La cirugía del tumor pericárdico en un feto reviste una complejidad extraordinaria.
25 oct. 2016 21:20H
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Los cirujanos cardiacos del Hospital Infantil de Filadelfia (Estados Unidos) han hecho Historia en su especialidad. Hace tres años, consumaron con éxito la extirpación de un tumor adherido al corazón de un feto interviniendo a la madre cuando estaba en la 24ª semana de gestación.
El menor, según se describe en la última edición de la revista American Journal of Obstetrics and Gynecology, ahora tiene tres años de edad y se encuentra sano a pesar de padecer, mientras estaba en el vientre materno, un teratoma intrapericárdico, un tumor muy raro que suele detectarse en fase fetal.
“Hemos demostrado que podemos diagnosticar con precisión y proporcionar un pronóstico de esta rara enfermedad, así como realizar con éxito una cirugía fetal”, ha explicado Jack Rychik, uno de los autores del logro.
El tumor se origina en el pericardio, la membrana que recubre todo el corazón, y resulta letal si no se trata de forma adecuada y oportuna. En la actualidad, su detección intrauterina lleva consigo el drenaje del líquido pericárdico para ganar tiempo y que el feto nazca con una edad gestacional viable, ya que el tumor se extirpa poco después del parto.
Sin embargo, antes de nacer, el tumor crece más rápido y el líquido que rodea al corazón genera una presión que interrumpe la circulación y deriva en muerte fetal en el peor de los casos.
De ocho casos con sospecha del tumor, dos sobrevivieron a la cirugía
El bebé forma parte de una serie de ocho casos con sospecha de este tumor que fueron tratados entre 2009 y 2015. En dos de ellos la exploración reveló que tenían otros tumores y, del resto, sólo dos lograron sobrevivir a una intervención quirúrgica que, sólo en un caso, se realizó accediendo a la cavidad intrauterina, ya que el otro bebé se sometió a la cirugía cuando tenía 31 semanas y ya estaba fuera del útero.
En el caso del bebé de 24 semanas, los cirujanos realizaron una incisión en el útero de la madre para extirpar el tumor mientras permanecía en todo momento conectado a la placenta.
De los cuatro casos de teratoma intrapericárdico que murieron, ninguno fue sometido a cirugía fetal, bien porque ya era tarde para que la enfermedad remitiera, bien porque los fetos se encontraban demasiado enfermos para beneficiarse de la intervención.
“La gestión de este tipo de teratomas antes del nacimiento constituye un reto, pero nos muestra que la supervivencia con buen resultado es posible en algunos pacientes”, ha asegurado Rychik.
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