¿Qué es invaginación intestinal?
La
invaginación intestinal o intususcepción es la
causa más común de obstrucción intestinal en niños de entre tres meses y seis años de edad.
La invaginación intestinal es la introducción de una parte del intestino dentro de sí mismo (como si se metiera hacia adentro el dedo de un guante). Ocurre cuando una porción del intestino se pliega como un telescopio, con un segmento que penetra dentro de otro. Esto causa una obstrucción. Las paredes de las dos porciones del intestino “plegadas sobre sí mismas” hacen presión entre ellas, causando irritación e hinchazón de la zona. Finalmente, se interrumpe la irrigación sanguínea a esa zona, lo cual puede provocar daños al intestino. Si no se pone tratamiento rápidamente, esta parte del intestino deja de recibir sangre y oxígeno y se puede producir una perforación del intestino.
La invaginación intestinal es una enfermedad que pone en peligro la vida. Si no se trata, puede provocar daños graves en el intestino, puede producir una infección intestinal, hemorragias internas y peritonitis.
¿Qué causa la invaginación intestinal?
No se conoce la causa de la invaginación intestinal. Puede ocurrir con mayor frecuencia en personas que tienen familiares que también la hayan padecido.
Se observa una mayor incidencia de desarrollo de invaginación intestinal en niños que:
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Tienen fibrosis quística y además están deshidratados.
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Tienen tumores o masas abdominales o intestinales.
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Tienen un virus intestinal que produce gastroenteritis (adenovirus y rotavirus)
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Tienen una infección en las vías respiratorias, incluyendo infección por adenovirus.
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Han finalizado recientemente una quimioterapia contra el cáncer.
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Tienen divertículo de Meckel, pólipos, malformaciones intestinales, linfomas, hemorragias del intestino como consecuencia de una púrpura de Henoch o hemangiomas.
¿Con qué frecuencia ocurre la invaginación intestinal?
En muy raras ocasiones la invaginación intestinal se ve en recién nacidos. La mayoría de los casos aparecen entre los 2 meses y 2 años de vida. La invaginación intestinal también puede ocurrir en niños mayores, adolescentes y adultos. Los niños desarrollan invaginación intestinal con una frecuencia 4 veces mayor que las niñas. La invaginación intestinal parece tener mayor incidencia en la primavera y el otoño.
¿Cuáles son los síntomas de la intususcepción?
Los síntomas más frecuentes son:
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Aparición repentina de dolor abdominal intermitente en un niño que previamente se encontraba bien. Al principio, el dolor puede confundirse con un cólico, y ocurre a intervalos frecuentes. Los lactantes y niños pueden retorcerse, llevar las rodillas hacia el pecho, comportarse de modo irritable y tener llanto muy intenso. Después de varios minutos termina el ataque, y el lactante parece normal, pero los ataques de dolor se repiten cada 10-15 minutos y son bastante intensos.
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Durante los episodios de dolor se pueden escuchar “ruidos intestinales “. Se puede palpar una masa (un bulto) abdominal en “forma de salchicha”.
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Durante la invaginación intestinal también pueden aparecer vómitos, los cuales suelen comenzar poco después de que comience el dolor. Los vómitos aparecen en las primeras horas y generalmente son de alimentos no digeridos.
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En las fases iniciales, el lactante puede expulsar heces normales, pero en unas horas aparecen heces con moco y sangre que se parecen a “mermelada de grosellas”.
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Algunos niños se quedan muy dormidos entre los ataques y pueden aparecer somnolientos; en algunos casos se pueden presentar convulsiones.
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Si el proceso lleva muchas horas, se presentará deshidratación, fiebre y aspecto de que el niño está muy enfermo.
Los síntomas de la invaginación intestinal pueden parecerse a los de otros trastornos o problemas médicos.
¿Cómo se diagnostica la invaginación intestinal?
Si el niño presenta estos síntomas, es importante acudir al pediatra o a un servicio de urgencias donde los médicos indicarán las pruebas necesarias. Si un lactante presenta los ataques típicos de dolor y expulsa heces con sangre, es importante iniciar el tratamiento lo antes posible.
El médico realizará una historia clínica, una exploración física y solicitará una radiografía del abdomen. El diagnóstico suele realizarse con una radiografía del abdomen con contraste con bario. Los estudios que se pueden solicitar son:
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Radiografía abdominal. Puede mostrar que las asas intestinales están dilatadas, lo que sugiere una obstrucción intestinal.
