¿Qué es la erisipela?
La
erisipela es una infección de la parte más superficial de la piel, producida por una
bacteria llamada estreptococo y caracterizada por el
enrojecimiento súbito de la cara o, más frecuentemente, alguna zona de una extremidad. Afecta fundamentalmente a niños y ancianos. Es difícil diferenciar la
celulitis, que afecta a las capas más profundas de la piel pero que produce síntomas similares.
Carmen Rodríguez , dermatóloga médico-quirúrgica y venereóloga, afirma que “a comienzos de los años ochenta casi no se mencionaba a esta patología o se hablaba de ella como si estuviera en vías de extinción. Sin embargo, en la actualidad se está observando un
aumento de su incidencia y, sobre todo, cambios en localización de la enfermedad”.
Según Rodríguez, “la erisipela es una infección que
se puede asociar al tracto respiratorio superior, donde puede provocar lesiones en la zona perinasal o perivocal, lo que se llama
eritema”, aunque puede darse en diferentes localizaciones. Por otra parte, el dermatólogo Vicent Alonso asegura que se trata de “una
infección bacteriana aguda que afecta a la dermis y a la hipodermis”.
¿Cuáles son las causas de la erisipela?
La erisipela es una infección producida, principalmente, por estreptococos beta-hemolíticos del grupo A, como el Estreptococo piógenes, “aunque puede ser causada por otras bacterias como el
Estafilococo aureus, entre otras”, explica Alonso. Aparece casi siempre en la cara y en las piernas .
Alejandro Molina, jefe de sección de Dermatología en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, asegura que “suele haber algún tipo de defecto en la piel, una pequeña herida o alguna
picadura de insecto que rompe la barrera y permite que esas bacterias, que no pueden entrar en las capas más superficiales de la piel, lo consigan”.
Además, añade que “las bacterias pueden penetrar a través de
cortes o úlceras”. Aun así, hace hincapié en que “este tipo de infecciones son más frecuentes en pacientes con
compromiso del sistema inmunitario,
diabéticos, con
insuficiencia renal o con dermatosis inflamatorias como la
dermatitis atópica o la
psoriasis”.
¿Qué síntomas produce la erisipela?
Los pacientes con erisipela, según Alonso, pueden presentar síntomas como “la aparición de una
placa eritematosa y caliente bien delimitada en la piel, además de
dolor y sensibilidad en la zona afectada”. En ocasiones, “pueden aparecer edemas locales y lesiones ampollosas, así como
fiebre y escalofríos, malestar general y
astenia”. “La piel suele brillar más de lo normal”, puntualiza Molina.
Los
síntomas principales son los siguientes:
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Fiebre y escalofríos.
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Úlcera cutánea con un borde definido y elevado.
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Dolor, enrojecimiento, hinchazón y calor en la piel.
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Pueden formarse ampollas.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
El diagnóstico de la erisipela se basa en la sospecha clínica por parte de un especialista. Alonso asegura que “en algunos casos se puede solicitar
análisis sanguíneo para evaluar ciertos parámetros de gravedad y complicaciones”. Asimismo, “en otras ocasiones se puede tomar una muestra cutánea para cultivo bacteriano e incluir una
biopsia cutánea en ciertos casos para obtener una confirmación y un diagnóstico diferencial”.
Molina, para analizar la evolución del cuadro, afirma que “se puede marcar en la piel con un rotulador hasta donde avanza la infección y, en evaluaciones posteriores, se observa si el tamaño de la piel infectada aumenta o disminuye”.
La erisipela debe distinguirse del
herpes zóster, del
agioedema y de la
dermatitis de contacto. El
cáncer de mama inflamatorio difuso también puede confundirse con esta patología.
¿Es contagiosa?
“Aunque sea una enfermedad infecciosa, la produce una bacteria, por lo que
no es contagiosa entre personas”, explica Molina. “Al final, las bacterias que la provocan se encuentran en el medio natural y aprovechan cualquier oportunidad para entrar en la piel, aunque es cierto que
en casos de higiene muy mala puede llegar a darse un contagio entre personas, aunque no es lo común”, insiste.
De todas formas, Alonso alerta que “las bacterias pueden llegar a transmitirse a través del contacto directo con
heridas infectadas o secreciones nasales, por lo que, aunque no tenga la condición de contagiosa, se requiere de un cuidado adecuado de las lesiones y de una higiene óptima por parte del paciente”.
¿Puede prevenirse?
La prevención de la erisipela y de las infecciones cutáneas implica “mantener una buena higiene personal, tratar adecuadamente cualquier herida o solución de continuidad en la piel, t
ratar las dermatosis inflamatorias y evitar el rascado de las mismas, y controlar, en casos específicos, la diabetes del paciente y los problemas circulatorios de miembros inferiores”.
