El 21 de noviembre pasado tomaba posesión la nueva ministra de Sanidad, la Dra.
Mónica García. Han pasado algo más de
50 días, un tiempo muy insuficiente para evaluar resultados, pero no tanto para
conocer líneas programáticas y estratégicas y prioridades de acción. Hasta hoy, la renovación parcial del equipo del ministerio y los problemas urgentes (infecciones víricas invernales, vacunación, mascarillas y saturación asistencial) han monopolizado las actuaciones ministeriales.
Las primeras palabras de la ministra fueron para asegurar “como sus grandes retos la
salud mental, la atención primaria, la universalidad y cuidar de profesionales y pacientes, además de atender siempre el criterio de la ciencia". Unas declaraciones consonantes con su trayectoria política previa, así como con la de su flamante secretario de estado y con la del recientemente nombrado director general de salud pública.
La llegada de este nuevo equipo ministerial (en el que aún es posible y hasta conveniente introducir algunos otros cambios) ha despertado, al menos entre los sectores sociales y profesionales progresistas,
grandes expectativas sobre el impulso renovador que necesita cada vez con mayor urgencia un sistema sanitario que padece importantes problemas cuyo abordaje ha venido siendo aplazado e ignorado desde hace ya más de 15 años por gobiernos y responsables ministeriales de uno y otro signo ideológico. Son legión los informes sobre estos problemas así como los estudios y propuestas de soluciones y su volumen llenaría las mesas y estanterías de varios despachos oficiales. No se trata, por tanto, de seguir centrados exclusivamente en la reflexión y el análisis;
es imperioso pasar a la fase de diseño e implementación de las acciones estratégicas y operativas que posibiliten su solución.
Es cierto, como decía al principio, que ha pasado poco tiempo pero no me parece impertinente ni inoportuno insistir en la necesidad de disponer lo antes posible de esas líneas programáticas viables de acción y
adecuadamente priorizadas y ubicadas en el calendario temporal de la legislatura. Hay que evitar que, como ha venido sucediendo hasta ahora, los árboles no nos dejen ver el bosque y que la atención obligada de lo cotidiano y urgente (que por cierto suele ser competencia de las comunidades autónomas) ocupe todos los espacios e impida el desarrollo de las actuaciones estratégicas.
"Los profesionales del sistema sanitario necesitan imperiosamente recibir impulsos positivos con relación al futuro de nuestra sanidad"
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Puede ser interesante que los actuales responsables ministeriales valoren la conveniencia de
crear un ámbito o grupo específico dedicado al diseño de estas actuaciones estratégicas, con un encargo de trabajo continuado a corto y medio plazo. Una iniciativa de este tipo, a la que se podrían incorporar expertos del campo profesional, podría ser útil para ir construyendo consensos de acción que faciliten la viabilidad de las propuestas.
En este sentido también es importante insistir en la necesidad de
dibujar con la mayor precisión posible los periodos de transición que permitan caminar desde la situación actual a la que se pretende alcanzar, sin ocasionar disrupciones imposibles en el funcionamiento cotidiano de instituciones, centros y servicios del sistema.
La ciudadanía y, muy importante,
los profesionales del sistema sanitario necesitan imperiosamente recibir impulsos positivos con relación al futuro de nuestra sanidad y, en un contexto más amplio, al de las políticas de salud. Es preciso alimentar juiciosamente la esperanza en la solución de los problemas y no seguir dejando que campen por sus respetos el desánimo y el burnout.
En contraposición a aquellos que aseguran que el Ministerio de Sanidad no tiene prácticamente competencias y, por tanto, posibilidades de actuación, pienso que
sí las tiene y son esenciales en los terrenos legislativo y de coordinación estratégica y que es en estos ámbitos en los que, sin tardanza, debe empezar a actuar, eso sí, valorando siempre cuidadosamente la cantidad y calidad de los apoyos políticos parlamentarios, sectoriales y profesionales con los que se cuenta.