Una de cada tres muertes por cáncer es evitable. Cuestiones sociales como la formación, el trabajo, el género o el lugar de residencia, entre otras, afectan a las posibilidades de aparición de un tumor, a su diagnóstico y a su tratamiento. Pero, ¿hasta qué punto se conocen y abordan estas diferencias en nuestro país? La respuesta nos la dan cuatro expertas en la especialidad y en
Salud Pública en este nuevo episodio de '
El Pódcast de Oncología',
en colaboración con
MSD España.
El primer paso para evitar desigualdades en el abordaje pasa por incluir todo tipo de perfiles en los ensayos clínicos. La ausencia de determinados colectivos en estas investigaciones dificulta la evaluación y abordaje de sus procesos oncológicos. Pese a una tendencia favorable a nivel internacional, los profesionales siguen identificando muchas tareas pendientes.
Acceso diferente a cribados contra el cáncer
Los
determinantes sociales se evidencian en un mismo proceso inicial: los
cribados contra el cáncer. El acceso a los mismos está condicionado por el hospital más cercano al domicilio y el
nivel de concienciación frente a la enfermedad. Es por ello que las clases altas de las grandes ciudades muestran un mayor índice de participación en dichas pruebas, que se acentúa a su vez en los hombres por cuestiones de conciliación.
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Con una menor detección, aquellos perfiles con menor participación en los estudios tienen menos posibilidades de recuperación. A ello hay que sumar que los estratos sociales más bajos son más propensos al consumo de
tabaco y alcohol, así como a la exposición de agentes ambientales perjudiciales como el
amianto o el
radón.
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