Imagen de un cultivo bacteriano.
Las
bacterias que se encuentran en el
intestino delgado de los ratones y los humanos pueden viajar a otros órganos y desencadenar una
respuesta autoinmune, según un nuevo estudio de la
Universidad de Yale, en New Haven, Connecticut, Estados Unidos. Los investigadores también encontraron que la reacción autoinmune se puede suprimir con un
antibiótico o una
vacuna diseñada para atacar a las bacterias.
Estos hallazgos sugieren nuevos y prometedores enfoques en enfermedades como el lupus sistémico
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Los hallazgos, publicados este jueves en la revista
Science, sugieren nuevos enfoques prometedores para tratar las
enfermedades autoinmunes crónicas, entre las que se incluyen el
lupus sistémico y la
enfermedad hepática autoinmune, tal y como apuntan los propios investigadores.
Las bacterias intestinales se han relacionado con una variedad de patologías, incluidas las enfermedades autoinmunes caracterizadas por el ataque del sistema inmunológico al tejido sano. Para arrojar luz sobre este vínculo, un equipo de investigación de Yale se centró en
Enterococcus gallinarum, una bacteria que descubrieron que es capaz de ‘translocar’ espontáneamente fuera del intestino a los nódulos linfáticos, el hígado y el bazo.
En modelos de ratones genéticamente susceptibles, los investigadores observaron que, en los tejidos externos al intestino,
E. gallinarum inició la producción de auto-anticuerpos e inflamación, señas de identidad de respuesta autoinmune. Confirmaron el mismo mecanismo de inflamación en células hepáticas cultivadas de personas sanas y la presencia de esta bacteria en hígados de pacientes con enfermedad autoinmune.
Suprimir la autoinmunidad con una vacuna
A través de experimentos adicionales, el equipo de investigación descubrió que podían suprimir la autoinmunidad en ratones con un antibiótico o una vacuna dirigida a
E. gallinarum. Con cualquiera de los enfoques, los científicos
consiguieron suprimir el crecimiento de la bacteria en los tejidos y mitigar sus efectos sobre el sistema inmunitario.
"Cuando bloqueamos el camino que conduce a la inflamación, podríamos revertir el efecto de este error en la autoinmunidad”, apunta el autor principal, Martin Kriegel. “La vacuna contra
E. gallinarum fue un enfoque específico, ya que las vacunas contra otras bacterias que investigamos
no previenen la mortalidad y la autoinmunidad".
La vacuna se administró mediante inyección en el músculo para evitar atacar a otras bacterias que residen en el intestino. Mientras que Kriegel y sus colegas planean realizar más investigaciones sobre
E. gallinarum y sus mecanismos, los hallazgos tienen relevancia para el lupus sistémico y la enfermedad hepática autoinmune. "El tratamiento con un antibiótico y otros enfoques como la vacunación son formas prometedoras de mejorar la vida de los pacientes con enfermedad autoinmune", concluye.
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