Julián Pérez-Villacastín, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
La
crisis sanitaria derivada de la pandemia por coronavirus ha cambiado la forma de trabajar de todas las especialidades médicas, en especial la de
Cardiología. Muchos cardiólogos se han visto en la necesidad de abandonar su actividad habitual para tratar
pacientes con Covid, han tenido que impulsar el uso de
medios telemáticos para evitar visitas innecesarias al hospital y se enfrentan a retrasos diagnósticos debido a que los pacientes han dejado de acudir a consulta
por miedo a contagiarse.
Julián Pérez-Villacastín, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), analiza en esta entrevista con
Redacción Médica los retos a los que se enfrenta la especialidad con la pandemia, así como otros asuntos de interés para estos profesionales, como la
coordinación con Atención Primaria, la
súperespecialización del cardiólogo y la innovación del
Sistema Nacional de Salud (SNS).
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte y en el año del Covid seguirán siéndolo. A falta de datos oficiales, ¿cómo cree que ha evolucionado la mortalidad cardiovascular durante la pandemia?
Pérez-Villacastín explica las lecciones más valiosas de la pandemia desde el punto de vista asistencial.
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Efectivamente, no tenemos datos oficiales, pero el asunto pinta mal. Los pacientes no pueden ser tratados de la misma forma que antes debido a la
alteración funcional que está provocando esta pandemia, sobre todo los crónicos y aquellos con patologías intermedias.
Afortunadamente, hemos podido reorganizar la atención de los
pacientes agudos para poder tratarles adecuadamente y creo que en este caso la atención sanitaria es bastante satisfactoria.
Una encuesta de la Sociedad Española de Patología Digestiva señalaba que 1 de cada 4 gastroenterólogos tuvo que abandonar su actividad habitual para tratar pacientes con Covid-19, y que el 40% de las camas de su servicio se dedicaron al coronavirus. ¿Cómo ha sido la situación en Cardiología?
Sí, exactamente igual. Tenemos la suerte de que los cardiólogos están muy preparados incluso para atender pacientes que están en una
grave situación clínica aunque sea fundamentalmente respiratoria. Lo que se ha visto es una extraordinaria colaboración entre todos los profesionales, no solo médicos. En este sentido hay que hacer una especial mención a la
Enfermería, que está haciendo un sacrificio impresionante.
¿Cuándo cree que se alcanzará la normalidad en los servicios de Cardiología?
Esto es un problema que nos preocupa muchísimo porque tiene relación con la primera pregunta. Al no haber podido atender adecuadamente a tantos
pacientes crónicos y con patologías intermedias, tenemos la sensación de que se están acumulando, es decir, que vamos a necesitar
un sobreesfuerzo en cuanto la pandemia vaya remitiendo. Ojalá seamos capaces de conseguir alcanzar las cifras que teníamos antes, que eran muy buenas, sobre todo desde el punto de longevidad. Probablemente la pandemia va a hacer un daño tremendo, porque ha desestructurado por completo el sistema sanitario.
¿Se han notado retrasos en los diagnósticos?
Claro, en todas las patologías sucede lo mismo. Continuamente intentamos reorganizarnos pero aun así no damos abasto. Por un lado, ha habido que hacer sitio a muchos pacientes que han dejado de estar bien por la
infección y, por otro, el
miedo del enfermo a salir de su casa por temor a contagiarse ha hecho que su tratamiento se retrase.
En definitiva, muchos pacientes se están quedando en casa con síntomas que podrían ser el inicio de algo que puede ser tratado muy fácilmente de forma precoz, como
una angina de pecho, que se puede abordar al principio para que no llegue a ser un infarto, que es una situación irreversible, o como cualquier
arritmia. Antes, cuando alguien sentía alterado el pulso acudía inmediatamente a buscar atención médica y ahora dice, "bueno, pues ya se me pasará", y muchas veces esto hace que los pacientes puedan ser atendidos más tarde de lo deseable.
Julián Pérez-Villacastín destaca el trabajo en equipo de todos los profesionales sanitarios.
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Desde el punto de vista asistencial, ¿cuál ha sido la lección más valiosa de la pandemia?
Ha habido muchas, pero yo destacaría dos. Por un lado, la virtud de
trabajar en equipo. Ver que cuando trabajamos en equipo todos los resultados mejoran y se rompen barreras. Estas barreras que nos compartimentan en silos y que están tanto en los hospitales, como en los
centros de Atención Primaria. En muchas ocasiones se han roto y hemos podido trabajar en equipo multiespecialidad: médicos y enfermería más unidos que nunca, incluso unidos también con el resto de personal que atiende a los pacientes, y esto ha sido fantástico.
En segundo lugar, estamos viendo que hay cosas innecesarias, visitas hospitalarias e incluso ingresos de los pacientes, de las que se puede prescindir. En ocasiones médicos y enfermeros pueden ir hacia el paciente y atenderlo junto con asistentes sociales en su domicilio. Los
servicios de atención domiciliaria están haciendo una labor extraordinaria y muchas veces no tienen tanto protagonismo como tienen los grandes especialistas. Estos
grupos de médicos y enfermeros de hospitales que están trabajando en el domicilio de los pacientes tienen que tener un papel más destacado en el sistema sanitario.
Como presidente electo de la SEC, ¿cómo ha cambiado la pandemia las líneas estratégicas de la sociedad?
