¿Qué es una hernia de hiato?
La
hernia de hiato se produce cuando la parte superior del estómago se desliza hacia la
cavidad torácica, debido a la debilitación del
tejido muscular del diafragma. Este movimiento tiene lugar a través de una pequeña abertura (hiato) del músculo que
separa el tórax del abdomen (músculo diafragmático), permitiendo que el estómago se desplace hacia la cavidad torácica.
Hay diferentes
tipos de hernia de hiato que dependen de las complicaciones que pueda llegar a generar. La más clásica es la
esofagitis. En este caso se genera una inflamación de la
mucosa del esófago, debido a que está en contacto con el ácido refluido. La esofagitis grave puede llegar a ulcerar y sangrar, cicatrizar y reducir el diámetro de esófago, generando dificultades en el
paso de los alimentos.
Las causas que llegan a provocar esta situación crítica pueden ser múltiples y los especialistas defienden que una de las
principales razones es debido a la
presión potente de los músculos que rodean el estómago. Algunos ejemplos de esta situación son cuando se generan vómitos o se tose de manera brusca.
Algunas de las posibles causas que llegan a generar la hernia de hiato son la
presión continua durante la
evacuación intestinal, el esfuerzo que supone
levantar mucho peso, la
obesidad y la
evolución del diafragma ligada a la edad. Una de las incógnitas que los especialistas siguen sin dar respuesta es el motivo por el cual la población pediátrica sufre una hernia de hiato, defendiendo la posibilidad de que sea congénita.
Síntomas de la hernia de hiato
En general las
hernias de hiato pequeñas no llegan a provocar signos, aunque las grandes pueden casar los siguientes síntomas:
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Dolor abdominal o en el pecho
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Acidez en el estómago
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Dificultad a la hora de tragar saliva o alimentos
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Vómitos acompañados con sangre o heces de color negro
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Falta de aire y dificultad al respirar
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Retroceso de ácido estomacal al esófago
Diagnóstico de la hernia de hiato
El
diagnóstico para la hernia de hiato se realiza a través de
tres fórmulas distintas:
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Radiografía. A través de esta medida, se introduce un líquido oralmente que es visible con rayos X. A partir de aquí, el especialista analiza el paso del esófago al estómago y si existe un reflujo.
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Gastroscopia. Es la otra técnica recomendada y que se lleva a cabo inyectando un tubo con cámara a través de la boca hasta llegar al estómago. Este procedimiento logra observar las paredes del esófago y el estómago, identificando si ha tenido lugar una inflamación esofágica y su severidad.
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Manometría esofágica. A través de una sonda se analiza cómo se llega a movilizar el esófago cuando el paciente bebe líquidos.
Tratamiento de la hernia de hiato
El primer eslabón que se debe realizar en caso de sufrir una hernia de hiato es tomar
medidas dietéticas y
posturales adecuadas que logran en muchas situaciones un control de los síntomas.
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Es necesario evitar las comidas y las bebidas que favorezcan el reflujo, como son los fritos, la pimienta, el chocolate, el alcohol, el café o las especias.
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Perder peso es otra fórmula para tratar la hernia de hiato, principalmente en caso de que el paciente sea obeso.
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Dejar de fumar es otra medida recomendada por los especialistas.
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Para conseguir una inclinación del tronco, se aconseja elevar la cabecera de la cama unos 10 centímetros y no colocar almohadas.
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Es recomendable no acostarse hasta que hayan pasado dos o tres horas después de la ingesta.
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En caso de que todas estas medidas no sean útiles, el siguiente paso es el tratamiento farmacológico.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.