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2 abr. 2013 20:15H
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Por Enrique Llobell, presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia

 

Recientemente se publicó en toda la prensa nacional la noticia de un dentista de Zaragoza, que arrancó los dientes a una paciente que no le quería pagar.

Esta noticia ha generado todo tipo de comentarios en los nuevos sistemas de comunicación. No conozco al dentista ni a la paciente, por lo que voy a dar mi opinión, una más, a la espera de que el asunto sea resuelto judicialmente.

Leo que, entre gritos y sollozos, la pobre mujer se fue a la policía y ésta metió al dentista en el calabozo. Vaya como está la profesión.  He intentado ponerme en contacto con el dentista de Zaragoza, pero me ha sido imposible, ha cerrado su consulta. Imposible también comunicar con la paciente. Leída la noticia, justo al final del todo, donde ya nadie llega, pone que la paciente acudió a puertas de urgencias, enviada presumiblemente por la policía, y el informe médico dice que no hay lesiones. Qué curioso. Le arrancaron los dientes  y no hay lesiones.

En otro punto de la noticia dice que la paciente es la madre de una empleada del doctor. Vaya por Dios. Al parecer, hubo un acuerdo económico por un precio muy inferior al habitual. Al negarse la paciente a abonar la prótesis, según ella mal presupuestada, el dentista optó por retirarla, desatornillándola o descementándola, después de convencer a la paciente de que iba a ajustarla mejor. No le hizo ningún daño, eso es evidente, pero ella se sintió engañada al verse sin dientes, y abandonó la consulta entre gritos. Acudió a la policía, que la envió a por el informe médico de urgencias. Qué fácil resulta realizar todas estas maniobras cuando conoces los entresijos de una clínica dental, porque allí trabaja tu hija.

Estas prácticas son habituales en otras profesiones, y se las conoce como engaño, timo o estafa. Ahora empiezan a llegar a profesiones como la odontología, profesiones sanitarias que se empiezan a confundir con simples comercios por culpa un poco de todos.

Las nuevas formas de practicar la odontología, con franquicias donde trabajan falsos dentistas, y con tantos intrusos, están cambiando la forma de entender la profesión. Desgraciadamente, esto sólo pasa en España, porque esas franquicias no funcionan en el resto de Europa, donde tampoco trabajan los intrusos. Aquí, si. Y vemos profesionales destrozados, como este joven que tendrá que esperar el resultado de un juicio que tardará mucho tiempo en resolverse.

Mientras tanto los actuales medios de comunicación no especializados propician informaciones y debates que no benefician en nada a la profesión ya que generan una gran desconfianza por parte de los ciudadanos.


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