¿Qué es el colon irritable?
El colon irritable es una patología crónica de causa desconocida, que se caracteriza por la presencia de dolor o malestar abdominal acompañado de episodios, generalmente alternantes, de diarrea y/o estreñimiento, en ausencia de una enfermedad identificable en el intestino. La frecuencia de los síntomas es muy variable, así como su intensidad. Afecta a ambos sexos (aunque más frecuentemente a las mujeres), a cualquier edad.
Según indica el Ministerio de Sanidad, puede mostrar manifestaciones clínicas o cambios en los hábitos intestinales, traduciéndose en algunas personas en estreñimiento o diarrea . Este síndrome, según indica José Díaz Tasende, especialista en Aparato Digestivo y jefe de Sección de la Unidad de Endoscopias del Hospital Universitario 12 de Octubre, se caracteriza por el dolor abdominal. “El término funcional en esta definición indica que se trata de un conjunto de síntomas que no son debidos a una alteración infecciosa, inflamatoria o tumoral”, señala.
Esta patología puede afectar a cualquier persona. “Existe un pequeño aumento del riesgo en personas con antecedentes familiares de intestino irritable y se han descrito importantes variaciones regionales en la frecuencia de los diagnósticos”, explica Tasende. “En occidente se ha descrito una mayor incidencia en mujeres, pero esto no se ha confirmado en otras localizaciones geográficas y es posible que se deban más a variaciones en los patrones culturales de consulta que a diferencias reales en su incidencia”, añade.
Se suele asociar con otras enfermedades incluidas en el término de síndromes somáticos funcionales, dentro de las que se encuentran la fibromialgia, el dolor pélvico crónico, el dolor de cabeza, la cistitis intersticial, etc.
¿Qué síntomas produce el colon irritable?
Los síntomas del colon irritable son muy variados, siendo los más frecuentes:
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Dolor o malestar abdominal. Es el síntoma clave, siendo muy variable en su intensidad y en su localización. El dolor o malestar puede localizarse en la zona inferior del abdomen (en el bajo vientre), en el lado derecho, en el lado izquierdo o en la zona del estómago. En general suelen ser retortijones, aunque también puede existir un dolor sordo continuo. El dolor puede ser muy leve o muy intenso, y puede impedir llevar una vida normal. Puede aumentar al comer o con el estrés y, en las mujeres, puede aumentar con la menstruación, y suele aliviarse al hacer una deposición.
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Diarrea, estreñimiento o alternancia entre diarrea y estreñimiento. Si se trata de un colon irritable con predominio del estreñimiento, las heces suelen ser duras y el paciente tiene la sensación de no haber terminado de hacer de vientre, acudiendo por ello al baño varias veces al día. En estas circunstancias puede o no haber episodios ocasionales de diarrea. En los pacientes con colon irritable en los que predomina la diarrea, ésta suele ser de escasa cantidad y empeora con el estrés o con la comida. La diarrea puede tener moco.
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Otros síntomas frecuentes en todas las formas de colon irritable son la sensación de tripa hinchada y frecuentes gases, el ardor de estómago y las digestiones pesadas, asociadas a náuseas y vómitos.
Los síntomas que definen el colon irritable son el dolor abdominal y su asociación a un cambio en la apariencia de las heces . “La mayoría de los pacientes presentan episodios de dolor abdominal y diarrea, en algunos casos asociados a urgencia defecativa, que pueden durar horas o varios días, alternando con periodos asintomáticos o en los que pueden llegar a presentar estreñimiento”, aclara el especialista. “Este patrón recurrente, asociado a la ausencia de otros síntomas que sugieran inflamación intestinal, son los elementos más importantes en el diagnóstico”, agrega.
¿El colon irritable es peligroso?
Una duda que puede presentar cualquier persona que sospeche que padece esta enfermedad tiene que ver con el peligro de la misma. Lo cierto, según el especialista, es que el colon irritable “no se asocia a complicaciones o un aumento del riesgo de cáncer” , ya que “es una alteración de la función intestinal, pero no implica inflamación”. “Su principal repercusión en la salud es el deterioro de la calidad de vida , que puede llegar a ser importante en algunos casos, e incidir de forma muy negativa en múltiples aspectos de la vida familiar, social y laboral”, comenta.
El dolor no se origina solo en el colon. Según Tasende, en la actualidad, se admite que el dolor puede originarse “en cualquier segmento intestinal o en estructuras abdominales extraintestinales”. “La mayoría de los pacientes describirán el dolor en el centro del abdomen , pero su localización puede ser variable en el abdomen o incluso la pelvis”, indica.
Según el experto, seguir un estilo de vida y una dieta saludable pueden disminuir el riesgo de una amplia variedad de trastornos intestinales. Evitar el consumo de tabaco, alcohol y alimentos procesados y seguir una alimentación rica en frutas, verduras y pescado son medidas aconsejables en todos los contextos clínicos.
¿Cuáles son las causas del colon irritable?