Por ejemplo, uno de nuestros grandes objetivos ha sido mantener
la formación. Afortunadamente, estábamos bastante bien organizados y pudimos pasar la inmensa mayoría de formación a proyectos online. Fuimos capaces de verlo. Por otra parte, nos hemos convencido más de la importancia de orientarse hacia la calidad y para ello tenemos que medir. Estamos convencidos de que tenemos que empezar a tomarnos mucho más en serio
medir los resultados en salud, valorarlos, establecer mejoras, llevarlas a cabo y volver a medir. En esto estamos y creemos que va a ocuparnos los próximos años porque es una labor ardua, ya que todavía no hay una cultura arraigada de medir en nuestro sistema de salud.
Las sociedades médicas esperan en breve la publicación del borrador de Real Decreto de Especialidades. ¿Qué aportaciones se hicieron desde la SEC?
Cuando he llegado a cargos de responsabilidad, lo primero que me ha llamado la atención es que el Ministerio no cuente
con las sociedades científicas. Se han filtrado una serie de documentos relacionados con el Real Decreto, pero las sociedades científicas no lo han recibido desde el Ministerio. Es cierto que las sociedades científicas pueden tener muchas disparidades, pero la mayoría de ellas están bien establecidas y son responsables en gran medida de la formación teórica y práctica que se está llevando a cabo en España. Por eso parece mentira, que
el Real Decreto no llegue.
Al conocer el borrador filtrado, los responsables de las sociedades han establecido inmediatamente aportaciones. En el caso concreto de la Cardiología, ha sido que las súperespecialidades o áreas de capacitación específica, no mermen la formación del cardiólogo. En Cardiología estamos cinco años formándonos y
no podemos restar dos o tres años para una súperespecialidad. Creemos que el cardiólogo tiene que finalizar primero su formación y después decidir cual quiere que sea su súperespecialidad.
¿Cree que antes de que acabe la década veremos áreas de capacitación específica (ACE) en Cardiología? ¿Cuáles?
Pérez Villacastín analiza los retos de la Sociedad Española de Cardiología.
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Esto está muy elaborado en determinadas áreas de verdadera capacitación específica. Es en estas áreas primero en las que creemos que se deben poder de acuerdo las autoridades para que si se cumplen los requisitos acordados, se pueda acreditar esta capacitación. Espero que esto se lleve a cabo mucho antes. Como tengamos que esperar otra década
el sistema no resiste.
¿Cómo ve el acceso a la innovación en Cardiología dentro del SNS?
La innovación en el Sistema Nacional de Salud
es una urgencia. Ahora que se está hablando de fondos que vienen a ayudarnos, como sigamos invirtiendo como se ha hecho hasta ahora, no va a servir para nada. Va a ser como tirar dinero por el sumidero. Los fondos creemos que deben emplearse para trasformar las organizaciones. Es aquí en donde está la verdadera innovación del sistema sanitario, porque tenemos médicos y enfermeros que están extraordinariamente bien preparados y que han demostrado su capacitación y su voluntad. Hay que cambiar el sistema por completo y nosotros creemos que estos fondos se deben invertir en este tipo de innovación, innovación en gestión. No podemos seguir trabajando
como hace 30 años.
El pasado verano se aprobó la Estrategia de Salud Cardiovascular del SNS. ¿Ha tardado demasiado tiempo en llegar? ¿Cómo afecta a la labor asistencial del cardiólogo?
Una de nuestras obligaciones cuando estamos en cargos de responsabilidad es demandar que se pongan en marcha medidas que nos parece ridículo que no se hayan implantado antes. Está claro que cualquier plan como éste es magnífico, pero el cambio realmente se produce desde abajo.
El cambio debe venir desde los propios profesionales. Hay que dejar a los profesionales que se organicen porque saben hacerlo perfectamente.
Por desgracia, la pandemia ha roto todas las expectativas de puesta en marcha de muchos planes, pero más vale tarde que nunca.
Esta trasformación tan necesaria, tiene que iniciarse lo antes posible. En España tenemos que intentar homogenizar las desigualdades que hay entre comunidades y conseguir cuestiones tan básicas como por ejemplo una historia clínica que pudiéramos llevar todos incluida en nuestro carnet de identidad o nuestra tarjeta sanitaria. Desde el punto de vista cardiovascular, hemos luchado y hemos conseguido algunos logros que parecían increíbles, como por ejemplo el código infarto y el código ictus. Esto es lo que hace que
sigamos creyendo en nuestro Sistema Nacional de Salud.
¿Qué nota daría a la coordinación entre Cardiología y la Atención Primaria y sociosanitaria en España?
Me gustaría decir que una nota alta, pero la realidad de lo que vivimos en el día a día, es que se está intentando trabajar más en
equipo entre la Atención Primaria y hospitales, pero todavía existe una disparidad tremenda incluso dentro de cada comunidad. Soy muy exigente para eso y todavía, no llegamos al aprobado. Me gustaría
romper estas barreras para poder poner un ocho o un nueve. Por eso lo estamos intentando con proyectos que ya están marcha, para trabajar en red.
Como conclusión, espero que todos nos concienciemos de que tenemos una
Sanidad muy buena, pero que ahora, más que nunca,
tenemos que cuidarla y seguir luchando por ella.
Un momento de la entrevista del presidente electo de la SEC.
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