Por Juan Jorge González Armengol, presidente de la Sociedad de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes)
Hace unos días recibimos el apoyo mayoritario de nuestros socios y, desde entonces, desde la nueva Junta Directiva de la Sociedad de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) nos hemos puesto a trabajar, desde la responsabilidad de liderar la segunda Sociedad Científica en número de socios de España, y que representa al segundo colectivo de profesionales en número de nuestro país.
Llevamos mucho tiempo en esto pero, repasando estos días actas y archivos de la sociedad desde su constitución, en el año 1987, no deja de provocarnos admiración, respeto por el trabajo de todos estos años, y una aún mayor conciencia de la responsabilidad que nos han encomendado.
Específicamente dentro de la Sociedad, es espectacular el número sin fin de jornadas, simposios, reuniones, grupos de trabajo, comunicados, manuales, artículos, congresos, colaboraciones, documentos de consenso, la revista Emergencias, estrategias de acreditación, de seguridad, cursos….. En definitiva, lo lógico que surgió (surge) en el día a día a un importante, por numeroso, grupo de profesionales que sí trabajamos en esto, y que no fue (es) ajeno a su entorno: los pacientes. Porque todo ello nació (nace) del trabajo diario, continuo, con pacientes.
De cara al exterior, innumerables colaboraciones con otras sociedades científicas, Colegios profesionales, sociedades de Urgencias de fuera de España. Otros grupos profesionales, como bomberos, policías, voluntarios, protección civil, programas de divulgación y educación públicas. Reuniones con asociaciones de pacientes. Reuniones sucesivas con los diferentes grupos políticos, apoyos por parte de éstos, grupos de trabajo en los diferentes Ministerios, Sanidad, Educación, Defensa, Interior….con sus diferentes responsables. Colaboración activa en la elaboración de decretos, en comisiones parlamentarias. Es decir, lo lógico que surge de la inquietud de un numeroso grupo de profesionales, que sí trabajamos en esto, que confluyen en su interés con otros grupos, incluyendo a las diferentes Administraciones. Y su (nuestro) interés fue (es) dar la mejor atención posible a nuestros pacientes.
Todo esto es objetivo, historia viva, y es la consecuencia de una serie de condiciones necesarias. La primera es el altruismo. Un grupo de pocas personas, preocupadas honestamente por realizar mejor su trabajo, se fijan en lo que se hace en otros países en esta disciplina, y se proponen, casi desde la nada, construir una sociedad científica, de adscripción voluntaria, germen de la actual Semes. Implicó mucho esfuerzo, incluso económico, personal. Su espíritu de superación, que fue sumando voluntades, hizo que fuera creciendo año tras año, hasta llegar a hoy con casi 9000 voluntades, que seguimos en esto.
Al altruismo, la honestidad y ese espíritu de superación, hay que añadir la coherencia. Imprescindibles las cuatro para, año tras año, intentar aprender con su (nuestro) esfuerzo personal a tratar procesos que no les (nos) enseñaron, y de estudiar el doble de lo normal para poder responder eficazmente a múltiples y variados situaciones clínicas o procesos (cuerpo doctrinal), que pueden presentarse con información o sin ella.
Estamos hablando de lealtad a lo que aprendimos de nuestros mayores y a nuestros pacientes, y de disciplina y fidelidad para tratar de dar lo mejor de nosotros, desde la imposibilidad de realizarlo desde una formación reglada.
Estamos hablando de altruismo, pero también de ética, porque no lo hicieron (hacemos) ya por ellos (nosotros), sino por los futuros profesionales que se formarán, seguro, en Urgencias y Emergencias y que, trabajen en España o en otro País, estarán en condiciones de ser competitivos y de ser reconocidos en esta disciplina en un futuro.
Estamos hablando de valorar a la persona, por encima de una organización, y poner a ésta al servicio de la persona, atendiendo a la realidad social. Ya hemos contado que los Servicios de Urgencias y Emergencias se han ido desarrollando en todo el mundo desarrollado en el contexto del cambio del patrón epidemiológico, con cada vez más pacientes mayores con agudizaciones de una o mas enfermedades crónicas, y que hoy vemos aún más, y que irá en aumento. A veces, oímos juzgar el uso de nuestros servicios por estos pacientes, que aseguramos son buenos usuarios, por algunos representantes de lo que desconocen, y la conclusión es que quizá debemos reflexionar y profundizar más en valores y en espíritu. No recordamos que ninguno de nuestros maestros nos enseñara a realizar juicios a priori sobre la demanda de atención de un paciente. Eso no es medicina, está fuera de nuestro código deontológico, de nuestra ética. Nuestro trabajo no es sino dar una atención proporcionada, y colaborar en el uso racional del sistema desde criterios técnicos y profesionales. Y ha sido, es y será ir a las escuelas, para que en el futuro no tengamos que ver lo que por desgracia vemos a menudo: accidentes, intoxicaciones, agresiones, violaciones, infartos, etc…
Para ellos (nosotros) lo fácil hubiera sido (sería) mirar a otro lado, pero sabemos, porque lo trabajamos, porque estudiamos……que a veces hay que elegir el camino que parece menos fácil, en este caso directamente porque les importó (nos importa). Porque tuvieron (tenemos) valores. Y hemos sido y somos sensibles a la angustia y al sufrimiento, da igual la hora y el día.
Muchas actas, muchas reuniones, de todos estos años. Y hoy una realidad administrativa, laboral, social, docente, científica: las Urgencias y Emergencias. Falta lo que debería haber sido el comienzo, una formación reglada que, en el caso de los médicos, tiene un único nombre: Especialidad Primaria, ahora Troncal, de Medicina de Urgencias y Emergencias. En contra de esto escasas personas, algunas de ellas dentro del mundo profesional ajeno a nuestros Servicios (sic). Y por parte de otros, entre ellos parte de la Administración, se podría resumir en este caso como una lucha legítima contra la desidia: y nosotros somos de urgencias, la desidia no tiene encaje en nuestro trabajo, no nos la podemos permitir.
Un par o tres ya de generaciones en Urgencias y Emergencias, o sea, en Semes. Ellos eran y son nosotros, nosotros somos ellos, y los que vengan serán ellos y nosotros. Aquí estamos ahora. Tranquilos. Sabremos estar a la altura.