Las causas del colon irritable son desconocidas. Algunos médicos piensan que se debe a espasmos intestinales (de ahí su otro nombre de colon espástico). Ocasionalmente aparece tras una infección intestinal y con frecuencia se asocia a ansiedad o depresión.
¿Cómo se diagnostica?
No existe ninguna prueba que confirme la presencia de colon irritable. Para diagnosticarlo se necesita descartar otras enfermedades que puedan producir síntomas similares (problemas de estómago, de vesícula, del páncreas, intolerancia a la lactosa, enfermedad celíaca del adulto , otras enfermedades del intestino) para lo cual, además de realizar una exploración detenida, se Deben solicitar análisis de sangre y de heces y, en muchas ocasiones, otras pruebas como enema opaco, colonoscopia, gastroscopia, etc.
Ante la normalidad de dichas pruebas, los criterios para diagnosticar un colon irritable son:
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Que las alteraciones digestivas lleven presentes un mínimo de 6 meses.
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Que existe dolor o malestar abdominal recurrente, al menos 3 días al mes, y que se asocia con al menos 2 de los siguientes datos:
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El dolor o malestar mejora al hacer de vientre.
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El comienzo del malestar o dolor se asocia con un cambio en la frecuencia de las deposiciones.
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El comienzo del dolor o malestar se asocia con un cambio en la consistencia de las heces.
Pronóstico
El colon irritable es una enfermedad crónica que evoluciona en brotes, frecuentemente asociados a situaciones o periodos de especial estrés. No tiene ningún tratamiento curativo si bien existen tratamientos que pueden mejorar los síntomas. La mayoría de los pacientes con colon irritable tiene formas leves o moderadas de la enfermedad que responden razonablemente bien al tratamiento. Los escasos casos resistentes al tratamiento deben ser evaluados por especialistas.
¿Cuál es el tratamiento del colon irritable?
Existen diferentes tratamientos que pueden ayudar a los pacientes con intestino irritable. “Se ha demostrado que algunos carbohidratos, presentes en cereales y otros vegetales, pueden desencadenar los síntomas y su restricción temporal y controlada, puede ser una buena medida inicial en algunos casos”, desarrolla Tasende. También hay tratamientos farmacológicos que pueden ayudar a modular el hábito intestinal, modificar la microbiota o disminuir la sensibilidad intestinal. “La selección de uno o varios de estos tratamientos debe ser evaluada de forma individual y depende fundamentalmente de cuáles son los síntomas dominantes, su frecuencia e intensidad”, indica el experto.
En esta misma línea, el Ministerio de Sanidad recoge que uno de los factores más importantes para el tratamiento del colon irritable es “asegurar una adecuada higiene en la alimentación ”. Según la Información Terapéutica del Sistema Nacional de Salud, “el aumento de fibra en la dieta aumenta el volumen de las heces y el número de deposiciones, así como la sensación de plenitud. Además, el médico debe recomendar la utilización progresiva de salvado de trigo, por ejemplo, en forma de copos o galletas, o bien cucharadas de granulado, empezando con una dosis de 15-20 g/día hasta alcanzar 50-75 g/día”. .
Para Tasende, probablemente, el aspecto que se malinterpreta con mayor frecuencia ante esta patología es atribuir al síndrome de intestino irritable una causa “psicológica” o secundaria “al estrés” . Según detalle, es evidente que los problemas intestinales, sobre todo si son graves, pueden incidir negativamente en el bienestar psicológico ya la inversa, la ansiedad, la depresión y otros trastornos pueden incrementar los síntomas o disminuir la efectividad de los tratamientos. A pesar de ello, considera que es muy importante “comprender que la alteración del eje cerebro-intestino” al que hacíamos referencia previamente supera el ámbito psicológico y tiene más que ver con múltiples mecanismos que afectan a la mucosa intestinal, su relación con el ecosistema de microorganismos que habitan en el tracto digestivo y los sistemas neurales encargados del control de una amplia variedad de funciones intestinales”. “Atribuir los síntomas a problemas psicológicos puede retrasar el diagnóstico y, sobre todo, la indicación de un tratamiento efectivo”, sentencia el experto.
El tratamiento del colon irritable incluye los siguientes aspectos:
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Es importante explicar que, aunque la enfermedad no es grave, puede ser muy molesta. Los tratamientos disponibles pueden mejorar la enfermedad pero ninguno la cura. En general suelen probarse varios tratamientos, solos o en combinación, hasta que se encuentra el más eficaz.
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Recomendaciones sobre la dieta . En ocasiones pueden identificarse algunos alimentos que precipitan un episodio, como el café, legumbres, coles, edulcorantes artificiales, etc. Es por ello importante hacer una investigación sobre la dieta y los alimentos que pueden provocar un brote agudo. Además, cualquier alimento que produzca flatulencia (bebidas gaseosas, legumbres, hojas verdes, etc.), así como aquellos hábitos que pueden producir gases (mascarilla de chicle) pueden empeorar algunos de los síntomas, por lo que deberían abandonarse. Es frecuente que se recomiende realizar una dieta baja en lactosa durante 2 o 3 semanas. Si hay mejoría clínica sería razonable continuar con ella. Por el contrario si la enfermedad sigue igual, la dieta pobre en lactosa debe abandonarse. En el colon irritable algunos alimentos son especialmente bien tolerados como:
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Agua, sprite, bebidas isotónicas.
