La
arteriosclerosis (de la palabra arteria y la palabra esclerosis, endurecimiento) es un proceso crónico y progresivo consistente en la
obstrucción y endurecimiento de las arterias (los conductos por los que viaja la sangre desde el corazón hacia los diferentes órganos)
por placas rellenas de colesterol, denominadas
placas de ateroma. La arteriosclerosis reduce de forma lenta y progresiva (a lo largo de los años) el riego sanguíneo a un determinado órgano, dañándolo. Si bien el proceso es progresivo, pueden producirse manifestaciones clínicas agudas debido a la rotura brusca de una placa de ateroma. Las arterias que más frecuentemente se afectan por la arteriosclerosis son las que irrigan el corazón (arterias coronarias), el cerebro (arterias carótidas y arterias cerebrales), la aorta y las arterias que llevan la sangre a las piernas (
arterias iliacas y femorales).
¿Cuáles son las causas de la arteriosclerosis?
La arteriosclerosis es un proceso relacionado con la edad y con la presencia de determinados factores que la favorecen, entre los que se encuentran:
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La edad avanzada.
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El sexo masculino.
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La elevación del colesterol malo (LDL).
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El descenso del colesterol bueno (HDL).
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El tabaquismo.
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La diabetes.
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La hipertensión arterial.
A estos factores se les denomina factores de riesgo cardiovascular. Otros factores relacionados con el desarrollo de arteriosclerosis son la obesidad, el sedentarismo, la historia familiar de enfermedad cardiovascular y determinados factores genéticos no muy bien conocidos.
Síntomas de la enfermedad
La arteriosclerosis es la responsable de la gran mayoría de las enfermedades cardiovasculares. Las manifestaciones clínicas de la arteriosclerosis dependen del territorio vascular afectado. A su vez, si bien es un proceso crónico que evoluciona durante años, las placas de ateroma pueden sufrir una rotura súbita y producir una complicación aguda fulminante:
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La afectación de las arterias coronarias (las encargadas de irrigar al corazón) si es progresiva da lugar al desarrollo de angina de pecho o de insuficiencia cardiaca. Si hay una rotura súbita de una placa de ateroma en la arteria coronaria se produce un infarto agudo de miocardio o una muerte súbita.
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La afectación crónica de las arterias cerebrales puede conducir al desarrollo de demencia o, si hay una complicación aguda, a la aparición de un ataque isquémico transitorio o de una trombosis cerebral (ictus).
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En la arteria aorta, la arteriosclerosis puede favorecer el desarrollo de un aneurisma aórtico que puede asociarse a diversas complicaciones, entre ellas la rotura súbita del aneurisma y la muerte.
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Por último, la afectación de las arterias que irrigan las piernas (enfermedad arterial periférica), suele producir únicamente problemas crónicos de riego que clínicamente se manifiestan como dolor al caminar (claudicación intermitente).
¿Es hereditaria?
La arteriosclerosis tiene un componente hereditario dado que es más frecuente que las enfermedades cardiovasculares aparezcan entre miembros de una misma familia.
Prevención de la arteriosclerosis
La arteriosclerosis puede prevenirse en un importante número de casos si se realiza una dieta sana, ejercicio físico frecuente, se mantiene un peso cercano al ideal, se evita el fumar y se controlan adecuadamente los factores de riesgo (colesterol elevado, hipertensión arterial y diabetes).
Tratamiento de la arteriosclerosis
El tratamiento de la arteriosclerosis consiste en realizar una
dieta saludable que proteja del desarrollo de enfermedades cardiovasculares,
ejercicio físico frecuente, en mantener un peso cercano al ideal y la
abstención del tabaquismo. Además, se deben controlar adecuadamente los posibles factores de riesgo cardiovascular, es decir, la diabetes, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia si existieran.
Por último, la afectación de cada uno de los territorios tiene un tratamiento específico.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.