La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad,
Dolors Montserrat, ya ha tomado posesión de su cargo y lo hace en una nueva etapa de la vida política y social de nuestro país marcada, indudablemente, por la inestabilidad e incertidumbre.
Tiempos de especial complejidad en los que el diálogo, la negociación y la búsqueda de acuerdos se hacen imprescindibles, y en los que el bien común de la sociedad en su conjunto debe guiar, sí o sí,
la acción del nuevo Gobierno y también de todas y cada una de las fuerzas políticas con representación en nuestro Parlamento.
Un nuevo periodo en el que
nuestro país sigue aún convaleciente de la grave crisis económica sufrida años atrás, y que sigue dando coletazos, y al que aún le esperan
nuevos recortes presupuestarios si queremos cumplir con nuestros socios europeos. 5.500 millones de euros es la cifra global que ahora se baraja para satisfacer las demandas de la UE.
En este difícil contexto llega a Paseo del Prado 18
la nueva ministra de Sanidad y lo hace afirmando, como inicial declaración de intenciones, que
tiene soluciones políticas para los complejos problemas de nuestra sanidad. Palabras que nuestra organización recibe con justificada cautela y también con cierto escepticismo, dada la gestión de sus antecesores en el cargo. Sólo los hechos constatables disiparán estos sentimientos.
Queremos soluciones, claro, pero, además, las queremos pronto. No podemos esperar ni los tradicionales 100 días de cortesía que se dan a un nuevo responsable gubernativo cuando toma posesión de su cargo.
Ha transcurrido cerca de un año con un
Gobierno en funciones y mucho más tiempo desde que se alcanzó un
Pacto por la Sostenibilidad y Calidad del Sistema Nacional de Salud que solo se ha cumplido en una mínima parte. Un tiempo en el que
la mayoría de los profesionales de Enfermería han seguido trabajando en unas condiciones laborales precarias y otros muchos no han conseguido ni siquiera el puesto de trabajo anhelado.
De la nueva ministra se ha destacado su
talante dialogante y negociador y confiamos en que así sea y se demuestre en las reuniones que mantengamos con ella y su equipo para recuperar los derechos profesionales y laborales perdidos en estos años.
Pondremos sobre su mesa reivindicaciones prioritarias para que su Gobierno las haga realidad o las defienda e impulse con las administraciones autonómicas, y que se resumen en la necesidad de que haya
más profesionales de Enfermería con unas mejores condiciones laborales y un mayor desarrollo profesional para que éstos puedan ofrecer una mejor atención y cuidado al ciudadano y se mejore el funcionamiento de nuestro
Sistema Nacional de Salud en su conjunto.
Como decía,
esperamos hechos y no meras palabras de la nueva titular del Ministerio de Sanidad. El colectivo enfermero está más que harto de escuchar compromisos que finalmente no se cumplen o si lo hacen es incumpliendo lo acordado previamente, caso, por ejemplo, del
Real Decreto que regula la conocida como prescripción enfermera.
Por nuestra parte le ofreceremos, en todo momento,
ánimo de colaboración y trabajo conjunto al entender que a todos nos une el mismo afán por garantizar una atención sanitaria universal, pública y de calidad.
Esperamos, en definitiva,
una ministra de Sanidad que dé respuesta a las necesidades y aspiraciones de un colectivo que, no lo olvidemos, resulta clave para el mantenimiento y mejora de nuestro Sistema Nacional de Salud. Sin él, nosotros, los profesionales, no somos nada, pero sin nosotros, él tampoco.