La que fuera mejora nota relata cómo ha sido su primer año como residente y aconseja a quienes están por elegir

Beatriz, número 1 del EIR 2024: "Paciencia, no todo se aprende al inicio"
Beatriz Díez durante un día de trabajo.


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El jueves comienza la adjudicación de plazas para los futuros residentes EIR de 2025. Un momento decisivo en el que se mezclan ilusión, nervios y muchas dudas. Para quienes están a punto de elegir destino, escuchar a alguien que ya ha pasado por ese primer año puede ser una brújula útil. Beatriz Díez, la número 1 del EIR 2024, lo sabe bien. Con la perspectiva que da haber superado los primeros meses de residencia, habla con claridad sobre lo que supone realmente empezar el camino.

“Cuando coges la plaza piensas: ya está, lo tengo hecho. Pero en realidad, ahí empieza la carrera de verdad”, explica Beatriz, quien se preparó para la prueba en el centro de formación PlanEIR - Metrodora.

Aunque ya conocía el entorno hospitalario antes de empezar la residencia, Beatriz reconoce que el inicio no fue sencillo: “Es una etapa muy bonita, pero también muy dura. Se espera mucho de ti, tienes que adaptarte rápido y asumir responsabilidades desde el primer momento”.

Aprender a paso firme: el valor de la paciencia


Beatriz insiste en la importancia de empezar con calma, sin exigirse más de la cuenta desde el primer día. “Mi consejo sería que se lo tomen con paciencia, con filosofía. Que tengan claro que están en formación, que no quieran aprender todo a la vez, porque es muchísimo”, recalca.

A quienes dan ahora sus primeros pasos en el hospital, les recuerda que no están solos: “Están muy bien preparados, eso es lo que les diría. Que confíen en sí mismos, que vayan poco a poco, día a día, y que seguro que se van a sentir muy bien y muy contentos”.

Miedos, errores y el síndrome del impostor


Uno de los mayores retos para Beatriz no fue tanto técnico como emocional: superar la sensación de no estar a la altura. “Lo más difícil es creerte el rol que tienes. Sentir que ya eres una profesional, que las personas confían en ti. Ese síndrome del impostor, de ‘¿cómo voy yo a decirle a esta gente lo que tiene que hacer?’”.

También admite que, como cualquier principiante, cometió errores: “Muchos. No sabría ni por dónde empezar”, dice entre risas. Pero si algo le marcó fue darse cuenta de lo lejos que estaba la realidad de algunas expectativas.

Llegamos con la idea de que todos los partos serían naturales, sin epidural, y te das cuenta de que no. Que hay muchas inducciones, mucha variedad, y eso al principio choca”, explica Beatriz, quien se decantó por la especialidad de Matrona.

De la incertidumbre a una vocación clara


Beatriz no tenía del todo clara su especialidad cuando empezó a preparar el EIR. Sabía que quería especializarse, pero no qué camino tomar. Fue durante la preparación del examen cuando empezó a sentir curiosidad por la figura de la matrona: “No sabía exactamente qué hacía una matrona hasta entonces. Y a medida que estudiábamos, me empezó a interesar muchísimo”.

Hoy lo tiene claro: “Me alegro muchísimo de haber elegido esta especialidad. Matrona es una profesión preciosa, que no se limita al embarazo y al parto, sino que acompaña toda la salud de la mujer. Si volviese atrás, la volvería a elegir sin dudar”.

Un hospital a medida


Beatriz hace su residencia en el Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia, un centro que no figura entre los más grandes, pero que ha ganado protagonismo entre los aspirantes por su filosofía de atención. “Lo elegí porque es un hospital de baja intervención en los partos. No atiende tanta patología como otros más grandes, y eso permite que la matrona tenga más protagonismo cuando todo va bien”.

“Tienen bañera de partos, respetan mucho el proceso fisiológico. Si hay que intervenir, lo hace el ginecólogo, pero si todo va bien, el parto lo lleva la matrona”.

Durante este año ha recibido muchas consultas de aspirantes interesadas en el hospital: “Nos han preguntado mucho, a mí y a mis compañeras. Y después de estar un año allí, reafirmo que fue una gran elección”.

Esta semana, Beatriz y sus compañeras conocerán a quienes llegarán para ocupar las plazas del próximo curso. Aunque aún no sabe quién elegirá su hospital, está segura de que encontrarán en el Peset una formación exigente pero valiosa. Antes de despedirse, deja un último mensaje a quienes están a punto de elegir: “Que se queden tranquilos, que están más que preparados. Y que no tengan miedo: van a aprender muchísimo y se van a sentir súper a gusto”.
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