Degeneración macular

La degeneración macular senil es la causa principal de ceguera en personas de edad avanzada en países occidentales. Se produce por un envejecimiento acelerado de la mácula lútea (la zona de la retina encargada de la visión central más fina). Las células de la mácula lútea mueren, de forma que el paciente pierde la visión central conservando la visión periférica. En su origen intervienen tanto factores genéticos como ambientales (hipertensión arterial, tabaquismo y obesidad entre otros).

Clasificación de la degeneración macular

La degeneración macular senil se clasifica en:

• Forma atrófica o seca. Es la más frecuente (90 por ciento de los pacientes con degeneración macular). Evoluciona lentamente y permite mantener la visión durante más tiempo sin tratamiento. Se debe a un envejecimiento y adelgazamiento de los tejidos.
• Forma exudativa o húmeda (10 por ciento de los pacientes con degeneración macular). Es la responsable de la mayoría de los casos de pérdida grave de la visión. Su evolución es rápida, causando en pocas semanas o meses gran pérdida de la visión central. Se debe a la formación de vasos sanguíneos anormales en la parte posterior del ojo, por debajo de la retina, que dejan escapar fluidos o sangre.

¿Cuáles son las causas de la degeneración macular?

Las causas de la degeneración macular son desconocidas aunque parece tratarse de una enfermedad inflamatoria. Se relaciona claramente con la edad y con el consumo de tabaco. Los pacientes con determinadas alteraciones en el gen del factor del complemento H (CFH) tienen un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.

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Parece tratarse de una enfermedad inflamatoria, relacionada con la edad y el consumo de tabaco

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Síntomas de la degeneración macular

El síntoma principal que refieren los pacientes con degeneración macular es la pérdida progresiva de la visión en uno o en ambos ojos. En general suele iniciarse en un ojo pero en el momento de la exploración suele demostrarse que el otro ojo también está afectado. Estos pacientes tienen:

• Visión central borrosa, con dificultad para percibir los detalles. En ocasiones se presenta de forma brusca.
• Una de las alteraciones iniciales suele ser la visión distorsionada de las líneas rectas.
• Mayor necesidad de luz para realizar algunas actividades.
• Durante la lectura las palabras se ven borrosas o desaparecen algunas letras.
• Aparición de una mancha cada vez más oscura en el centro del campo visual.

¿Cómo se diagnostica la degeneración macular?

El diagnóstico de degeneración macular se sospecha por los síntomas antes referidos y se confirma mediante:

• Un examen de la retina (examen de la mácula lútea)
• La demostración de alteraciones al realizar el test de la rejilla de Amsler.

Para determinar el tipo y extensión de la degeneración macular se necesitan pruebas más específicas, como la angiofluoresceingrafía y la tomografía de coherencia óptica.

Tratamiento de la degeneración macular

Todos los pacientes con degeneración macular deben abandonar inmediatamente el consumo de tabaco para intentar enlentecer la progresión de la enfermedad. En función del tipo de degeneración macular:

• La forma seca no tiene un tratamiento eficaz. Se recomienda tomar compuestos vitamínicos ricos en antioxidantes (vitamina C y vitamina E), cobre y zinc para frenar la progresión de la enfermedad.
• En la forma húmeda se pueden recomendar los mismos suplementos vitamínicos. Además, se debe intentar detener la rápida evolución hacia la ceguera mediante:

• Inyecciones en el interior del globo ocular de medicamentos que inhiben la formación de nuevos vasos sanguíneos (factores antiangiogénicos o anti-VEGF). Es el tratamiento de elección.
• Tratamiento con láser.
• Terapia fotodinámica.

En general, todos estos tratamientos solo son eficaces en la fase inicial de la enfermedad, los casos con pérdidas importantes de visión no tienen solución. La indicación de un tratamiento u otro depende del tamaño y la localización de las lesiones.

¿Puede prevenirse la degeneración macular?

La degeneración macular puede detectarse antes de que aparezcan síntomas con la realización de exploraciones oftalmológicas en fases muy precoces. Estas deberían hacerse de rutina en personas mayores de 55 años o en personas con antecedentes familiares de enfermedades de retina.

No existen evidencias indiscutibles de que la enfermedad pueda ser prevenida. Es importante mantener un estilo de vida saludable, aumentando el consumo de pescado y de verduras, manteniendo un peso estable, realizando ejercicio de forma regular, evitando el tabaquismo y controlando la presión arterial. No parece demostrado que la toma de suplementos vitamínicos reduzca el riesgo de desarrollar la enfermedad.