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Fernando Rivas, vocal nacional de la OMC, muestra las "ventajas e incoventientes" de los países más solicitados

MIR en el extranjero: especialización médica alrededor del mundo


14 may. 2016 20:00H
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Un joven médico empaqueta sus pertenencias. Está decidido: hará la residencia en el extranjero. Miles de profesionales pasan por este periodo formativo con el objetivo de convertirse en especialista. Lo particular en el caso de aquellos que optan por hacerlo lejos de las fronteras españolas es que, además de los retos de cada día, también deberán saber sobrellevar la distancia con el hogar, el dominio de otra lengua  y la aclimatación a las nuevas costumbres sociales y profesionales del entorno. Una experiencia que pone a prueba no solo las capacidades asistenciales de los facultativos, sino también la fortaleza de su espíritu.

No hay un destino perfecto. A pesar de que Reino Unido aparezca como la opción más recomendada para continuar con la formación sanitaria especializada, también están en la mesa otras posibilidades como Estados Unidos o destinos nórdicos como Finlandia, Suecia o Dinamarca. La clave para no equivocarse, por tanto, radica en “abrir la mente y buscar la oportunidad que ofrece cada lugar”, explica Fernando Rivas, vocal nacional de Médicos en Empleo Precario de la Organización Médica Colegial (OMC) quien destaca, a su vez, que todos ellos, al igual que España, cuentan con sus “ventajas e inconvenientes”.

Fernando Rivas, vocal nacional de Empleo Precario en la OMC.

“Plantearse la residencia en el extranjero como un chollo es equivalente al fracaso; hay que tomar en cuenta, y con tiempo, muchas consideraciones prácticas”, apunta Rivas. Entre ellas destaca un alto nivel del idioma extranjero,  así como preparación de la documentación pertinente y conocimiento en profundidad del modelo de formación sanitaria especializada al que se está postulando el médico. En este sentido, el candidato debe optar por alguno de los tres grandes grupos existentes, como es el de una prueba única (similar a España y usada en Portugal, Francia e Italia), el de contrato laboral en formación (Reino Unido, países nórdicos y mayoría de naciones de la Unión Europea) y de acuerdo mutuo (propio de Estados Unidos).

No obstante, también debe tomar en consideración que cada país tiene sus requisitos. En la evaluación única, por ejemplo, ninguna es similar entre sí. Mientras que en Portugal se emplea un modelo tipo test donde se evalúan cinco áreas de Medicina, en Francia se aboga por un examen de desarrollo que dura más de un día. En Italia, donde no hay una prueba nacional, el departamento de cada hospital realiza su propia evaluación por cada una de las especialidades. Unas diferencias que también están presentes en los otros modelos de acceso a la residencia.

Conocer es poder

Con el objetivo de facilitar el continuo formativo, el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) está actualizando un material informativo destinado a los alumnos que están pensando en cursar su residencia en el extranjero. A través de breves folletos, la Comisión de Residencia y Profesión aporta los datos relacionados con el destino, modelo de formación especializada sanitaria, requisitos necesarios y enlaces de interés para encontrar más información o dar inicio a la tramitación del proceso.

De esta manera, queda evidenciado que, lejos de ser una tendencia anecdótica, son muchos los profesionales que se plantean completar sus conocimientos fuera de las fronteras. A pesar de que no hay datos específicos de cuántos médicos emigran para realizar la residencia, el vocal nacional de Médicos en Empleo Precario de la OMC estima que la cantidad aumentará durante los próximos años. “Al desajuste entre los númerus clausus y las plazas MIR se ha sumado que los residentes que saldrán al mercado laboral tendrán muchas dificultades para encontrar un puesto de trabajo estable y con las condiciones básicas”, apunta.
elección de destino
La actual situación europea hace difícil encontrar el destino perfecto para cursar la residencia en el extranjero. Reino Unido, una de las opciones más demandadas, ha visto menguado su atractivo por la reciente huelga de los residentes por el endurecimiento de las condiciones laborales. Portugal, que generó mucho interés antaño, se ha ido apagando por la crisis económica que atraviesa el país luso. Mientras, Italia cuenta  con el ‘handicap’ de la necesidad de contactos para lograr una plaza de especialidad, algo muy criticado; y en Estados Unidos se piden unos requisitos mínimos difíciles de alcanzar, entre otros, un total de cinco publicaciones en medios de impacto.


La investigación como señuelo

El desajuste del que habla Rivas ha generado que, en la actual convocatoria de acceso a plazas de formación especializada sanitaria, se hayan presentado un total de 12.427 aspirantes para un total de 6.098 plazas ofertadas. En este sentido, solo el 47,23 por ciento de los candidatos que se han presentado han obtenido una. Un alto porcentaje de quienes se han quedado fuera esperarán hasta el próximo año para volver a intentarlo, pero otros se buscarán un nuevo destino en el extranjero, y no solo por cursar una especialización.

La alta reputación internacional de algunos centros de investigación es un estímulo para muchos jóvenes médicos que anhelan hacerse un hueco en los grandes descubrimientos de la ciencia, por lo que abogan por incorporarse en los sistemas donde la investigación ha alcanzado su máximo exponente. En este sentido, la carencia de recursos vivida en los últimos años y que aún afecta a algunas disciplinas también puede ser un detonante para que los médicos hagan su maleta y decidan empezar de cero en otro destino.

Las oportunidades y condiciones laborales que ofrecen otros países son otros aspectos a valorar por quienes optan por una residencia en el extranjero. Según indican los expertos, existe una tasa muy baja de retorno entre los sanitarios que se especializan en otras naciones, tanto por el sacrificio personal, académico y profesional que requiere, así como por los beneficios que encuentran, una vez adaptados al nuevo país, para seguir desarrollándose como profesional sanitario.

La aceptación laboral, sin embargo, no se limita al mercado extranjero. A pesar de que el Sistema Nacional de Salud (SNS) está diseñado para dar prioridad al continuo formativo, no excluye a quienes han optado por realizar su especialidad en el exterior y vuelven con un conocimiento del mismo nivel o superior, así como con el dominio de una nueva lengua y una práctica clínica diferente a la española. En este sentido, las puertas están siempre abiertas para aquellos que deciden volver, ya sea en el sector público y, evidentemente, en el privado.

La pasión por la Medicina desconoce de fronteras. Los aprendizajes científicos están cada vez más globalizados, por lo que cursar la residencia en el extranjero puede ser una experiencia que, aunque pueda estar impulsada por las limitaciones de acceso al MIR, también tiene su propio atractivo por la superación profesional y personal, así como por los beneficios laborales y de investigación que ofrece. Cada año, un futuro residente hace la maleta y, en su interior, germina una nueva historia que le hará viajar por todo el mundo.
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