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Leche de soja.
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Arroz.
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Pasta sin salsas.
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Patatas asadas o cocidas (no fritas).
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Pan de madalenas.
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Pescado, pollo, jamón sin salsas.
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Huevos cocinados de cualquier manera, excepto fritos.
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Cereales de desayuno.
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Ensaladas de lechuga.
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Guisantes o zanahorias cocinadas, evitar las verduras crudas.
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Margarina, mermeladas, nocilla.
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Melón en pequeñas cantidades.
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Melocotones, perlas envasadas en pequeña cantidad.
Las recomendaciones concretas de tratamiento son:
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La dieta rica en fibra y/o la utilización de laxantes que aumentan el volumen de las heces: Psyllium (Plantaben®, Metamucil®) o metilcelulosa (Muciplazma®), se han demostrado eficaces en algunos pacientes con colon irritable, tanto en los que tienen estreñimiento como en aquellos con diarrea. Su eficacia es variable de unas personas a otras, por lo que bien merece la pena hacer un tratamiento de prueba en todos los pacientes. En algunos pacientes, la dieta rica en fibra puede empeorar la flatulencia y los gases por lo que, en estas circunstancias, es mejor evitarla.
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Para reducir el dolor o malestar abdominal se recomiendan antiespasmódicos tipo mebeverina (Duspatalin®), trimebutina (Proctolog®), otilonio (Spasmoctyl®), butilbromuro de escopolamina (Buscapina®). Varios de ellos pueden presentar efectos adversos, sobre todo en ancianos. Se recomienda tomarlos media hora antes de cada comida
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En el colon irritable en el que predomina la diarrea se recomienda la utilización de medicamentos astringentes como la loperamida (Fortasec®) o la resincolestiramina.
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Los antidepresivos tricíclicos han demostrado eficacia en algunos pacientes aunque no tengan datos que sugieran depresión. Se utilizan a dosis mucho más bajas de las que se utilizarían en la depresión. El mecanismo de sus efectos es desconocido. Otros antidepresivos distintos (los inhibidores de la recaptación de serotonina) también han demostrado su eficacia en estudios en los que el colon irritable se asociaba a depresión.
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La ansiedad y el estrés pueden empeorar la enfermedad. Algunos tratamientos con antidepresivos o ansiolíticos o con tratamientos psicológicos, han demostrado mejoría en algunas personas, en general en las formas que cursan preferentemente con diarrea.
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El ejercicio practicado de forma regular también ha demostrado ser eficaz.
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Actualmente no se recomienda el tratamiento con antibióticos, aunque algunos médicos creen que el sobrecrecimiento bacteriano dentro del intestino puede desempeñar algún papel en esta enfermedad y para ello dan antibióticos.
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Otros tratamientos de parafarmacia no han demostrado hasta el momento eficacia. La utilización de yogures con bacterias tipo bifidus no ha demostrado utilidad. El aceite de pipermint y otros aceites habitualmente recomendados para tratar el colon irritable pueden ser incluso peligrosos a largo plazo por irritar el intestino y favorecer la pérdida de electrolitos.
¿Causas del colon irritable
Es complicado determinar el origen del colon irritable, ya que es una enfermedad compleja, por lo que no se ha definido una única causa. Tal y como expresa Tasende, “su aparición requiere, por lo general, un sustrato de mayor susceptibilidad en el que no se pueden descartar factores genéticos , pero en el que también influyen la dieta , el entorno en el que se vive y múltiples elementos del mismo. lo mismo. estilo de vida , que interactúan con otros desencadenantes que pueden incluir agentes infecciosos”. “Hace ya varias décadas se describió que tras ciertas infecciones bacterianas intestinales, una proporción significativa de personas podían presentar síntomas de intestino irritable durante meses o años”, expresa el especialista.
Además, según su razonamiento, las disfunciones de la microbiota y un cierto componente de “mayor sensibilidad” intestinal frente a estímulos que no son nocivos, y que, por lo tanto, no deberían producir síntomas, son factores que pueden tener un papel relevante. en algunos pacientes.
“En los últimos años, se ha asignado un papel cada vez más relevante a la interacción 'cerebro-intestino' dado que la integración de las señales que se generan en los receptores localizados en diferentes estructuras de la pared intestinal ocurren a múltiples niveles en el sistema nervioso autónomo y el sistema nervioso central. Se ha demostrado que al menos en algunos subgrupos de pacientes, las disfunciones en estos sistemas de integración neurológica son un elemento central en la persistencia de los síntomas”, ilustra Tasende.
José Díaz Tasende es médico especialista en Aparato Digestivo y jefe de Sección de la Unidad de Endoscopias en el Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario 12 de Octubre. Además, es profesor asociado en la Universidad Complutense de Madrid, y director científico en el Instituto Clínico del Aparato Digestivo de Madrid.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.