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Vaginosis bacteriana

Vaginosis bacteriana: qué es y síntomas

¿Qué es la vaginosis bacteriana?


La vaginosis bacteriana es una enfermedad frecuente que aparece cuando se altera el equilibrio normal de los microorganismos de la vagina y hay un exceso de bacterias. Esta patología es la causa más frecuente de flujo vaginal anormal en las mujeres en edad de tener hijos y se estima que más del 20 por ciento de las mujeres del mundo la sufren.

Causas más comunes de la vaginosis bacteriana


La causa más común de padecer vaginosis bacteriana se desconoce, pero se cree que puede producirse por un crecimiento excesivo de patógenos y diferentes especies de bacterias anaerobias vaginales. Normalmente, se transmite a través del contacto sexual y el riesgo de sufrirla aumenta teniendo relaciones con personas desconocidas y usando de forma incorrecta el preservativo.


Síntomas más comunes de la vaginosis bacteriana


Los síntomas más comunes de la vaginosis bacteriana son:

  • Ardor o sensación de quemazón a la hora de ir a orinar.
  • Secreción vaginal de color blanco o gris y poco espesa.
  • Un fuerte olor similar a pescado, especialmente tras haber tenido relaciones sexuales.
  • Escozor, picor o irritación alrededor de la parte exterior de la vagina.
Aunque esta enfermedad no está considerada grave y es frecuente entre las mujeres, si no se trata puede derivar en complicaciones que afecten directamente al embarazo. También, puede ocasionar inflamación pélvica o un mayor riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual.

Diagnóstico de la vaginosis bacteriana


El examen pélvico por parte del especialista es la prueba más frecuente para diagnosticar la vaginosis bacteriana. En ella, el médico utilizará un espéculo para tomar una muestra del flujo de la paciente. Posteriormente, se examinará con un microscopio para identificar si existe infección.


Tratamiento de la vaginosis bacteriana


La vaginosis bacteriana se puede tratar y curar. La mejor forma de hacerlo es a través del antibiótico metronidazol. También, hay otro tipo de fórmulas para afrontar esta patología, como el uso de clindamicina o el tinidazol, entre otras.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.