¿Qué son las quemaduras químicas?
Las
quemaduras químicas son las quemaduras corporales producidas por contacto con productos químicos, domésticos o industriales, que pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos. Las características de este tipo de quemaduras son:
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El daño se prolonga más tiempo que el de la mera exposición.
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El mayor daño suele producirse en profundidad y el aspecto inicial de la herida puede hacer subestimar la gravedad real.
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La afectación general puede tardar horas en aparecer.
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Las lesiones pueden llegar a no doler en ningún momento.
¿Qué factores influyen en la gravedad de las quemaduras?
Los factores que influyen en la gravedad de las quemaduras químicas son:
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Concentración y cantidad del producto químico.
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Forma de actuación del producto químico.
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Localización. Las quemaduras en cara, cuero cabelludo, cuello, axilas, manos, pies, genitales y pliegues de flexión y extensión de extremidades y las que afecten al sistema respiratorio precisan tratamiento especializado.
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Mecanismo de lesión: directamente sobre la piel, tragado o inhalado.
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Extensión. El límite que define la gravedad está en el uno por ciento de la superficie corporal.
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Duración de la exposición.
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Edad. Las quemaduras son más graves en menores de dos años y en mayores de 60.
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Profundidad. Este tipo de quemaduras siempre son profundas.
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Enfermedades previas. La existencia de enfermedades previas empeora el pronóstico.
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Lesiones asociadas. La existencia simultánea de traumatismos, inhalación de gases tóxicos, etc., empeora el pronóstico.
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Embarazo.
¿Qué síntomas producen?
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Quemaduras cutáneas (de la piel). Las quemaduras químicas se diferencian de las quemaduras térmicas en que continúan lesionando mientras queden restos del producto químico en la herida.
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Los productos ácidos producen quemaduras de bordes enrojecidos muy bien definidos que evolucionan hacia úlceras secas de diferentes coloraciones (amarillentas, negruzcas, grises o marrones) según el producto causal.
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Los productos alcalinos (álcalis) producen quemaduras más extensas, húmedas y pastosas que los ácidos y forman úlceras blandas de coloración blanquecina. Se acompañan de inflamación y el dolor aparece tardíamente.
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Ambos tipos de sustancias producen quemaduras profundas que pueden causar alteraciones graves en otros órganos.
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Quemaduras oculares. Los ácidos necesitan tener un pH inferior a dos y una exposición prolongada para lesionar la córnea. Los álcalis producen, en general, daños más graves que los ácidos. Los pacientes con quemaduras químicas oculares presentan visión reducida, párpados cerrados, ojo rojo e intolerancia a la luz. En casos graves el ojo puede mostrarse de color blanco. Las complicaciones pueden ser graves.
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Quemaduras digestivas. Producen dolor en los labios, la boca, la faringe y el tracto digestivo en general. Se acompaña de vómitos sanguinolentos. Las consecuencias pueden ser muy graves.
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Quemaduras respiratorias. Se pueden producir por la inhalación de algún producto químico, por la temperatura del gas inhalado o por la inhalación de partículas tóxicas. Los síntomas pueden aparecer hasta 12-14 horas después de la exposición y se caracterizan por inflamación de las vías aéreas superiores, tos, afonía, molestias respiratorias, sangre en la saliva, alteración del estado de conciencia y manifestaciones cardiacas.
¿Cuál es su pronóstico?
El pronóstico depende del grado de destrucción de los tejidos y éste, a su vez, de las características del compuesto causal.
¿Cómo se calcula la extensión de una quemadura?
El cálculo preciso de la extensión de la quemadura es esencial para el tratamiento y para decidir cuándo se debe trasladar al afectado a una
Unidad de Quemados.
Existen diferentes sistemas de cálculo:
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El sistema más preciso es el de Lund-Browder. Es un sistema válido tanto para adultos como para niños.
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Otro sistema utilizado es la “regla de los nueves de Wallance” en la que se asigna un porcentaje de superficie a las diferentes partes del cuerpo:
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Cabeza y cuello: 9 por ciento.
