Alfredo Corell, profesor de Inmunología de la Universidad de Valladolid (UVA).
De un mes para otro,
Alfredo Corell, inmunólogo y profesor en la Facultad de Medicina de la
Universidad de Valladolid (UVA), ha pasado de recibir
ataques homófobos en la universidad, donde un día aparecieron cientos de papeles en los pasillos y su despacho con la frase "Corell maricón y socialista", a recibir el
galardón a mejor docente de España en los
premios Educa Abanca. Este reconocimiento nace de los propios
alumnos, que son quienes proponen a los nominados.
"Me resulta increíble autodenominarme 'el mejor profesor universitario de España'.
Es una exageración", señala Corell a
Redacción Médica, quien cree que una de las claves del éxito docente es conectar con los alumnos. "Les doy
voz,
voto y les
hago cómplices del proceso de aprendizaje. La primera clase conmigo, de hecho muchos están en
estado de shock, porque no están acostumbrados a que se les de ese protagonismo", cuenta.
El profesor Corell en una de sus actividades con los alumnos.
|
Una vocación tardía
Para Corell, las claves para ser un buen docente son "la capacidad de
comunicar, el dominio de la
tecnología, que hoy en día es básico, el
conocimiento, sin el cual las buenas maneras comunicativas y la tecnología no sirven de nada, y la que es probablemente la más importante de todas, la
vocación". El considerado mejor profesor universitario de España reconoce que nunca tuvo vocación de docente, que esta llegó cuando empezó a dar clase. "
No estudié Biología para ser profesor. Empecé trabajando en Inmunología en el
Hospital 12 de Octubre, donde me dedicaba a la investigación y a la asistencia, dos ámbitos que me apasionaban".
Comenzó a sembrar su lado docente entre el 96 y el 99, durante sus últimos años en el 12 de Octubre, cuando se encargó de coordinar la formación de Inmunología en la
Universidad Complutense. "En mi cabeza no pasaba en ese momento el objetivo de ser docente.
Quería sentirme útil en el diagnóstico", explica. Rechazó hacer el post-doctorado que le ofreció la
Universidad de Harvard porque le pareció "que
estaba muy lejos", además de la oferta laboral de una gran empresa tecnológica. "Estaba más centrado en el diagnóstico y la investigación", confiesa. Marchó a Londres y empezó a trabajar en el
Instituto Anthony Nolan, que le permitía compaginar estos intereses. Al cabo de un año salió una plaza de Inmunología en la Universidad de Valladolid (UVA).
"Al principio fui un mal profesor"
Corell
se presentó "sin ninguna vocación" y ganó la plaza. Justo en el momento en que se lo comunicaron, el Instituto Anthony Nolan le ofreció un alto cargo, pero lo rechazó
"Los estudiantes reciben demasiado ruido informativo en la carrera de Medicina"
|
porque quería
"regresar a España". "Fue un cambio de escenario radical. Al principio lo hice muy mal como profesor. Intentaban que supiera toda la Inmunología que yo sabía. Al cabo de tres semanas el jefe de estudios me llamó y me dijo que
los alumnos se quejaban de que no se enteraban de nada. Los delegados me confirmaron que en clase nadie se enteraba de nada. Me puse las pilas desde ese momento".
La primera reacción que tuvo Corell fue sentarse en casa y "darle vueltas a cómo puedo trasmitir mis conocimientos". ¿La solución? "
Montar una obra de teatro. La clase se convirtió en una célula y cada alumno era una molécula relevante. Conseguí que entendieran en 40 minutos lo que había sido incapaz de explicar en tres semanas de clase. Ahí
cambié el chip".
Propuesta de cambios para el Grado de Medicina
Alfredo Corell con sus alumnos de la Universidad de Valladolid (UVA).
|
Este docente observa diversas
taras en la forma y fondo del Grado de Medicina. Las relacionadas con la forma tienen que ver con la
metodología utilizada por algunos profesores: "Una
clase magistral no es sentarse y leer unas diapositivas en Power Point. Hace falta un discurso coherente, con principio, final y que dé pie a la interacción. Pero sentarse y leer no lo es": Corell reconoce que una de las razones de la falta de motivación docente está arraigada en el propio sistema. "
El desempeño del docente universitario no está recompensado. De hecho, en el argot del sector se llama 'carga docente' a las clases. La investigación se compensa en el salario, pero no la docencia".
Según el inmunólogo, en Medicina esta situación es más acusada, ya que "a un médico le compensa más salarialmente trabajar por la tarde en una consulta privada que dar clases en la universidad.
La falta de incentivos es una de las razones de la falta de profesores en las facultades de Medicina.
El sistema no es atractivo para el talento y hay muchos obstáculos para entrar".
Respecto al contenido del Grado en Medicina, Corell cree que los estudiantes "
reciben excesiva información y cacofónica. Tenemos que tender a que las cosas se pueden consultar. Hay que conocer unas bases pero les sometemos a un
exceso de información memorística que en su vida no es tan útil. Hay también una obsesión con el MIR. Las academias para preparar el examen
MIR quieren captarles desde tercer curso, lo cual me parece terrible porque
parece que en vez de formarte para ser médico te estás formando para hacer un examen".
Otro de las carencias que divisa es "
falta de vocación entre los estudiantes. Medicina se ha convertido en una carrera con una nota de corte altísima a la que no puede entrar mucha gente con vocación.
Tener mejores notas no significa tener más vocación. Noto una falta de humanización y empatía, parece que eso se lo han dejado los médicos a las enfermeras. Echo en falta una
asignatura de
integración donde se vea al paciente como un todo y una
asignatura de formación humanística". A su vez, Corell incluiría en su Grado de Medicina ideal una
asignatura de Salud Digital: "No se les está formando en telemedicina, que es el presente y el futuro. Necesitan conocer herramientas de diagnóstico digital. Una cosa es el mundo digital para usos personales y otra para usos profesionales".
Homofobia en el sistema sanitario
"Noto falta de humanización, parece que eso los médicos se lo han dejado a las enfermeras"
|
La
Policía está investigando el
ataque homófobo del que fue víctima Corell en la Universidad de Valladolid. El profesor nota "
cierto retroceso en la sociedad en cuanto a
tolerancia y
libertados", aunque reconoce que "la homofobia l
leva años presente en el mundo docente y sanitario". Corell ha relatado alguno de estos episodios: "Ha habido otros comportamientos de esa índole hacia mi persona. Una vez uno de los delegados me retiro de una orla por mi orientación sexual. Cuando me casé un jefe de Departamento no me quiso felicitar porque, según él, no aceptaba este tipo de matrimonios. También he recibido comentarios del tipo '
no sé de qué se queja porque va presumiendo de ello', por tener una foto en mi
Instagram besando a mi marido".
Otro de esos momentos difíciles tuvo lugar en el Hospital 12 de Octubre, aunque prefiere no hacer público el episodio: "
Me hizo muchísimo daño". No obstante, estos episodios son secundarios y el remanente de su experiencia profesional son los agradecimientos que recibe de los alumnos. "Ha habido alguno que me he encontrado años después y me ha dicho que se dedica a la Inmunología porque yo les hice amarla. Que te digan algo así es inmenso. Me llena y me hace querer mi trabajo".
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.