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Enema opaco. Mediante un enema se administra un líquido denominado bario (una substancia química metálica y líquida con consistencia similar al yeso, que se utiliza para recubrir el interior de los órganos de forma que puedan verse en las radiografías) a través del ano. En ocasiones, la presión ejercida sobre el intestino al insertar el bario ayuda al intestino a desplegarse, corrigiendo la invaginación intestinal.
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Ecografía abdominal o TAC. En algunos casos, se puede utilizar la ecografía abdominal para ayudar al diagnóstico, sobre todo en los casos graves ya que la técnica es muy sencilla y rápida.
Tratamiento
El tratamiento específico de la invaginación intestinal será determinado por el médico basándose en lo siguiente:
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La gravedad de la situación.
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El estado de salud del niño.
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Su opinión y preferencia.
En algunos casos, la invaginación intestinal se corregirá sola, mientras se diagnostica, con un enema opaco. Sin embargo, si el niño se encuentra muy enfermo con una infección abdominal u otras complicaciones, probablemente se utilice otro tipo de tratamiento.
En general, los pasos a seguir una vez que se sospecha el diagnóstico de intususcepción son:
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Se introduce una sonda de la nariz al estómago (sonda nasogástrica) para descomprimir el estómago.
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Se inicia tratamiento con líquidos intravenosos.
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Se administran antibióticos si el diagnóstico es bastante claro o si el niño ha estado sintomático por más de 24 horas.
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Se realizan análisis de laboratorio.
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Si el niño está estable y no tiene signos de peritonitis se coloca un enema con bario, dicho examen es diagnóstico y puede ser terapéutico. Para el tratamiento con enema de bario, el niño tiene que estár sedado por lo que generalmente se administra un poco de anestesia suave. Para realizar el enema opaco se introduce una sonda rectal lubricada hasta el recto y se mantiene allí juntando firmemente los glúteos e inmovilizando al niño. Se llena el intestino con contraste y se observa el llenado intestinal con radiografías. Se continúa la presión constante introduciendo más bario, hasta que la parte del intestino que está dentro del mismo intestino vuelva a su lugar. Este procedimiento se puede repetir una segunda y tercera vez. No se debe manipular el abdomen durante el intento de reducción. Generalmente el 42-80% de los casos de invaginación se resuelven con esta técnica. También se utiliza la reducción con aire a presión o con suero fisiológico en lugar de bario. La reducción con aire requiere más tiempo que la reducción con bario.
Si se logra una reducción completa se hospitaliza al niño para observación. Durante el ingreso se inicia una dieta líquida y generalmente se da de alta al niño a las 24 horas.
¿Es necesario el tratamiento con cirugía para la invaginación intestinal?
La cirugía es necesaria en las invaginaciones intestinales que no se resuelven con un enema opaco o en niños que están muy enfermos y no pueden someterse a procedimientos diagnósticos. También cuando existe sospecha de peritonitis o en los casos en los que se sospeche una enfermedad que haya podido producir la invaginación, como una malformación o un divertículo.
En la cirugía bajo anestesia, el cirujano hará una incisión en el abdomen, localizará la invaginación intestinal y empujará las secciones “plegadas” otra vez a su lugar. El cirujano comprueba que no se han provocado daños al intestino y extirpará la parte de intestino que haya podido dañarse de forma irreversible:
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Si el intestino ha sufrido daños y la porción extirpada es pequeña, las dos secciones sanas del intestino se unirán mediante una sutura.
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Si se ha dañado una gran porción del intestino, se extirpará una cantidad considerable del mismo. En este caso, es posible que las porciones del intestino que queden tras la extirpación de las zonas dañadas no se pueden unir entre sí quirúrgicamente. En estas circunstancias puede precisarse una colostomía, es decir, realizar un agujero artificial en el abdomen por donde saldrán las heces hacia una bolsa. La colostomía puede ser transitoria o permanente, según la parte del intestino que deba extirparse.
¿Se puede repetir?
La invaginación se puede repetir después del tratamiento de reducción con enema o con cirugía, al poco tiempo o unos meses después, hasta en un 8-12 % de los casos.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.