Una
endocarditis es una
infección de las válvulas cardiacas y del endocardio (nombre que recibe la membrana que recubre la parte interna del corazón). Es una infección muy grave que suele ser debida a bacterias, aunque en raras ocasiones también puede deberse a hongos. La infección más frecuente es la producida por bacterias y recibe el nombre de
endocarditis bacteriana. Es una enfermedad que, si no se diagnostica y se trata a tiempo, puede conducir a la muerte. Puede aparecer de forma aguda con síntomas que en 3-10 días hacen que el enfermo consulte al médico, o de forma subaguda con síntomas a lo largo de semanas.
¿Cuáles son sus causas de la endocarditis?
El corazón tiene 4 válvulas, 2 en el lado izquierdo (mitral y aórtica) y 2 en el lado derecho (pulmonar y tricúspide). Si existen bacterias circulando por la sangre
(bacteriemia), pueden depositarse en alguna de las válvulas y dar lugar a la endocarditis. Las bacterias pueden llegar a la sangre de muchas formas distintas, por ejemplo:
-
A partir de heridas infectadas.
-
Después de una intervención quirúrgica menor o mayor.
-
Después de alguna prueba invasiva (es decir que pueda producir alguna herida) en una zona con bacterias, como por ejemplo una colonoscopia.
-
Después de una manipulación dentaria.
-
Sin ninguna causa conocida. Diversas infecciones que producen endocarditis, como la fiebre Q, no proceden de ninguna de las circunstancias previas, simplemente aparecen en una persona que se infecta por este gérmen.
Generalmente, si las válvulas del corazón están sanas, el riesgo de que se produzca una endocarditis después de la llegada de bacterias a la sangre es muy pequeño. Sin embargo, hay una serie de situaciones que favorecen que las bacterias se localicen en las válvulas y produzcan la endocarditis. Estas situaciones son:
-
Tener una prótesis valvular, es decir una válvula artificial en el corazón.
-
Haber tenido una endocarditis previamente.
-
Tener una cardiopatía congénita, es decir, una malformación cardíaca de nacimiento.
-
Tener problemas valvulares después de un trasplante cardiaco.
-
Consumir drogas por vía intravenosa.
-
Tener insuficiencia renal y estar sometido a hemodiálisis.
Síntomas de la endocarditis
Los síntomas más frecuentes de una endocarditis son la fiebre con gran afectación del estado general, escalofríos, tiritona, cansancio, dolores articulares, dolor de cabeza y sensación de enfermedad grave. Hay otros síntomas que dependen de la válvula afectada. La endocarditis de las válvulas tricúspide y pulmonar produce unos síntomas muy similares y nos referiremos a ellas como endocarditis derecha. La endocarditis izquierda es la que se origina en las válvulas mitral y aórtica.
-
Endocarditis derecha. En la endocarditis de localización derecha, además de la fiebre, el paciente puede referir dificultad para respirar, dolor en el pecho, tos y a veces sangre con la expectoración. La válvula que generalmente se afecta es la tricúspide.
-
Endocarditis izquierda. La válvula mitral es la que más frecuentemente se afecta. La fiebre suele ser el principal motivo de consulta y su presentación suele ser subaguda (después de varios días), refiriendo el paciente sentirse mal desde unas semanas antes de consultar al médico. Se puede acompañar de pérdida de peso, sudores nocturnos, lesiones en la piel y pequeñas hemorragias debajo de las uñas.
¿Qué complicaciones puede tener una endocarditis?
Si la endocarditis no se trata, las bacterias que están en las válvulas siguen creciendo formando una zonas denominadas vegetaciones o verrugas sobre la superficie de la válvula. Además, la válvula puede romperse. Todo ello puede producir problemas en el funcionamiento del corazón. Debido a ello se pueden producir las siguientes complicaciones:
-
Insuficiencia cardiaca.
-
Insuficiencia renal.
-
Arritmias y bloqueos cardíacos.
