Un
prolactinoma es un
tumor benigno de la hipófisis o pituitaria, una glándula que secreta numerosas hormonas. La hipófisis se sitúa en el interior de la silla turca, una estructura ósea localizada en la base del cerebro. Los prolactinomas son tumores de crecimiento lento que producen una cantidad exagerada de prolactina, la hormona responsable de la producción de leche, y que también es responsable de la reducción de la producción de hormonas sexuales tanto masculinas como femeninas.
Se denominan microadenomas a los prolactinomas con un tamaño inferior a 1 cm y macroadenomas a los mayores de este tamaño. Los macroadenomas pueden comprimir las estructuras vecinas, fundamentalmente los nervios que van a los ojos y están encargados de la visión, una zona que se denomina quiasma óptico. Los prolactinomas aparecen en 1 a 3 de cada 10.000 personas de la población cada año, son más frecuentes en mujeres y por debajo de los 40 años de edad. Es el tipo de tumor más frecuente de la hipófisis.
¿Qué causa un prolactinoma?
Las causas del prolactinoma son desconocidas.
¿Cuáles son los síntomas que produce un prolactinoma?
Dado que la prolactina reduce la producción de hormonas sexuales, muchos de los síntomas derivan de dicha alteración.
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Amenorrea (falta de la menstruación o regla). Suele iniciarse con menstruaciones escasas y cada vez menos frecuentes (oligomenorrea) hasta que desaparecen.
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Galactorrea (Secreción mamaria de leche fuera del periodo de lactancia). Suele ser bilateral.
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Infertilidad.
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Dolores de cabeza y alteraciones visuales. Se pueden observar en tumores grandes que salen fuera de la silla turca y comprimen el quiasma óptico.
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Otros síntomas: Falta de deseo sexual, hirsutismo leve o ganancia de peso.
En varones:
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Infertilidad.
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Disminución del deseo sexual e impotencia.
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Dolores de cabeza y alteraciones visuales en tumores de gran tamaño que salen de la silla turca.
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La galactorrea no es frecuente en los varones pero puede aparecer ginecomastia (crecimiento de las mamas).
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Si el aumento de prolactina se mantiene mucho tiempo, puede asociarse osteoporosis, disminución de la masa muscular y disminución del crecimiento de la barba como consecuencia de una bajada de hormonas masculinas (testosterona).
¿Cómo se diagnostica un prolactinoma?
Para el diagnóstico del prolactinoma es necesario descartar otras causas de
hiperprolactinemia.
En general, los niveles de prolactina en sangre están muy elevados en los prolactinomas, mucho más que en otras enfermedades que producen hiperprolactinemia. Sin embargo, la concentración de prolactina puede no ser tan alta cuando se trata de microadenomas .
Para el diagnóstico se precisa la realización de una
RMN de la silla turca, es decir, una RMN específicamente dirigida a evaluar esa zona cerebral.
Puede ser también necesario hacer estudios específicos de la visión para evaluar si existe o no compresión del quiasma óptico.
¿Es hereditario?
El prolactinoma puede formar parte de una enfermedad hereditaria llamada neoplasia endocrina múltiple, caracterizada por la aparición de múltiples tumores en diferentes órganos endocrinos.
¿Cuál es el pronóstico?
En general el prolactinoma suele responder adecuadamente al tratamiento con medicinas. Sin embargo, requiere realizar revisiones periódicas frecuentes para ver si aumenta de tamaño y afecta a estructuras cercanas. En caso de falta de respuesta a medicamentos existen otras opciones de tratamiento como la cirugía y la radioterapia. Al tratarse de tumores benignos nunca producen metástasis.
¿Cuál es el tratamiento para el prolactinoma?
Microadenomas. Dado que raramente evolucionan a tumores de mayor tamaño, no se requiere ningún tratamiento específico para reducir la prolactina en mujeres postmenopáusicas o en mujeres que no desean tener hijos. Es necesario, sin embargo, administrar hormonas femeninas (estrógenos) para prevenir la osteoporosis y evitar efectos negativos derivados de su carencia. Estas pacientes requieren controles de prolactina y RMN cerebral cada cierto tiempo, para descartar un crecimiento del tumor.
Macroadenomas. En los macroadenomas o en los microadenomas con síntomas que precisen ser controlados, el tratamiento se dirige a reducir la concentración de prolactina, evitar la galactorrea, restaurar las menstruaciones y la fertilidad y reducir el tamaño del tumor.
Los tipos de tratamientos disponibles son:
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Fármacos (agonistas dopaminérgicos). Son un tratamiento básico en estos pacientes. Suprimen la producción de prolactina y reducen el tamaño del tumor. Los síntomas mejoran progresivamente a lo largo del tratamiento. Hay 2 fármacos de este tipo: cabergolina y bromocriptina. Estas medicinas pueden producir diversos efectos adversos, en ocasiones molestos o graves, que pueden requerir su suspensión. Generalmente la cabergolina se tolera mejor. La bromocriptina se puede administrar en forma de crema intravaginal en pacientes con efectos adversos graves en el aparato digestivo. En pacientes con microadenomas que han normalizado su concentración de prolactina con alguna de estas medicinas, se puede retirar el fármaco después de 2 años, necesitándose un seguimiento periódico posterior para ver si la prolactina vuelve o no a elevarse. Hasta 1 de cada 5 pacientes (sobre todo varones) no responden a estas medicinas y precisan otros tratamientos.
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Cirugía para extirpar el tumor. Está indicada cuando no hay una respuesta satisfactoria al tratamiento con los medicamentos previos o cuando hay intolerancia a los mismos. También está indicada en grandes macroadenomas que producen daño de la visión que no mejora tras la administración de los medicamentos previos. La cirugía puede realizarse por técnicas de endoscopia endonasal (operar a través de la nariz).
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Radioterapia. Solo se utiliza de forma excepcional cuando no existe respuesta a los tratamientos anteriores. Puede usarse radioterapia convencional o radiocirugía estereotáctica.
Prolactinoma y embarazo
Los micro y los macroprolactinomas pueden aumentar de tamaño durante el embarazo. Si una mujer con un prolactinoma desea un embarazo en el futuro, se debe tratar con bromocriptina mejor que con cabergolina debido a la mayor experiencia con este fármaco y a su acción más corta en el tiempo, y programar con cuidado la retirada de la bromocriptina. Una vez retirada y conseguido el embarazo, se deben realizar análisis seriados de prolactina y evaluar la visión para detectar si el tumor está creciendo. Si hay un crecimiento evidente del tumor se debe volver a tratar con bromocriptina. Si la visión se pone en riesgo puede ser necesaria la descompresión quirúrgica. En mujeres embarazadas no existe contraindicación para realizar una RMN aunque estas pruebas deberían realizarse solo si están perfectamente indicadas.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.