Solo el 76 por ciento de los pacientes con
infarto de miocardio con disnea o fatiga como síntoma principal están vivos al año en comparación con el 94 por ciento de aquellos con
dolor torácico como característica predominante. Ese es el hallazgo de la investigación presentada este sábado en un congreso científico de la
Sociedad Europea de Cardiología (
ESC).
"La disnea y el cansancio extremo fueron los síntomas de
ataque cardíaco más comunes en mujeres, personas mayores y pacientes con otras afecciones, como presión arterial alta, diabetes, enfermedad renal y enfermedad pulmonar", ha señalado el autor del estudio,
Paulo Medeiros, del Hospital de Braga, Portugal. “Si bien nuestro estudio no ha mostrado que estos síntomas causaran un resultado más deficiente, eran señales de advertencia de un
mayor riesgo”, ha añadido.
El dolor torácico es la presentación distintiva del
infarto de miocardio, pero otras molestias, como
dificultad para respirar, dolor en la parte superior del
abdomen o en el cuello, o pérdida transitoria del conocimiento (desmayos), pueden ser el motivo para acudir al servicio de urgencias. Este estudio ha investigado qué pacientes tienden a presentar quejas atípicas y si estos síntomas tienen las mismas consecuencias que el dolor torácico.
Además, el estudio se ha centrado en el
infarto de miocardio sin elevación del ST (
Nstemi), un tipo de ataque cardíaco en el que una arteria que suministra sangre al corazón se bloquea parcialmente. Los investigadores utilizaron datos del Registro Portugués de Síndromes Coronarios Agudos. El estudio ha incluido a 4.726 pacientes mayores de 18 años ingresados con Nstemi entre octubre de 2010 y septiembre de 2019.
La edad promedio de los participantes del estudio fue de
68 años y el 71 por ciento eran hombres. Los pacientes se dividieron en tres grupos según su síntoma principal al momento de la presentación. El dolor torácico fue el síntoma de presentación más frecuente (4.313 pacientes; 91 por ciento), seguido de disnea/fatiga (332 pacientes; 7 por ciento) y síncope (81 pacientes; 2 por ciento).
¿Cuáles han sido los síntomas principales de los pacientes?
Los
pacientes con disnea/fatiga eran significativamente mayores que los de los otros dos grupos, con una edad promedio de 75 años en comparación con 68 años en el grupo de dolor torácico y 74 años en el grupo de síncope. Los que presentaban disnea/fatiga también eran
más frecuentemente mujeres (42 por ciento) en comparación con los pacientes con dolor torácico como síntoma principal (29 por ciento mujeres) o síncope (37 por ciento mujeres). En comparación con los otros dos grupos, los pacientes con disnea/fatiga como síntoma principal tenían más probabilidades de tener presión arterial alta, diabetes, enfermedad renal crónica y
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (
EPOC).
Los investigadores compararon las
tasas de supervivencia entre los tres grupos al año. Un año después del infarto, el 76 por ciento de los pacientes del grupo de disnea/fatiga estaban vivos en comparación con el 94 por ciento del grupo de dolor torácico y el 92 por ciento del grupo de síncope. Durante el año posterior al infarto, el 76 por ciento de los
pacientes del grupo de disnea/fatiga evitó ser hospitalizado por un motivo cardiovascular frente al 85 por ciento del grupo de dolor torácico y el 83 por ciento del grupo de síncope.
Medeiros añade que "los pacientes que presentaban
dificultad para respirar o fatiga tenían un peor pronóstico que aquellos con dolor en el pecho. Tenían menos probabilidades de estar vivos un año después de su ataque cardíaco y también menos probabilidades de permanecer fuera del hospital por problemas cardíacos durante ese período de 12 meses”.
Análisis multivariado para evaluar el dolor torácico
Asimismo, los investigadores realizaron un
análisis multivariado para evaluar si el dolor torácico, la disnea/fatiga o el síncope eran predictores independientes de supervivencia al año. El análisis se ajustó por edad,
EPOC, fibrilación auricular, fracción de eyección del ventrículo izquierdo, hemorragia mayor y taquicardia ventricular. Ninguno de los síntomas surgió como predictor independiente.
En este sentido, Medeiros ha explicado que “la dificultad para respirar fue más común entre los
pacientes que fallecieron durante el año posterior al ataque al corazón. Sin embargo, al considerar todas las variables estudiadas, el tipo de síntoma de presentación no fue un
predictor independiente de mortalidad, por lo que no podemos afirmar específicamente que la falta de aire fue la razón del peor resultado. Una supervivencia más pobre puede deberse a otros factores en esos pacientes, como una función reducida de la bomba cardíaca".
Finalmente, Medeiros concluye que “este estudio destaca la
necesidad de considerar un diagnóstico de infarto de miocardio incluso cuando la queja principal no es el dolor torácico. Esto puede ser particularmente importante para las mujeres y los pacientes mayores, en los que el diagnóstico podría retrasarse y dar lugar a peores resultados. Además del síntoma clásico de un ataque al corazón de dolor en el
pecho, presión o pesadez que se irradia a uno o ambos brazos, el cuello o la mandíbula, las personas deben buscar ayuda médica urgente si experimentan dificultad para respirar prolongada”.
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