-
Embolias, es decir, desprendimiento de las vegetaciones de las válvulas, las cuales viajan por el interior de los vasos sanguíneos hasta que taponan el riego en una zona del cuerpo. Esto es especialmente grave si se produce la embolia hacia el cerebro ya que da lugar a un ictus.
¿Cómo se diagnostica una endocarditis?
Lo fundamental para el diagnóstico de la endocarditis es la sospecha del médico, que debe estar basada en los síntomas y en los antecedentes de una intervención que haya podido ser responsable del
paso de bacterias a la sangre, por ejemplo una manipulación dentaria. En la exploración puede observarse un
soplo cardiaco (ruido que hace la sangre al pasar por una válvula lesionada) que puede estar ausente en etapas iniciales de la infección y aparecer a lo largo de la evolución. Se debe hacer un análisis de sangre para detectar signos de infección y valorar la situación general del enfermo. Es muy importante hacer cultivos de la sangre
(hemocultivos) antes de iniciar tratamiento antibiótico para averiguar cuál es la bacteria responsable de la infección. Al contrario que en otras infecciones no es necesario esperar a tener fiebre para sacar los cultivos porque en el caso de las endocarditis las bacterias están circulando por la sangre de forma continua. En la
radiografía de tórax pueden verse lesiones en el pulmón, sobre todo si la endocarditis es del lado derecho del corazón. En el caso de la endocarditis izquierda la radiografía del tórax suele ser normal. También debe hacerse un electrocardiograma para ver si existen alteraciones del ritmo. El hallazgo más frecuente es la taquicardia (corazón que late a más de 100 latidos por minuto). La prueba fundamental para diagnosticar una endocarditis es el
ecocardiograma. El ecocardiograma muestra las válvulas lesionadas permitiendo observar las vegetaciones o verrugas y nos indica cual es la localización de la infección. Al inicio de la infección puede que no se vean las verrugas y esto no excluye el diagnóstico. En estos casos, si la sospecha de tener una endocarditis es muy importante, debe realizarse un
ecocardiograma transesofágico (ver el corazón a través de un tubo introducido en el esófago) que es más sensible a la hora de visualizar las vegetaciones.
¿Es contagiosa la endocarditis?
No. Aunque la endocarditis es una enfermedad infecciosa No se contagia de persona a persona ya que la infección está en el corazón.
Tratamiento de la endocarditis
El tratamiento de la endocarditis se realiza con
antibióticos, generalmente con el paciente hospitalizado, y suele durar entre 4 y 6 semanas. Si la sospecha de tener una endocarditis es muy alta se empieza el tratamiento antibiótico de forma precoz, aunque no esté confirmado que la haya, porque así mejora el pronóstico del enfermo. Aparte de los cuidados habituales que se dispensan a los pacientes hospitalizados, se deben administrar antibióticos de los llamados de amplio espectro (que actúan frente a un gran número de bacterias) en un intento de eliminar a todas las posibles bacterias que puedan originar la endocarditis. Posteriormente se ajusta el antibiótico según la bacteria aislada en los hemocultivos. Existen endocarditis producidas por gérmenes muy concretos que pueden requerir tratamiento antibiótico durante meses o años. En ocasiones, si a pesar del tratamiento persiste la fiebre, si se forma una colección de pus en la zona de la válvula (absceso), si la válvula se rompe o si las vegetaciones son muy grandes y hay riesgo de que se desprendan, puede haber indicación de
cirugía, extirpando la válvula enferma y sustituyéndola por otra. Esto es más frecuente si la endocarditis se produce sobre una válvula protésica, es decir, una válvula artificial que se había colocado antes.
Prevención de la endocarditis
Hay una serie de situaciones que predisponen a que una persona pueda tener una endocarditis. En esos casos, hay que establecer medidas de prevención perfectamente establecidas por diversas sociedades cardiológicas y consistentes en administrar antibióticos antes y después de una determinada cirugía, manipulación dentaria o prueba diagnóstica invasiva.
(Profilaxis de la endocarditis infecciosa).
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.