De hecho, Molina insiste en que “cuando nos hacemos una herida pequeña, en ocasiones, no le prestamos atención y puede ser la puerta de entrada de la erisipela”. Además, aclara que “hay que
lavar todas las picaduras y las heridas con agua y jabón y, si son grandes, se puede aplicar algún tipo de antiséptico como la
clorhexidina”.
En algunas personas con úlceras o heridas crónicas puede haber episodios de
erisipela de repetición en las zonas adyacentes. En estas circunstancias puede existir indicación para administrar antibióticos por boca de forma crónica.
¿Cuál es el pronóstico de los afectados?
El pronóstico de la erisipela es, en general, bueno con tratamiento. Aun así, Molina afirma que “si al paciente no se le trata la patología, la erisipela podría progresar y afectar a capas más profundas de la piel, produciendo el siguiente grado de la infección, que sería la celulitis, una erisipela que ha avanzado con mayor repercusión sistemática”.
La dermatóloga Rodríguez puntualiza que “las lesiones que aparecen con vesiculación
tardan en desaparecer unos 10 o 14 días, ya que la infección pasa por los periodos de eritema, vesiculación y aparición de costra”.
“El grado más severo de esa infección cutánea puede ser una
fascitis necrotizante, que requeriría de tratamiento quirúrgico, aunque no es frecuente”, añade. Alonso también explica que “en algunos casos más severos o cuando no se instaura un tratamiento adecuado, la infección puede progresar y causar complicaciones más graves, como
abscesos o sepsis”.
La bibliografía médica respecto a la erisipela no es muy abundante. Rodríguez asegura que esto es así ya que solo existe algún caso de “pacientes mayores que han experimentado algún brote importante en residencias, los únicos casos en los que se podría llegar a considerar como una enfermedad emergente”.
¿Cuál es el tratamiento de la erisipela?
El tratamiento de la erisipela consiste en la administración de
antibióticos (en general, penicilina). Alonso explica que “se administran por vía oral o endovenosa, en función del tipo de paciente y de la gravedad”. “Además, se recomienda r
eposo y curas locales, así como la administración de analgésicos para controlar el dolor y la fiebre, y la monitorización de signos para controlar la buena evolución del proceso y evitar complicaciones”, explica.
A la hora de seleccionar los antibióticos, Molina insiste en que “hay que prestarle especial atención a los pacientes con erisipela que tienen factores de riesgo como las personas diabéticas”.
Los antibióticos orales de primera línea para el tratamiento de la erisipela incluyen penicilina, amoxicilina, cefalexina o cefadroxilo. Aun así, el antibiótico parenteral de primera elección es la penicilina G cristalina acuosa. En Europa, la pristinamicina y la roxitromicina también han demostrado ser eficaces en su tratamiento.
Carmen Rodríguez, dermatóloga médico-quirúrgica y venereóloga del Hospital Vithas de Vigo. Licenciada en Medicina y Cirugía, es especialista en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología. Además, es profesora acreditada por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) en la Universidad de Vigo. Cuenta con una amplia experiencia en el mundo de la Dermatología. Ha sido reconocido como miembro de honor de la Academia Mexicana de Dermatología y lidera la Sociedad Europea de Mujeres Dermatólogas y Venereólogas.
Alejandro Molina es jefe de sección de Dermatología en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada. Además, es especialista en Dermatología Médica-Quirúrgica y Enfermedades de Transmisión Sexual.Por otra parte, es miembro de la Sociedad Internacional de Dermoscopia y de la Fundación Europea de Hidradenitis Supurativa. En cuanto a reconocimientos, fue elegido el mejor dermatólogo en formación a nivel nacional en 2014 y, actualmente, coordina la formación de residentes de Dermatología en el que ejerce. También ha publicado más de 100 artículos científicos.
Vicent Alonso, jefe de servicio de Dermatología del Tekderma Hospital Vitas 9 de Octubre de Valencia. Cuenta con una amplia experiencia en el sector público y privado. Es especialista en Dermatología en el Hospital Clínico de Valencia y cuenta con un máster en Dermatología Estética y con formación en áreas como el láser, el cáncer de piel, la cirugía de Mohs o la pediátrica. Desde 2007 dirige su equipo de Dermatología en el Hospital Vithas 9 de Octubre, donde además lidera la Unidad de Trasplante Capilar. Respecto a su labor como docente, es profesor del Máster Internacional de Tricología y Trasplante Capilar de la Universidad de Alcalá y es director del Máster Universitario en Técnicas Estéticas Avanzadas y Láser, acreditado por la ANECA y organizado por la Fundación Vithas y la Universidad Cardenal Herrera .
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.