Pese al aparente cambio de ciclo en el empleo, los datos son, de momento, los que son, y son aún demasiado crudos. El desempleo en el sector sanitario sigue siendo una lamentable nota habitual a la que no nos terminamos de acostumbrar, y claro, para los profesionales extranjeros no iba a ser diferente. El péndulo que nos instaló hace años en una bonanza casi eterna y que en la sanidad se plasmó en que había trabajo de sobra, (parecía que) faltaban profesionales y recurríamos a los de fuera ha terminado por regresar al otro lado, llevándose por delante empleos propios y extranjeros, planificaciones en recursos humanos y ansias de un sistema imbatiblemente universal y gratuito. Quizá no hay mal que por bien no venga, y que a partir de ahora, con instrumentos como el registro de profesionales y sin tantas facultades, el SNS pueda articular una política de personal previsible y estable para las próximas décadas.