Inicio este nuevo artículo de opinión con el título de una gran canción del siempre admirado Joan Manuel Serrat, que dice así: “hoy puede ser un gran día…”. Y lo hago el hilo de un comentario de una de las mentes más preclara de la Sanidad, cuyo nombre me callo y que seguro que si me lee se reconocerá y sentirá gratificado. Me hizo cierto comentario acerca de algunos de mis artículos; literalmente me dijo que “no transmitas tanto pesimismo en tus columnas, seguro que siempre se puede hacer algo para reanimar al moribundo a pesar de todos los imbéciles que nos gobiernan y se pelean a nuestro alrededor”.

La frase me dejó pensativo, preocupado, pensando que posiblemente tenía razón y que mi optimismo patológico no estaba siendo capaz de trasmitirlo de forma adecuada. Siempre intento ser más de botella medio llena que de botella medio vacía; a lo largo de mi vida he tenido que afrontar con ánimo una dura situación de la que no habría podido salir durante tantos años sin ver siempre las cosas desde el lado positivo.

Pues esto mismo me pasa cuando pienso en la Sanidad, sus necesidades, el más que ansiado cambio y cómo podríamos hacer que nuestro Sistema Nacional de Salud siga siendo el pilar básico que sustente todo el peso de una sociedad basada en el estado de bienestar de sus ciudadanos. Todos somos conscientes de la necesidad de mejorar, que hay que actualizarlo, invertir lo necesario, admitir que debe ser una prioridad para los gobernantes, aunque también debemos entender que a pesar de todos los males y penurias, las indecentes listas de espera, falta de profesionales, barreras burocráticas, estructuras que en ocasiones están obsoletas, etc., cada vez que tenemos una enfermedad grave, ahí está nuestro maravilloso Sistema de Salud, dando apoyo y tratamiento, sacando adelante todas esas patologías que se nos presentan y que tanto nos pesan. Esto es ver medio llena la botella, con mucho optimismo y algo de imaginación, pero es que, si no se hace así, entras en un profundo estado de depresión y el desánimo no es nada bueno.

Ideemos un cabio desde la positividad, desde el fortalecimiento de los puntos fuertes, desde la esperanza. Tenemos un modelo sanitario que es envidiado por muchos países de nuestro entorno, que llama la atención y es admirado por esos turistas de países como Estados Unidos que, cuando tienen un problema de salud en España y se le soluciona sin hipotecarse para toda su vida, sencillamente se les atiende sin presentar previamente una tarjeta de crédito, se dan cuenta de la joya que tenemos. Pero es que, además, lo hacemos con unos profesionales de gran nivel, abnegados y muy bien formados, altamente capacitados para atender desde la patología más banal a la alta complejidad de un trasplante, por ejemplo. Por supuesto que todo es mejorable, faltaría más, pero tenemos un Sistema eficiente que presta un servicio de calidad, mejorable, pero con unos mínimos de calidad y seguridad más que contrastada.

Durante las varias décadas que tiene nuestro Sistema Sanitario, hemos visto el deterioro progresivo de las estructuras físicas, ya no podemos hablar de centros antiguos, tenemos más bien centros sanitarios viejos, obsoletos, muy deteriorados. Se necesita entender esto y que los gobiernos inviertan en una renovación organizada y programada de las mismas. Creo que es posible hacerlo si se quiere, este país tiene capacidad económica para ello, más cuando ahora se nos está regando de dinero procedente de la Unión Europea, que debería priorizarse en cuando al destino en función de las necesidades de los ciudadanos y no de los políticos.


"Es hora de unidad, es hora de exigir, es hora de entender lo que se necesita, de colaborar, de arrimar el hombro"



Los profesionales protestamos, nos quejamos, manifestamos, hacemos huelgas, todo con razones más que sobradas, pero seguimos sintiendo orgullo de pertenencia no solo a nuestra profesión, también a la Institución en la que se trabaja, nuestros respectivos Sistemas de Salud. Es hora de unidad, es hora de exigir, es hora de entender lo que se necesita, de colaborar, de arrimar el hombro, no contra nadie, más bien “a favor de”, de los pacientes, de los profesionales, de nuestro Sistema de Salud.

Como no puedo terminar sin poner un poco de picante a la cosa, acogiéndome a la combinación de la frase de Serrat y de ese gran profesional del que hablaba en la introducción, “hoy puede ser un gran día…a pesar de todos los imbéciles que nos gobiernan”. Por favor no vean en ese todos solo a los que unos consideran los “suyos” y los “otros”, todos es todos, por supuesto con muchos que serían notables excepciones que confirmarían la regla.