La Revista

El Instituto Oncohealth combina un modelo integrado de profesionales sanitarios, pionero en el tratamiento del cáncer

Oncohealth, o cuando es el médico quien va al encuentro del paciente


2 dic. 2017 20:00H
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POR REDACCIÓN
Los despachos del Instituto Oncohealth se concentran en un pasillo acristalado de la Fundación Jiménez Díaz. Los pacientes que allí acuden tratan con sus oncólogos en los despachos situados a la izquierda según se entra. Lo que les sorprende es que solo tienen que cruzar el pasillo para encontrarse con cirujanos, radioterapeutas y demás profesionales que conforman esta iniciativa pionera en España.

No se trata solamente de evitar ir de un lado al otro del hospital. Oncohealth reúne a cuatro hospitales madrileños que agrupan un área de un millón de habitantes: Además de la Fundación Jiménez Díaz están el General de Villalba, el Rey Juan Carlos en Móstoles y el Infanta Elena en Valdemoro. No importa por cuál de ellos accede el paciente, los profesionales de Oncohealth trabajan conjuntamente y los especialistas se desplazan allá donde se les necesite.

“El objetivo que buscamos tiene dos sentidos: por una parte, poner juntos a todos los especialistas que tienen que aportar algo al paciente oncológico”, afirma Jesús García-Foncillas, jefe del Servicio de Oncología Médica de la Jiménez Díaz y director del Instituto Oncohealth. “Por otra parte, buscamos acercar la investigación básica a la clínica, lo que se traduce en poder aportar los descubrimientos del laboratorio a pacientes concretos: los modelos de laboratorio que estudiamos se basan en tumores reales de pacientes que tratamos en nuestro instituto”.

Las muestra de tumor obtenidas con biopsias y cirugías se llevan al laboratorio para ser analizadas y cultivadas, en ratones, para conocer cómo evoluciona el tumor “y extraer conclusiones que nos sirvan para determinar el mejor tratamiento para los pacientes”, explica García-Foncillas.

Damián García Olmo y Jesús García-Foncillas, en las instalaciones de Oncohealth.

Oncohealth cuenta además con la colaboración de la Universidad de Texas y de la Autónoma de Madrid, y dispone de una unidad de ensayos clínicos en fase I, con proyectos que permiten involucrar a los pacientes en estudios de fases más tardías. Este tipo de modelo integrado de asistencia solo existe en centros de Estados Unidos como el Memorial Sloan Kettering de Nueva York o el Dana Farber de Boston, y en Europa en el Instituto de Cáncer de Bruselas. “Es un modelo que busca que, desde la investigación a la clínica, las distintas especialidades que convergen en el paciente oncológico puedan aportar como equipo. Lo cual implica que todos nosotros –cirujanos, oncólogos, patólogos, radiólogos…– hagamos una puesta en común”.

Así, cada día de la semana empieza con una reunión por videoconferencia donde los distintos especialistas, desde los cuatro hospitales, revisan los casos conjuntamente y deciden el mejor itinerario para el paciente. “En muchas situaciones empezamos con cirugía, luego otro tratamiento, luego otra cirugía, una fase de investigación…” El tratamiento se individualiza desde el principio.

Superespecialización
PROFESIONALES EMPÁTICOS

Damián García Olmo, el jefe de Cirugía de la Fundación Jiménez Díaz, está contento de haber podido elegir a todo su equipo. No solo por pericia profesional: “He podido decidir, al margen de baremos, por profesionales empáticos”. No se trata de algo banal: “Son equipos que conviven tantas horas y tienen tanta relación que tiene que ser empáticos los unos con los otros. Este es el gran cambio: como jefe en otros centros, solo podía organizar el grupo que me venía dado. En esta ocasión, he tenido la oportunidad de construir grupos con características empáticas”.

Otro aspecto que destaca el jefe de los cirujanos es la completa dotación de tecnologías de imagen y radiodiagnóstico de que disponen en Oncohealth. “No echo de menos nada, desde el punto de vista técnico, de lo que veo viajando y en los congresos”.

Aquí es donde entra la siguiente fase: la superespecialización. La reunión de cada día de la semana está enfocada a un tipo de tumor concreto: los lunes, esófago; los martes, mama, etc. “Hemos hecho grupos que se dedican específicamente a un proceso”, informa el jefe del Servicio de Cirugía, Damián García Olmo, “con lo cual hemos tenido resultados extraordinarios: las complicaciones en el post-operatorio son menores y los problemas a largo plazo también”.

El cirujano pone un ejemplo: “En cáncer de esófago no suele haber cirujanos entrenados, en un hospital mediano puede haber uno o dos casos al año, y aquí los concentramos todos en un solo grupo”. Los resultados, tras cerca de un lustro de funcionamiento y a la espera de una revisión independiente, son excelentes, hasta el punto que “se acercan a los grandes centros norteamericanos”.

García Olmo apunta a la importancia del modelo integrado en este aspecto. “Uno cree que solo mejoran los resultados del cáncer con fármacos o tecnología, pero a través de los cambios organizativos hemos conseguido mejorar resultados medibles como supervivencia y calidad de vida”. El jefe de Oncología Médica, Jesús García-Foncillas, es consciente de que este cambio organizativo “implica un cambio de mentalidad. Alguno solo ve su área y no la globalidad del proceso, y no se trata de algo de la edad: lo he tenido que explicar a personas jóvenes, pero este sistema tiene incontestables beneficios a corto, medio y largo plazo”.

García-Foncillas continúa: “Hemos cambiado las agendas y los días de trabajo a los especialistas de varias disciplinas para que vengan aquí a trabajar juntos. Ese esfuerzo es muy importante”. Y García Olmo, el jefe de Cirugía, apostilla: “Preferimos que se mueva el médico a que se mueva el paciente. Si la primera revolución fue la de la superespecialización, ahora es tratar al enfermo en su ambiente. En un momento de sufrimiento no vas a sacar al enfermo de allí, los médicos se trasladan al lugar donde está el enfermo”.

No solo eso: el informe de cada reunión lo recibe el paciente al finalizar. Todo queda registrado en la historia electrónica. “Cuando termina la sesión y se levanta acta con la decisión tomada, se incorpora a la historia en tiempo real, ¡pensábamos que no se podía hacer!, y luego se discute con el paciente la decisión y los plazos con su médico de referencia en su hospital”, explica el cirujano.

En los pasillos de Oncohealth no figuran los nombres de las diferentes especialidades, todas las puertas acristaladas son iguales. Los pacientes que entren por una de ellas esta mañana tendrán a todo el equipo disponible, sin moverse de allí. Es el hospital el que acudirá a su llamada.

PROFESIONALES EMPÁTICOS
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