Asumir la dirección científica del primer instituto de investigación sanitaria de Madrid significa, irremediablemente, un reto con mayúsculas. La nave está construida, el equipo humano existe y las expectativas han sido creadas. Ahora falta pulir la proa, engrasar los recursos y lograr la velocidad de crucero que todos esperan. Para ello, muchos son los factores que se deben cohesionar y, probablemente, no sea tarea de pocas neuronas.
El Instituto de Investigación Sanitaria del hospital universitario La Paz (IdiPAZ) aúna científicos de corte básico-traslacional con los más puros investigadores clínicos; nuestros proyectos van desde la búsqueda de mejoras en la práctica clínica diaria hasta los más avanzados conceptos en inmunidad innata. Cada día se avanza de igual manera tanto en ensayos clínicos como en experimentos que serán base de la clínica del futuro. Por todo ello, el primer reto inmediato será armonizar cada una de estas líneas de trabajo con la mira puesta en la salud del ciudadano.
Es importante reconocer que el científico de pipeta y el investigador de paciente hablan de lo mismo, aunque desde perspectivas diferentes. Pero nada de esto se consigue sin una adecuada financiación y estabilidad de nuestro personal. En los momentos actuales hablar de dinero parece estar proscrito, pero es necesario. Se nos impone la necesidad de hacer entender a quienes poseen recursos que el futuro depende, en gran medida, de lo que se haga hoy en los centros de investigación.
Evidentemente, la competencia por los recursos públicos seguirá siendo prioridad en nuestra institución, mas no olvidaremos hacer un trabajo concienciado de divulgación de la actividad científica y su utilidad con el objetivo de atraer al capital privado. En este sentido, ya somos pioneros en la comunidad con la creación de empresas spin-off, que permitirán explotar las patentes que se licencien bajo nuestra égida.
Y es tan sólo el principio de una estrategia que nos permitirá fortalecer las estructuras actuales y crear nuevas que sustenten la transferibilidad del conocimiento generado en los laboratorios. Otra cuestión a la que prestaremos gran atención será la creación de alianzas.
La cercanía física con la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y su inclusión dentro del instituto es un punto que merece solidificarse más allá del papel. Pero también está la cooperación activa con nuestros similares dentro de la Comunidad. En este sentido, ya es una realidad el intercambio sostenido de actividades científico-docentes entre nosotros, el IIS del Hospital La Princesa y el ISS-FJD de la Fundación Jiménez Díaz.
En otra cuerda, también constituye un desafío la internacionalización del IdiPAZ. En la sociedad actual, la proyección globalizada es un factor que cuenta en gran medida para el éxito de cualquier actividad, la ciencia no está excluida de ello. En nuestra agenda ocupa un lugar importante lograr asociaciones estratégicas con centros de investigaciones europeos e iberoamericanos, que nos permita posicionarnos en la geografía científica mundial.
Todo ello con la mirada en un punto alto. El IdiPAZ tiene potencial real para situarse en la cima de la investigación europea, el primer desafío será abandonar definitivamente la sensación de pérdida y empezar por creernos de lo que somos capaces. Es esto quizá el reto más difícil. Sin embargo, ¿qué sería la vida sin metas elevadas?