¿Qué es el Urbason?
Urbason es el nombre comercial más popular del
principio activo metilprednisolona, que “es un fármaco perteneciente al grupo de medicamentos denominados corticosteroides”, según ha explicado Jaime García Campos, coordinador de Alergología en HM Hospitales en Málaga.
En esta línea,
“los corticosteroides actúan a nivel celular disminuyendo la producción de sustancias que producen inflamación”, y por este mecanismo son “empleados en infinidad de enfermedades”, ha indicado García Campos.
La misma fuente ha señalado que la historia de los
corticoides se remonta a mediados del
siglo XIX cuando el médico Thomas Addison, describió cómo la enfermedad de algunos pacientes con clínica de a
nemia, cansancio, síntomas digestivos, alteraciones cutáneas y psiquiátricas, terminaban en la muerte, y tras los estudios de autopsia descubrió alteraciones en las glándulas suprarrenales, lo cual hizo pensar a Addison que existía alguna sustancia producida por esta glándula que sería responsable de esta enfermedad.
A comienzos del siglo XX se iniciaron estudios en animales, a los que, tras extirparles las glándulas suprarrenales, desarrollaban una enfermedad parecida a la enfermedad de Addison, y que
mejoraban al administrarles extractos de la corteza suprarrenal.
En la década de los 30, Edward Kendall y sus colaboradores en la Mayo Clinic, lograron preparar a partir de los extractos de suprarrenales
un compuesto que lo denominaron cortina, porque formaba cristales, pero tales cristales conformaban unos 30 compuestos, entre ellos la dehidrocorticosterona y la corticosterona.
En 1945,
Reichstein sintetizó la corticosterona y en 1946-47 Sarret y Kendall sintetizan el compuesto E que denominan cortisona y el F que denominan hidrocortisona, que fue el primer compuesto en fabricarse artificialmente en grandes cantidades con la ayuda del laboratorio Merck.
“Actualmente
existen más de 60 corticoides distintos, clasificados en 3 grupos según su estructura química, entre los que podemos reconocer como más habituales: prednisona, metilprednisolona, hidrocortisona, betametasona, dexametasona, triamcinolona, budesónida…”, ha sentenciado el facultativo.
Urbason inyectable
La metilprednisolona existe formulada
“en comprimidos (para uso por vía oral),
en cremas (para uso por vía tópica),
y en polvo junto con un disolvente para administración inyectable (para uso por vía parenteral)”, ha dicho García Campos.
La presentación de la metilprednisolona
para inyección “es en forma de polvo blanquecino que debe mezclarse con líquido disolvente para su administración parenteral, ya sea vía intramuscular (en el músculo) o intravenosa (en la vena)”, ha añadido el facultativo.
El alergólogo ha indicado que, en el caso de la inyección intramuscular, como para muchos otros fármacos, suele emplearse la región glútea, al ser un músculo de gran calibre que permite inyecciones de hasta 5 ml. Para ello, se utilizan jeringas de volumen adecuado al fármaco que se va a administrar (en este caso son 2 ml) y agujas intramusculares, que tienen una longitud de entre 3-4 cm para poder pasar piel y tejido adiposo y llegar bien al músculo.
En esta línea, García Campos ha remarcado que cuando se emplea la vía intravenosa,
“lo habitual es realizar la administración a través de una vena periférica previamente canalizada”, en un lugar de fácil acceso ya sea “en el pliegue antecubital (flexura del brazo) o en el dorso de la mano, y se puede realizar en bolo lento, despacio en 1-2 minutos o bien mediante una perfusión
con un tiempo más prolongado”.
¿Para qué sirve el Urbason?
El coordinador de Alergología en HM Hospitales en Málaga ha indicado que su acción antiinflamatoria e inmunosupresora se utiliza en el tratamiento de un gran número de enfermedades y patologías, como:
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Enfermedades respiratorias: bronquitis agudas, crisis asmáticas, asma persistente severo, exacerbaciones de enfermedad pulmonar obstructiva crónica,
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Reacciones alérgicas y enfermedades de la piel como urticaria, dermatitis y pénfigo.
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Enfermedades reumáticas: artritis reumatoide, espondilitis anquilosante o artritis gotosa aguda.
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Enfermedades autoinmunitarias: sarcoidosis, vasculitis, lupus eritematoso sistémico, polimiositis y dermatomiositis.
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Enfermedades digestivas: colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, enfermedades del hígado (como la hepatitis crónica activa de origen autoinmune).
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Enfermedades de la sangre (como anemia hemolítica adquirida y púrpura trombocitopénica idiopática),
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Otros: enfermedades inflamatorias oculares (como neuritis óptica), como parte del tratamiento inmunosupresor en trasplantes, junto con medicamentos quimioterápicos o radioterapia.
¿Cuáles son los efectos secundarios del Urbason?
García Campos ha explicado que
la administración es segura, “siempre y cuando se utilice con el adecuado criterio clínico”, aunque en ocasiones, si utiliza a dosis altas y en tratamientos prolongados “puede producir reacciones adversas muy diversas”, entre las que destacan por su frecuencia:
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Alteraciones metabólicas: aumento de peso, distribución anormal de grasas, aumento de los niveles de azúcar en sangre, cambios en los niveles de colesterol o triglicéridos, falta del período menstrual, crecimiento del vello.
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Trastornos vasculares: retención de sodio y de agua, aumento en la eliminación de potasio y posiblemente hipopotasemia.
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Alteraciones cutáneas: atrofia, estrías, acné.
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Patologías musculoesqueléticas como osteoporosis que en casos graves puede dar lugar a fracturas, debilidad muscular.
Si el tratamiento con Urbason se retira de forma rápida (no gradual) después de un tratamiento largo podría producirse
“dolor muscular, dolor de articulaciones, tensión baja, niveles bajos de azúcar en sangre, y otros cuadros clínicos”, ha indicado el médico.
Asimismo, la
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) recomienda no utilizar este fármaco en los siguientes casos:
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Pacientes con úlceras gástricas o duodenales (riesgo de empeoramiento).
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Pacientes con desmineralización ósea grave (osteoporosis) (riesgo de empeoramiento).
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Pacientes con antecedentes de desórdenes psiquiátricos, como inestabilidad emocional o tendencias psicóticas (riesgo de exacerbación).
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Pacientes con glaucoma de ángulo cerrado o abierto (riesgo de empeoramiento).
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Pacientes con queratitis herpética (riesgo de empeoramiento).
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Pacientes con linfadenopatía consecutiva a la vacuna BCG (riesgo de empeoramiento).
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Pacientes con infección por amebas (riesgo de empeoramiento).
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Pacientes con micosis sistémica (riesgo de empeoramiento).
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Pacientes con poliomielitis (a excepción de la forma bulboencefálica) (riesgo de empeoramiento).
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Pacientes con determinadas enfermedades virales (p. ej. varicela, herpes simple, o -durante la fase virémica- herpes zóster), ya que existe riesgo de empeoramiento, incluyendo amenaza para la vida
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Pacientes con tuberculosis latente o manifiesta, incluso si sólo se sospecha, ya que existe riesgo de manifestación de la tuberculosis latente o empeoramiento durante el periodo pre y post-vacunal (aproximadamente 8 semanas antes y 2 semanas después de la vacunación) ya que puede aumentar el riesgo de complicaciones debidas a la vacunación.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.