Los mensajes que está lanzando el gobierno sobre las vacunas, centrando en ellas todas las acciones contra la
pandemia (“
el estado de alarma es el pasado, las vacunas son el futuro”) quizás sean políticamente rentables, pero desde luego son epidemiológicamente erróneos. Sobre todo, teniendo en cuenta que el
porcentaje de la población vacunada es aún limitado, y que las imágenes y manifestaciones del final del estado de alarma en muchas zonas de España fueron más que preocupantes.
Mientras que los países de la Unión Europea comenzamos la vacunación con un ritmo exasperantemente lento, afortunadamente acelerado ahora a expensas de la llegada de dosis crecientes de la
vacuna de Pfizer-BioNTech, otros países fueron muy por delante de nosotros en cuanto a velocidad de vacunación. Aparte de mirarlos con envidia, ya sea por su capacidad económica o por la capacidad y habilidad de sus dirigentes, lo cierto es que de algunos de estos países podemos sacar enseñanzas tanto de los aspectos positivos, como para evitar caer en posibles errores futuros.
"Estados Unidos, abanderado ahora de la liberación de patentes tras ser el adalid del nacionalismo vacunal y prohibir la exportación de cualquier dosis “Made in USA” (...) ha mostrado su pujanza económica, industrial y política con vacunaciones millonarias que están revirtiendo su desastrosa situación"
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El caso de Israel es paradigmático al conseguir vacunar rápidamente a gran parte de su población con Pfizer, gracias a un acuerdo con esta compañía que entre otras cosas ha permitido comprobar la gran eficacia de su producto en grandes masas de población. Estados Unidos, abanderado ahora de la
liberación de patentes tras ser el adalid del nacionalismo vacunal y prohibir la exportación de cualquier dosis “Made in USA” (lo mismo que el Reino Unido, otro de los líderes que no ha dejado salir una sola vacuna fabricada allí), ha mostrado su pujanza económica, industrial y política con vacunaciones millonarias que están revirtiendo su desastrosa situación de hace tan solo unos meses.
Pero además de estos países de primera línea en el mundo desarrollado, hay otros que, sin ser potencias económicas, han conseguido unos envidiables resultados de vacunación, casi siempre gracias a su habilidad diplomática con algunos de los productores. Es el caso de
Serbia, Marruecos, Uruguay o Chile y otros más pequeños como las islas
Seychelles, Maldivas, Bermudas…aparte por supuesto de los países del Golfo que simplemente hicieron valer su poderío económico ante las compañías farmacéuticas. Las experiencias de algunos de estos países son de gran interés para estudiar el futuro de la pandemia.
Covid-19 y Chile: 40% de vacunados y fuerte ola de contagios
En América Latina,
Chile ocupa el tercer lugar del mundo en porcentaje de población vacunada (excluyendo los micropaíses), solo por detrás de Israel y Emiratos Árabes, con mas de un 40% de la población vacunada al menos con una dosis a principios de mayo. Sin embargo, y pese a estos resultados espectaculares, Chile
está sufriendo una fuerte ola de contagios, la mayor desde el inicio de la pandemia, con colapso de su sistema sanitario y especialmente de las Unidades de Cuidados Intensivos, que ha llevado al gobierno a decretar estrictas medidas de confinamiento domiciliario y cierre de fronteras para controlar la situación.
Las explicaciones que se dan para esta mala evolución son por una parte la
relajación de las medidas preventivas coincidentes con el verano austral y la euforia post-vacunal (recordemos las imágenes antes citadas y nuestro inminente verano), por otra la aparición de la
variante brasileña (con algunos casos ya en España, además de la India), y por fin la
escasa efectividad de la vacuna china en comparación con otras, y que en Chile ha sido mayoritaria (afortunadamente no es nuestro caso). Algo parecido, aunque no tan marcado ha ocurrido en Uruguay, con máximos de contagios desde el inicio de la pandemia pese a su alta tasa de vacunación y con las mismas explicaciones que para el caso chileno.
Eficacia de la vacuna Covid china y nuevas variantes
Y la historia se repite con el que hoy día es líder mundial: las
islas Seychelles con un 60% de vacunados (Gibraltar con un 105% de su población vacunada obviamente no es un país). Este pequeño archipiélago del Indico con monocultivo turístico, de solo 100.000 habitantes, articuló su objetivo de ser un destino seguro mediane donaciones chinas y de Emiratos Árabes con vacunas Sinovac y AstraZeneca. De nuevo un aumento significativo de casos ha llevado a imponer medidas restrictivas para defender la salud y las razones de relajación de costumbres y escasa eficacia de la vacuna china son las mismas que en los países latinoamericanos, aquí con la
variante india de por medio. Significativamente, el 65% de los contagiados no habían sido aún vacunados, pero uno de cada tres si las habían recibido, lo cual sirve para ubicar el problema en su justo término.
Afortunadamente l
a eficacia de las vacunas empleadas en la Unión Europea está muy por encima de las utilizadas en estos países. Sin embargo, la
fatiga pandémica que acumulamos todos, el hecho de que el Ministerio de Sanidad se dedique casi monográficamente a contar cada día el número de vacunados, renunciando a articular cualquier otra medida de control de la pandemia (al parecer no es cosa suya), la llegada del verano y el hecho incontrovertible de que en el momento de escribir estas línea estén plenamente vacunados solo 6,9 de los 47,45 millones de españoles, constituyen un cóctel arriesgado, lejos del optimismo oficial. Con ser nuestra gran esperanza de recuperación,
no puede fiarse todo a la vacunación, dejando de lado el resto de las medidas. Al menos hoy por hoy sería una grave irresponsabilidad.