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Tronco anterior: 18 por ciento.
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Tronco posterior: 18 por ciento.
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Extremidad superior derecha: 9 por ciento.
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Extremidad superior izquierda: 9 por ciento.
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Extremidad inferior derecha: 18 por ciento.
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Extremidad inferior izquierda: 18 por ciento
En los niños esta regla se modifica aumentando la cabeza y el cuello al 19 por ciento y reduciendo cada una de las extremidades al 13 por ciento.
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Otro método utilizado es el “método de las palmas” que consiste en calcular el número aproximado de palmas de la mano del paciente que caben en la quemadura, teniendo en cuenta que el área de la palma de la mano del paciente (incluyendo los dedos) equivale al 1 por ciento de la superficie corporal.
¿Cómo se diagnostican?
En el hospital se debe preguntar por:
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Alergias a medicamentos.
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Enfermedades previas y tratamientos.
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Hábitos tóxicos.
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Mecanismo de lesión.
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Nombre y cantidad del producto químico causal.
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Duración del contacto con el producto.
Las quemaduras químicas pueden ser difíciles de evaluar porque pueden parecer superficiales y ser, en realidad, más profundas.
Se deben solicitar pruebas complementarias como
analítica completa de sangre y orina,
radiografía de tórax, electrocardiograma y prueba de
embarazo en mujeres en edad fértil.
Indicaciones para ingresar en una Unidad de Quemados
En general se ingresa a los pacientes con quemaduras iguales o superiores al 1 por ciento de la superficie corporal por productos peligrosos, o con
afectación digestiva o respiratoria. La valoración para realizar cirugía plástica se debe retrasar hasta transcurridas 72 horas de la quemadura.
Indicaciones para ingresar en el Servicio de Oftalmología
Todos los pacientes con afectación ocular por productos peligrosos deben ser ingresados en un
Servicio de Oftalmología.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de las quemaduras químicas debe ser individualizado en función de la potencia del agente causal y de la duración del contacto con el cuerpo. La mayoría de las quemaduras químicas no necesitan
ingreso hospitalario y deben ser vigiladas de forma ambulatoria.
La actuación ante
quemaduras químicas graves comprende unas medidas generales y otras específicas.
Medidas generales
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Protección del personal. Garantizar que el personal de rescate y el personal sanitario no entren en contacto con la sustancia que produjo el accidente mediante la protección adecuada (guantes, gafas, trajes, botas, gorros, etc.).
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Alejar a la víctima del área de exposición.
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Intentar descontaminar al paciente quitándole la ropa y los objetos contaminados; si la ropa queda adherida al cuerpo debe recortarse a su alrededor. La ropa y los objetos contaminados deben guardarse en una bolsa hermética.
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Retirar los productos contaminantes sólidos mediante cepillado suave o con una toalla o similar.
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Lavado a chorro de baja presión con agua tibia durante, al menos, 30 minutos si se trata de una quemadura por ácidos, y 60 minutos si se trata de una quemadura por álcalis, procurando evitar el contacto con zonas corporales no afectadas. En general, el lavado debe mantenerse hasta que la víctima tenga sensación de alivio.
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El lavado a chorro con agua o con suero salino no es adecuado para algunos productos (cal viva, fenoles, metales elementales como sodio, potasio, magnesio, fósforo, litio, cesio y titanio, alquitrán, ácido sulfúrico, ácido clorhídrico).
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Las quemaduras por ácidos o álcalis en los ojos requieren evaluación y tratamiento urgentes para prevenir la pérdida de visión. Mientras llega la ayuda, se debe lavar el ojo por irrigación de agua de forma continuada.
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Cubrir a la víctima con una manta o sábana limpia.
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Identificar el producto causante de las quemaduras y contactar con el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (91 562 04 20 o 95 437 12 33)
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El paciente debe permanecer a dieta absoluta hasta la llegada a un centro sanitario. Se debe evitar la respiración “boca a boca” por el riesgo de contaminación del reanimador.
