La creación de una
comisión de terapias biológicas que homogenice el manejo de las
enfermedades inflamatorias inmunomediadas en un hospital tiene un impacto positivo en la atención a estos pacientes, según un estudio publicado en la revista
Farmacia Hospitalaria.
El artículo evalúa el impacto que ha supuesto esta comisión en un centro de 165 camas y población de referencia de 220.000 habitantes midiendo la prescripción de medicamentos y la petición de pruebas antes y después de su instauración en 2017.
Las investigadoras, lideradas por
Virginia Martínez-Santana, de la Fundació Hospital de l’Esperit Sant, muestran que la prescripción de inhibidores del factor de necrosis tumoral pasó del 80,6 al 45 por ciento de los pacientes, mientras que la de inhibidores de la interleucina 12/23 aumentó del 12,9 por ciento al 35 por ciento.
Además, aumentó el cribaje tuberculoso y, en general, la proporción de pruebas solicitadas para el estudio de patologías víricas y la administración de vacunas. Esto es importante ya que
el uso de medicamentos biológicos se ha asociado a un riesgo mayor de complicaciones infecciosas, tanto víricas como bacterianas, incluyendo una mayor incidencia de tuberculosis, especialmente con el uso de anti-TNF alfa.
Disparidad de criterios en el uso de fármacos biológicos
La creación de comisiones multidisciplinares de terapias biológicas viene dada por la disparidad de criterios en el uso de medicamentos biológicos. Según las autoras, el efecto positivo es probable que se deba a que estas comisiones dan voz a servicios médicos implicados en el manejo de estos fármacos y que no estaban presentes en otras menos específicas.
“Lo habitual de esas comisiones [menos específicas] es que un miembro represente a las especialidades médicas, habitualmente un especialista en Medicina Interna” que no tiene por qué conocer en profundidad estos fármacos.
Comisiones multidisciplinares y estudios prebiológicos
Martínez-Santana y sus colaboradores indican que el desarrollo de una comisión de terapias biológicas “ha supuesto mejores en la calidad asistencial de los estudios prebiológicos, ya que anteriormente la realización de estos estudios era incompleta”.
La puesta al día de todos los miembros del grupo, “así como la
elaboración de un protocolo basado en la evidencia que definiera las pruebas que se debían solicitar en el estudio prebiológico”, han sido cruciales para conseguir que “ningún paciente iniciara tratamiento con un medicamento biológico sin haberle realizado previamente un estudio completo”.
Las autoras concluyen que, gracias a la creación de esta comisión, “se realizó una prevención infecciosa adecuada a todos los pacientes”.
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