Jens Agerström, de la Universidad de Linnaeus en Suecia.
Los
pacientes hospitalizados de entornos socioeconómicos más bajos tienen menos probabilidades de recibir reanimación cardiopulmonar (RCP) inmediata después de que sus corazones dejan de latir y tienen menos probabilidades de sobrevivir que los pacientes de entornos socioeconómicos más altos.
Estos son los resultados de un nuevo estudio en más de 24.000 pacientes en Suecia, publicado en el
European Heart Journal, la revista de la Sociedad Europea de Cardiología. Es el pr
imer estudio europeo que investiga esto y el primero en demostrar que el estatus socioeconómico, más que otros factores, es importante. Los autores creen que sus hallazgos también podrían ser válidos para otros países europeos.
Se sabe que las
personas con un estatus socioeconómico más bajo tienen menos probabilidades de sobrevivir a un paro cardiaco repentino fuera del ámbito hospitalario en comparación con las personas con un estatus socioeconómico más alto, pero hasta ahora no estaba claro si este era el caso de los pacientes que ya estaban en el hospital, donde podían esperan recibir el mismo nivel de atención independientemente de sus antecedentes.
"Se comprobó que los pacinetes de entornos socioeconómicos elevados tenían
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En el estudio actual, el profesor
Jens Agerström, de la Universidad de Linnaeus en Suecia, y su equipo encontraron que los pacientes hospitalizados con mayores ingresos y educación tenían significativamente menos probabilidades de experimentar un
retraso en recibir RCP después de un paro cardiíaco y significativamente más probabilidades de sobrevivir hasta el alta hospitalaria y durante 30 días después del paro cardíaco.
El profesor Agerström resalta que "la buena noticia es que para la mayoría de los casos de paro cardiaco en este estudio, el estatus socioeconómico no parece importar. Sin embargo -prosigue-, parece haber un
número significativo de muertes que todavía se pueden atribuir a factores socioeconómicos, incluso cuando tenemos en cuenta aspectos que podrían afectar los resultados, como el sexo, la edad, la etnia, otras condiciones de salud, la causa del paro cardíaco y el hospital específico que brinda el tratamiento".
"El estudio investigó varios resultados pero, por ejemplo, si observamos la supervivencia durante 30 días después del paro cardíaco, sobrevivirán aproximadamente 280 personas de cada 1000 de un entorno socioeconómico bajo -añade-; sin embargo, para los pacientes de un entorno socioeconómico alto aproximadamente 320 personas pueden sobrevivir hasta 30 días".
Los pacientes con estatus socioeconómicos más alto están más controlados
Los investigadores también encontraron que
los pacientes con un estatus socioeconómico más alto eran significativamente más propensos a que se les monitorizara el ritmo cardiaco antes de sufrir un paro cardíaco y esto se asoció con un menor retraso antes de la RCP, una duración más corta de la RCP y una mayor supervivencia inmediatamente después y 30 días después. Esto podría explicar parcialmente las diferencias en la supervivencia.
El profesor Agerström explica que "incluso cuando tomamos en cuenta las otras afecciones médicas de los pacientes, encontramos que
los pacientes con mayores ingresos y educación tenían más probabilidades de recibir monitoreo del ritmo cardiaco".
"De hecho, se comprobó que los pacientes de entornos socioeconómicos elevados tenían más probabilidades de ser vigilados aunque su estado de salud fuera mejor que los pacientes de entornos socioeconómicos bajos --señala-. Esto sugiere que
puede haber un sesgo en la forma en que se proporciona el tratamiento. Aunque los médicos toman la decisión de vigilar o no el ritmo cardíaco, no podemos descartar que los pacientes de alto nivel socioeconómico soliciten más vigilancia".
Los investigadores escriben en su artículo que "el hallazgo de que la diferencia estatus socioeconómico permanece después de controlar los principales factores demográficos, clínicos y contextuales sugiere la
presencia de sesgo / discriminación del tratamiento. Tal sesgo, donde los pacientes son tratados de manera diferente debido a su estatus socioeconómico, puede provenir de prejuicios actitudes del personal del hospital".
"Sin embargo -continúan-, es tranquilizador que la mayoría de las asociaciones descubiertas entre el estatus socioeconómico del paciente y los resultados estudiados son pequeñas, lo que significa que
una gran mayoría de pacientes con paro cardiaco en el hospital con un estatus socioeconómico bajo no se somete a un tratamiento diferente".
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