La recuperación casi segura del primer caso conocido de contagio en Europa por el virus ébola, el de la auxiliar de Enfermería Teresa Romero, copa las portadas de la prensa generalista española, que a estas alturas acompaña la información de pormenorizados análisis y reportajes sobre el brote epidémico en África y la reacción de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de las potencias occidentales para ponerle freno.
En El Mundo, por ejemplo, la periodista especializada en salud Ángeles López publica este lunes un minucioso texto en el que analiza el origen de la infección del ébola en lo que los especialistas denominan “grandes diseminadores”, pacientes infectados que, por razones socioculturales, dan lugar al contagio masivo del virus (caso de curanderos fallecidos a cuyo entierro acuden sus devotos y, en ese contexto, prende la enfermedad).
O bien La Razón que, en la misma línea, ofrece un análisis de la ayuda económica que no llega al continente africano para poner coto a la epidemia (texto de Marta Torres).
Pero también queda hueco para otros asuntos relacionados con la salud y la ciencia en los medios de comunicación. En El País, de nuevo, se difunde hoy un artículo sobre la contaminación lumínica en el planeta y el uso científico de las fotografías de La Tierra tomadas por satélite. Y, en Abc, el catedrático de Psicopatología de la Universidad de Oviedo Marino Pérez declara, tajante, que el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad –TDAH– (e incluso otros específicos de la infancia como el bipolar) no existe.
Su hipótesis parte del concepto empírico de la ciencia médica según el cual, al no haber biomarcador que lo demuestre, no se puede ratificar una anomalía específica para esta clase de alteraciones del comportamiento.
Aunque otros médicos defienden que los síntomas clínicos son suficientes para identificar una enfermedad concreta, lo cierto es que se trata de un asunto no exento de polémica debido a que, en los últimos años, se ha disparado el diagnóstico del problema en países como Estados Unidos o la propia España, circunstancia que es atribuible bien a un afán desmedido por medicar al paciente (como clama el entrevistado), bien porque haya mejorado el conocimiento del defecto y su resolución (dejamos la discusión a los psiquiatras y a los psicólogos, que son los expertos en ello).
Por último, cabe destacar, en El Mundo, el anuncio, por parte de la canciller alemana Ángela Merkel, de un proyecto de Unión Digital en Europa que incluiría, en el campo de la salud, la información de los historiales clínicos.