Además de las medidas de descontaminación expuestas, el resto de
primeros auxilios es similar al de las quemaduras térmicas.
El manejo de la exposición a productos químicos tóxicos puede ser complicado y, en ocasiones, es aconsejable consultar con
Toxicología.
Medidas específicas
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Ácido fluorhídrico. Es el producto más corrosivo que existe. Su tratamiento es una situación de emergencia y debe ser hospitalario. Las quemaduras de la piel deben ser irrigadas con agua y, si fuera posible, con algún gel que contenga calcio mientras llega el auxilio. Si se afectan los ojos se debe intentar mantener los párpados abiertos, lavándolos con solución salina hasta que pueda ser atendido por un oftalmólogo. La inhalación de ácido fluorhídrico puede lesionar gravemente a los pulmones.
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Ácido crómico. Produce un efecto anestésico local que puede retrasar el inicio del tratamiento que debe ser hospitalario.
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Fenol. Es mortal en el 50 por ciento de los casos. El lavado de la superficie afectada se debe realizar con polietilenglicol o con alcohol etílico.
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Sosa cáustica, desengrasantes de hornos, cal, cemento, potasa o hidróxido de sodio e hidróxido bárico. En forma de polvo pueden afectar a la vía aérea, los ojos, la piel y el cuero cabelludo. La gravedad depende de la concentración del producto, si es del 25 por ciento las quemaduras comienzan a los tres minutos, si la concentración es menor, tardan horas en aparecer y varían desde enrojecimiento a úlceras profundas. Las quemaduras por sodio y potasio metálicos no deben lavarse con agua y se tratan con aceite vegetal de consumo (cualquier aceite de cocina).
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Hidrocarburos (trementina, bromuro de metilo, bencina, parafina, petróleo diesel, etc.). Precisan de una exposición prolongada para producir daño. El tratamiento es hospitalario con un antídoto específico.
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Amoniaco. Es muy tóxico para el Sistema Nervioso Central. Las lesiones deben irrigarse con agua hasta llegar al hospital.
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Fósforo o metal sódico. El tratamiento inicial consiste en la extracción (con guantes) de las partículas visibles de fósforo, que deben colocarse en un recipiente con agua ya que son inflamables, y en cubrir las lesiones con aceite vegetal (cualquier aceite de cocina) hasta su total eliminación. Después se deben lavar con agua por inmersión y tratarse como quemaduras térmicas.
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Cloruro de titanio. Tarda unas 24 horas en producir síntomas. Si se mezcla con agua puede producir una quemadura aún mayor por lo que, en un primer momento, debe evitarse el uso de agua y secar al paciente de forma minuciosa.
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Quemaduras por airbags. Los productos químicos contenidos en los airbags de los coches pueden producir lesiones si el airbag se perfora.
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Alquitrán. La capa adherida a la piel debe retirarse con aceite mineral. Posteriormente se trata como una quemadura térmica.
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Cemento. Las quemaduras por cemento deben irrigarse abundantemente con agua.
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Ácidos sulfúrico, clorhídrico, acético, fórmico y nítrico. Producen quemaduras muy dolorosas. Se debe realizar un lavado con agua abundante y después intentar neutralizar con bicarbonato sódico diluido. Después se trata como una quemadura térmica.
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Quemaduras por extravasación. Son consecuencia de la administración de determinadas sustancias (generalmente medicamentos) por vía intravenosa. Los síntomas son la aparición de lesiones en el lugar de inserción de la vía venosa (del catéter). El tratamiento consiste en la retirada de la vía intravenosa, la aplicación de compresas frías y el de las complicaciones que puedan aparecer.
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Existen sustancias específicas en las que está indicada la neutralización, la cual debe ser realizada por personal debidamente entrenado.
¿Pueden prevenirse?
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Todos los productos químicos potencialmente peligrosos deben mantenerse guardados fuera del alcance de los niños.
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Al trabajar con productos químicos se deben seguir las indicaciones del fabricante.
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Es recomendable llevar ropa apropiada y protegerse los ojos.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.