El pasado día 9 de noviembre, todo el mundo celebraba que 25 años atrás se derribaba, finalmente, el muro de Berlín, abriendo las puertas de un futuro prometedor para Alemania, para Europa y, en definitiva, para todo el mundo. Son muchas las cosas que han sucedido a lo largo de estos 25 años de “libertad” en todas las áreas de la vida, y la Medicina también merece ser recordada por todos, porque gracias al desarrollo de la investigación biomédica hoy podemos vivir más años y con una mejor calidad de vida.
Hace 25 años, hablar de cáncer o de sida era sinónimo de muerte, cuando hoy en un gran porcentaje de personas hemos conseguido que se hayan convertido en enfermedades crónicas y, en muchas ocasiones, incluso curables definitivamente. El desarrollo de nuevos antibióticos, de estatinas, de los inhibidores de la enzima conversona de la angiotensina, de los hipoglucemiantes, los anticoagulantes y los quimioterápicos han constituido uno de los elementos fundamentales en la disminución de la mortalidad en general y de la infantil en particular. La cirugía, cada vez más especializada y menos invasiva, unida a las técnicas diagnosticas de imagen, que además son terapéuticas como la endoscopia digestiva alta o la colonoscopia, han hecho posible que hoy hablemos de diagnóstico precoz, supervivencia y calidad de vida. En este sentido, la moderna tecnología y la informática aplicadas al diagnóstico por imagen (con la mamografía, la ecografía, el TAC y la RMN, técnicas que cada día nos ofrecen mayores posibilidades diagnósticas) hacen mucho más fácil llegar a ofrecer a los pacientes una terapia cada vez más personalizada.
La mortalidad por enfermedades cardiovasculares ha disminuido de forma muy significativa gracias al rápido y eficaz desarrollo de técnicas como la angioplastia o el bypass, al tiempo que por la investigación de la industria farmacéutica, que cada vez nos ofrece mejores y más eficaces medicamentos.
La úlcera péptica ya no tiene como primera indicación la cirugía gracias a los inhibidores de la bomba de protones y a los antagonistas de los receptores H2, lo que ha hecho que la especialidad en Medicina y cirugía digestiva haya cambiado totalmente su horizonte y su futuro.
A todos estos avances conseguidos en los últimos 25 años hemos de unir el desarrollo de la comunicación en general y de los medios de comunicación social en particular, que en innumerables ocasiones nos pueden ayudar a que nuestros mensajes de salud y de prevención puedan llegar a la población general, gracias a Internet, la telefonía móvil y la informática.
Y el descubrimiento del genoma a principios de este siglo ha hecho posible, sin duda alguna, que hoy podamos hablar de una medicina personalizada, que más que un deseo ya está siendo una verdadera realidad, sobre todo en el campo de la oncología y las enfermedades genéticas.
También el Dr. Google se ha introducido de una forma tan importante en la vida de los ciudadanos en estos últimos 25 años, que una gran mayoría de pacientes consulta sobre cualquier problema en Internet antes de acudir a su médico, o incluso tratan de corregir su diagnóstico y su tratamiento, porque “lo dicen en Internet”, o “porque lo he encontrado en Google”.
El Dr. House, desde la ficción televisiva, nos ha de hacer reflexionar sobre el modelo médico que representa: científico, clínico, riguroso… pero falto de “tacto” y de “humanización”. Y es que a pesar de tantos avances conseguidos en la Medicina como ciencia y no solo como disciplina, todavía seguimos sin un entrenamiento en comunicación eficaz en los distintos estudios de grado en el área de la salud, lo que hace que nuestro ejercicio profesional, el de todos los que nos dedicamos de uno u otro modo a la Medicina como ciencia, se vea todavía dificultado en muchos aspectos, como la credibilidad, la imagen social, el cumplimiento terapéutico y el consentimiento informado.
En 1989, cuando se conseguía derribar el muro de Berlín, un hombre podía vivir una media de 73 años, mientras que la mujer, siempre más afortunada en este sentido, llegaba a vivir hasta los 79 años. Hoy, 25 años después, en España la media de vida para un hombre esta cifrada en los 79-80 años, y una mujer tiene una esperanza de vida que supera incluso los 85 años. Ahora solo nos queda trabajar todos en equipo multi e interdisciplinar para conseguir no solo llegar a vivir más años, sino a disfrutar de ellos con una mejor calidad de vida en todos los sentidos.