse entre 5 y 8 días o en la franja de 10 a 15 días, consiguiendo, una vez más, un resultado satisfactorio en las dos vertientes.

Otras patologías pueden reducir incluso a la mitad de tiempo el consumo de antibióticos, son los casos de las infecciones osteoarticulares (28 días), la osteomielitis de pie diabético (10-21 días), el empiema (14-21 días), la artritis séptica (14 días), la exacerbación de fibrosis quística (10-14 días), la pielonefritis (5-7 días), la bacteriemia (7 días) o el eritema migratorio (7-10 días).

Lo mismo ocurre, aunque no con un cambio tan notorio, con otras patologías como: infección intraabdominal complicada; apendicitis compleja; celulitis; meningitis bacteriana, exacerbación aguda de bronquitis; EPOC; sinusitis bacteriana aguda; hemorragia de varices esofágicas, fiebre neutropénica; neumonía adquirida en comunidad atípica; profilaxis post quirúrgica y la Malaria P. vivax.

La tuberculosis, en su versión latente, multirresistente, resistente a rifampicina, abdominal, ganglionar o espinal; la infección de prótesis articular de inicio temprano; la otitis media en mayores de 2 años y la faringitis estreptocócica a otros antibióticos que no sean penicilina V, también muestran un resultado similar, tanto en su versión corta como larga.

Enfermedades en las que se recomienda un ciclo largo


En las tablas, también se mencionan las patologías en las que la eficacia del ciclo corto de antibióticos fue inferior frente a los largos. Entre estos casos, se encuentran enfermedades como la infección de prótesis articular, donde se recomiendan 12 semanas de tratamiento; la otitis media en menores de 2 años, en la que lo ideal es que el antibiótico dure 10 días o la aspergilosis pulmonar crónica, con tratamiento de 12 meses.

Otras excepciones son la faringitis estreptocócica con penicilina V, donde el ciclo corto de 3 a 5 días se mostró inferior al de 7-10 días, y la tuberculosis pulmonar activa, donde el tratamiento de 4 meses fue peor al de 6 meses.
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