El
hirsutismo es el
exceso de vello con distribución masculina en mujeres. Es una alteración muy frecuente que afecta a 1 de cada 10 mujeres. En la mayoría de las ocasiones su causa es desconocida o se asocia a un síndrome de ovario poliquístico. En el resto de los casos puede deberse a un exceso de producción de hormonas masculinas (andrógenos) por las glándulas suprarrenales o por el propio ovario.
¿Cuáles son las causas del hirsutismo?
Las causas del hirsutismo pueden dividirse en:
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Síndrome del ovario poliquístico.
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Hirsutismo idiopático (de causa desconocida).
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Medicamentos (andrógenos, ciclosporina, fenitoína, danazol).
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Hiperplasia adrenal congénita.
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Hipertecosis, es una enfermedad en la que los ovarios producen muchas hormonas masculinas.
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Tumores de ovario.
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Carcinoma de las glándulas suprarrenales.
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Síndromes graves de resistencia a la insulina.
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Hiperprolactinemia (aumento de prolactina en sangre).
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Enfermedad de Cushing.
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Otras enfermedades.
¿Qué síntomas produce el hirsutismo?
El hirsutismo es un
aumento de la aparición de vello en localizaciones masculinas: zona del bigote, barbilla, pecho, abdomen, brazos, muslos y espalda, que suele ser observado en la segunda o tercera década de la vida y que suele ser progresivo.
En ocasiones
se asocia a otras características indicativas de virilización, como calvicie
(alopecia) de distribución masculina,
irregularidad de las menstruaciones y acné.
Cuando el aumento de producción de hormonas masculinas es muy importante se habla de virilización, y las alteraciones anteriormente citadas se acompañan de otros síntomas o signos característicos de los varones, como
atrofia de mamas, voz más ronca, aumento de la masa muscular, crecimiento del clítoris y aumento de la libido. La virilización suele indicar la presencia de un tumor del ovario o de un cáncer de las glándulas suprarrenales.
¿Cómo se diagnostica el exceso de vello?
El diagnóstico requiere una cuidadosa historia clínica y una exploración que descarten procesos graves que pueden asociarse con hirsutismo.
Existe una escala que evalúa el grado de hirsutismo
(escala de Ferriman y Gallwey), la cual sirve también para evaluar el grado de respuesta al tratamiento. Cada uno de los lugares de salida de vello típica de los varones se puntúa de 0 a 4 en función de la cantidad de vello en la zona. Una puntuación superior a 8 (presente en 5 de cada 100 mujeres) sugiere un hirsutismo y requiere una valoración médica.
La valoración médica, además de buscar otros signos de virilización en la mujer, precisa de
análisis de sangre para el estudio de diversas hormonas, fundamentalmente hormonas masculinas, como los andrógenos y la testosterona, y otras hormonas, como la androstendiona y la dehidroepiandrosterona (DHEA). La testosterona por acción de una sustancia denominada 5α-hidroxilasa se transforma en dehidrotestosterona que es la forma más activa. En función de los resultados de los análisis de hormonas puede ser necesario realizar pruebas adicionales, como análisis de sangre tras la administración previa de determinadas sustancias o
estudios de imagen (ecografías, TAC o RMN) para tratar de identificar tumores en los ovarios o en las glándulas suprarrenales.
¿Cuál es el tratamiento del hirsutismo?
En general se suelen utilizar varias medidas para tratar el hirsutismo:
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Medidas no farmacológicas:
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Teñir el vello para disimularlo.
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Depilación (por cualquier método); al contrario de lo que habitualmente se dice, el afeitado no aumenta la fuerza del vello.
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Medidas farmacológicas. En general están dirigidas a reducir la acción de las hormonas masculinas (andrógenos). Tienen una eficacia limitada y tardan hasta 6 meses en demostrarla:
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La primera aproximación suele ser la administración de combinaciones de hormonas femeninas (estrógenos y progestágenos) en forma de anticonceptivos orales. Reducen la cantidad de vello y de acné al disminuir la cantidad de hormonas masculinas (andrógenos) del cuerpo. Se precisa administrar anticonceptivos que tengan en su composición un tipo de hormonas femeninas (progestágenos) con poca capacidad para estimular a las masculinas (andrógenos). Están contraindicados en diversas situaciones, en general tardan varios meses en ejercer su efecto (a veces hasta un año) y su eficacia es moderada.
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Antiandrógenos, como el acetato de ciproterona. Impiden la acción de las hormonas masculinas (andrógenos). Se administran de forma cíclica, alternándose con las hormonas femeninas (estrógenos) durante el ciclo menstrual. Pueden inducir sangrado vaginal irregular, náuseas, dolor de cabeza, cansancio, ganancia de peso y reducción de la libido.
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Espironolactona a dosis altas. Debe evitarse el embarazo mientras se esté consumiendo. Suele usarse asociada a un anticonceptivo.
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Otros medicamentos. Se han utilizado también con éxito variable, y en ocasiones limitados por sus efectos adversos, la flutamida y el finasteride.
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En la hiperplasia adrenal congénita el tratamiento son los corticoides a dosis bajas.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.