Tras el diagnóstico de un determinado cáncer, el médico debe considerar sus características y su extensión para intentar administrar el mejor tratamiento posible.
El objetivo principal del tratamiento en cualquier persona con cáncer es la curación total de la enfermedad. Si ello no fuera posible se debe intentar un
tratamiento paliativo, dirigido a prolongar la supervivencia, intentar que los síntomas del paciente sean los menores posibles y mejorar su calidad de vida. Estos aspectos suelen implicar una atención por un equipo multidisciplinar, liderado habitualmente por un
oncólogo clínico, el cual diseñará la mejor estrategia terapéutica posible.
¿Qué tipos de tratamientos hay para un paciente con cáncer?
Los aspectos básicos incluyen:
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Establecer la mejor estrategia de tratamiento. Generalmente esta estrategia incluye la utilización, de forma única o combinada, de cirugía, tratamiento con medicinas (quimioterapia y otros) y radioterapia. En ocasiones la primera actuación es quirúrgica y posteriormente se acompaña de quimioterapia o radioterapia (quimioterapia o radioterapia adyuvante). En otras ocasiones se administra primero quimioterapia o radioterapia (quimioterapia o radioterapia neoadyuvante) con el objetivo de reducir el tumor y permitir así la cirugía posterior. Algunos tumores en el momento de su diagnóstico se encuentran ya extendidos y directamente son tratados con quimioterapia, sin que ello quiera decir que no puedan ser curados por completo. Muchos cánceres pueden curarse tanto con cirugía como con quimioterapia o radioterapia. En ocasiones, sin embargo, la cirugía, quimioterapia o radioterapia no se utilizan con la idea de la curación total de la enfermedad, sino para prolongar la supervivencia o para evitar complicaciones posteriores.
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Mantener una correcta nutrición. La mayoría de pacientes con cáncer, en el transcurso de la enfermedad, presentan pérdida de apetito y pérdida de peso. El tratamiento del cáncer es menos eficaz y más tóxico en los pacientes con una nutrición deficiente. Los pacientes deben seguir una dieta adecuada que les permita mantener un buen estado nutricional. En algunos pacientes seleccionados puede utilizarse el acetato de megestrol para aumentar el apetito. En otros casos, cuando la tolerancia a la alimentación oral sea escasa, puede administrarse alimentación enteral (mediante un tubo que llega directamente al intestino) o parenteral (a través de la vena). No existe NINGUNA dieta que “cure” el cáncer o aumente la supervivencia. Como regla general, cualquier dieta milagro debe ser desestimada, sobre todo aquellas que restrinjan significativamente las calorías y aumenten la pérdida de peso.
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Ejercicio y cáncer. El ejercicio mejora el cansancio, la ansiedad y el estrés en los pacientes con cáncer. Algunos estudios han demostrado que su práctica incluso mejora la supervivencia. Es conveniente realizar ejercicio cuando la situación clínica y el tratamiento lo permitan.
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Tratamiento del dolor. Más de tres cuartas partes de los pacientes con cáncer presentan dolor en algún momento de la evolución de su enfermedad. El tratamiento del propio tumor (con cirugía, radioterapia o quimioterapia) puede reducir o hacer desaparecer el dolor. Existen también tratamientos específicos dirigidos a controlar el dolor, dependiendo de su causa y localización, como el tratamiento con estroncio o samario para las metástasis en los huesos, las técnicas de neuroestimulación, la anestesia regional, los procedimientos neuroablativos (destruir terminaciones nerviosas) o la utilización de diferentes analgésicos con potencia creciente. El yoga y la meditación también ayudan a controlar el dolor. En general, utilizando una o varias de estas técnicas, el dolor se puede controlar en la mayoría de los pacientes.
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Administrar otros tratamientos para aliviar posibles síntomas. Los pacientes con cáncer, como consecuencia del tumor o del propio tratamiento, presentan con frecuencia síntomas que pueden beneficiarse de determinados tratamientos. Entre ellos los más frecuentes son el cansancio (astenia), las náuseas, los vómitos y la aparición de líquido en diferentes localizaciones, generalmente en el interior de la pleura (derrame pleural), del pericardio (derrame pericárdico) o del abdomen (ascitis). Todos ellos requieren tratamiento específico.
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Reconocer y tratar la ansiedad y depresión. La ansiedad y la depresión aparecen en más de la mitad de los pacientes con cáncer en algún momento de su evolución. El apoyo psicológico, diversas técnicas psicológicas y la administración de antidepresivos y ansiolíticos están indicados en diferentes situaciones. El apoyo familiar y social mejoran la ansiedad y producen una mejoría psicológica global. Se ha demostrado también que un buen apoyo familiar aumenta la supervivencia.
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Estudiar y tratar las posibles complicaciones del cáncer y de su tratamiento.<
Cualquier síntoma nuevo que aparezca durante el tratamiento de un cáncer debe ser asumido como reversible a no ser que se demuestre lo contrario. Ello implica que todos ellos deben ser estudiados en consecuencia y posteriormente tratados.
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Unirse a un grupo de apoyo de pacientes con cáncer. Existen numerosas asociaciones de pacientes que pueden ayudar a enfrentarse al cáncer.
Otros tratamientos en pacientes con cáncer
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Acupuntura y acupresión. Si bien no modifican la evolución del cáncer, en algunas circunstancias pueden mejorar los síntomas o los efectos secundarios del tratamiento, como el dolor, las náuseas, los vómitos, etc.
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Productos de herboristería. Ningún compuesto de herboristería o parafarmacia modifica la evolución del cáncer. Sin embargo, algunas hierbas pueden reducir las náuseas y vómitos, reducir los dolores o calmar la ansiedad. Algunos productos de herboristería pueden interferir con el tratamiento del cáncer, por lo que siempre se debe consultar con el médico si su consumo es adecuado.
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Homeopatía. Al igual que los remedios previos, la homeopatía puede ayudar a aliviar algunos síntomas pero nunca sirve para tratar el cáncer o modificar su pronóstico.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.